jueves, 27 de septiembre de 2012

Introducción


Introducción

Con inmensa satisfacción vimos nacer, vimos imprimir “Doctrina y Militancia” que intenta humildemente ser un gesto de gratitud y de amor insobornable hacia quienes nos dieron todo de sí y marcaron a fuego cada uno de nuestros pasos. Desde nuestra apasionada y temprana juventud, a la clara firmeza de esta inquieta actualidad, Juan Domingo Perón y Eva Perón, fueron y seguirán siendo para nosotros ese gesto de comprensión y calidez, de estímulo y de pasión que cada militante guarda como un tesoro en lo más profundo de su corazón.
Honramos su memoria pero no desde el pasado sino desde el vigor y la vigencia de sus grandes ideales. Buscamos también honrar la memoria de nuestros héroes y mártires quienes con su contundente ejemplo nos muestran que el peronismo no se declama sino que se realiza cueste lo que cueste.
Hoy, como un paso más, respiramos con serenas expectativas “Mística para un destino”, que, como “Doctrina y Militancia”, tiene que ver con un sueño, con un ideal, con la concreción de ideas volcadas al papel que intentan transmitir gratitud y compromiso a los caídos por la causa del Movimiento Nacional Justicialista. Simplemente queremos dar testimonio de un Peronismo que ésta vivo, de un ideal Justicialista que consideramos vigente. Quisimos también marcar con testimonios la profunda convicción de que el peronismo es el camino, es la herramienta popular, la única, para el logro de los objetivos de justicia y de grandeza. Esta fue la idea motivadora que nos impulsó, y también porqué no decirlo, ante tanta mediocridad manejada o tanta confusión adrede expresada y manipulada por los grandes medios de comunicación.
Muy pocas calles de nuestro país llevan el nombre de Juan Manuel de Rosas, por ejemplo, de Lucio Mansilla, el General que capitaneó La Vuelta de Obligado, que herido por el fuego enemigo dio todo de sí por la victoria Argentina junto a una gran cantidad de héroes, de paisanos, que cargaron contra la flota anglo-francesa.¡Que vigencia la de este combate! Porque luego, con el pasar de los años, estalla la guerra de Malvinas donde una vez más Argentina combate para intentar recuperar parte del territorio usurpado por gran Bretaña. Estos héroes Argentinos, los que con sus vidas nos otorgaron cada metro del territorio donde en la actualidad ondea nuestra bandera con dignidad, no tienen quizá el reconocimiento que merecen dado la envergadura de su entrega. Ellos también son la savia de la que se nutre el Movimiento Nacional Justicialista.
Tuvimos el anhelo, tuvimos la ilusión de que a través de “Doctrina y Militancia” lleguemos a nuestros compañeros de camino, y, sobre todas las cosas, tuvimos el profundo anhelo, la profunda ilusión de dejar un testimonio para los que algún día alcen las banderas que heredamos de nuestros mayores y con la ansiada victoria como realidad continúen leales al Pueblo, a la Patria, a Perón y a Evita. Quisimos dejar un testimonio de nuestras convicciones desde nuestra cotidianidad, convencidos que el peronismo es el principio, el desarrollo y la solución de los graves problemas que asolan la vida y el futuro de los argentinos. Tenemos una doctrina resueltamente humanista, concreta, que manifiesta tanta verdad que conociéndola encontraremos en ella las soluciones para nuestra República, para nuestra sociedad. Amarla acrecentará el sentimiento de Argentinidad y la Gloria de nuestra Patria.
No es momento de cuestionamientos. No hay tiempo para preguntar si tal o cual cosa es verdad o no. Al contrario, es momento de hacer, de actuar, de protagonizar. La vida no espera. Nadie puede bajarse de la tierra, nadie puede hacer un paréntesis y detener la historia, nadie puede quedar en suspensión inanimada esperando que la verdad revelada se haga presente en un cómodo sillón de living. Hay que salir a buscar la gloria, hay que conquistar el triunfo, salir con fe a transitar el camino trazado por el Movimiento Nacional Justicialista. No concebimos otro camino. Es una proyección de las ideas federales de Juan Manuel de Rosas, que a su vez también fue proyección del sentimiento de la Patria grande y libre que concibió el general José de San Martín. Por eso reafirmamos una vez más nuestra línea histórica San Martín, Rosas, Perón.
Con este trabajo, también ambicioso desde el punto de vista de la ilusión y de los ideales, tratamos de profundizar y de decir que a través de potenciar nuestras pautas culturales, íntimas y verdaderas, podemos llegar a concretar la Argentina grande que nuestros héroes y nuestros mártires soñaron.
No tenemos que dialogar indefinidamente, tenemos que concretar, consumar, tal como lo hicieron todos aquellos que venciendo las dificultades, trascendiendo las circunstancias adversas, construyeron sus propios destinos. Muchos de estos actores de la realidad no serán quizá tapa de revistas, ni habrá para ellos nota alguna en los canales de televisión pero por su entrega, por la envergadura de su sacrificio serán también, junto a nuestros héroes y mártires la sustancia y la esencia de nuestra Argentinidad.
Quienes recorran las zonas rurales del interior de nuestro país podrán comprobar que tan vigente están las pautas culturales de la Argentinidad. En cambio pareciera ser que esta disyuntiva, esta vieja antinomia de unitarios contra federales está presente, hoy más que nunca en las grandes urbes, en las grandes concentraciones poblacionales, donde reina el imperio de la estupidez y del shopping, que parecen ser una fuerte y permanente cachetada a nuestra identidad.
En cambio, en el interior, aquella pausa del medio día, aquel tomarse el tiempo para estrechar la mano del vecino, el saber hijo o nieto de quién es, donde la honestidad de la persona es aún un cheque en blanco para el que no se necesitan avales bancarios o tarjetas de créditos, donde todavía “fían” un bien material con un apretón de mano como única garantía, implica que una tabla de valores, un perfil permanecen todavía inalterables sin la contaminación de la modernidad.
Si la humanidad, no solo la Argentina, quiere retomar el camino de la armonía debe volver a la simpleza. Esto implica cambiar hábitos alimenticios, implica desacelerar el vértigo informativo, implica darle a cada cosa el valor que tiene. La super-abundancia de información nos ha animalizado, nos ha quitado la capacidad de poder profundizar el valor de una sola vida, el valor de un momento, de una alegría o de una angustia. La información debe tener una finalidad, tiene que promover el desarrollo humano, el desarrollo de valores que eleven nuestras condición y nuestra capacidad de vida.
El desmesurado caudal de información, como si fuera un hecho morboso y banal del mundo cosmopolita, le pega duro a las raíces de cada uno de los pueblos y nos sumerge en un vértigo donde nos animaliza, donde nos llena de indiferencia por el otro. La apuesta es abrazar lo universal desde el seno de nuestras propias raíces, desde la plena conciencia de quiénes somos y hacia dónde vamos. Tenemos que ser conscientes que debemos efectuar una apuesta muy grande a la realización, una apuesta muy grande al hecho positivo, al hecho que motive el desarrollo de nuestros valores para apostar esencialmente a la fe, a la organización expresada a través de la disciplina y el trabajo.
Tanto en nuestro primer trabajo, “Doctrina y Militancia” como en el actual “Mística para un destino” de ninguna manera intentamos expresar conceptos intelectuales novedosos. Más bien estamos anclados en algo si se quiere mucho más ambicioso que es despertar a ese gigante dormido que todo argentino tiene adentro evocando los conmovedores ejemplos de los héroes de nuestro Movimiento y de nuestra Nación. Pensamos en “Mística para un destino” y compartir emocionados ni más ni menos que un compromiso de vida ante los ataques que intentan impedir la concreción de los ideales que como pueblo poseemos. Partimos del desafío de construir un mundo mejor, una patria donde reine la solidaridad, la justicia social y los más altos valores, los más altos ideales del hombre. Lo vamos a hacer sin vacilaciones, desde el compromiso militante.
“Mística para un destino” es una inclinación respetuosa ante quienes todo lo dieron por la gloria del Movimiento. Insistimos, en “Mística para un destino”, pretendemos simplemente sumergirnos cada vez más en la gran causa, la causa del Movimiento Nacional Justicialista bajo la conducción eterna de Perón y de Evita, líderes amados de una epopeya que exige una página más.

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