jueves, 27 de septiembre de 2012

Capitulo 9 - Objetivos e Ideales: Hacer no Decir


Objetivos e Ideales: su Construcción

Estamos convencidos de que debemos generar en nuestra sociedad ideas-fuerza para construir objetivos. Repetimos: ideas-fuerza, para instaurar ideales, propósitos sociales, objetivos de grandeza para nuestra nación, objetivos de solidaridad y de fraternidad para con nuestro pueblo. Pero el concepto es generar ideas-fuerza movilizadoras, ideas-fuerza que nos motiven a la acción, que nos impulsen a plasmar en la realidad nuestros mejores sueños. Pero, para que esto sea así, tenemos que ejercer una acción docente, comunal muy fuerte.
Para esto es imprescindible apuntar, poner el acento especialmente en los jóvenes; ¿por qué decimos muy especialmente en los jóvenes?. Porque el pasaje del tiempo va a depositar en nuestros jóvenes la responsabilidad total y absoluta de construir los destinos de nuestra Patria. Para esto necesitamos ejercer una labor a largo plazo.
Somos conscientes que los cambios y las revoluciones que soñamos pueden generarse y buscar todavía su destino. Para que esto sea así tenemos que trabajar en reafirmar, en despertar, en develar, en descubrir, en volver a instaurar los propósitos de la revolución nacional justicialista en nuestra sociedad. Necesitamos trabajar sobre cuáles son los objetivos, los ideales doctrinarios que el Peronismo, ha dejado para las generaciones venideras. Está, para nosotros, y no es objeto de ninguna discusión, claramente expuesto en nuestra doctrina nacional, popular, humanista y cristiana como es la Doctrina Justicialista.
Cuando una persona se levanta y comienza su jornada sin un propósito muy claro, sin un objetivo lo suficientemente fuerte como para despertar las ansias ocultas del desarrollo potencial, el deseo oculto, el deseo manifiesto de cumplir con un objetivo, ésta persona está expuesta a pasar un día, no muy lúcido, no muy acertado ni muy afortunado.
Estamos convencidos que cuando una persona sale hacia afuera, hacia la vida y lo hace con objetivos sinceros, movilizadores, sus pasos son más seguros, sus acciones están dirigidas por una intencionalidad que le acarrea, ni más ni menos, que un destino mejor. Al decir un destino mejor no decimos poca cosa. Estamos, tal vez diciendo, un destino mejor de lucidez, de desarrollo espiritual, de visión, en síntesis, un cielo en el interior de armonía, de tranquilidad con la inspiración espiritual que todo ser humano tiene o debe tener. Cuando, por el contrario, alguien sale a cumplir sus obligaciones arrastrando el peso del compromiso que no lo motivan, que no lo persuaden, que no dan satisfacción a sus expectativas, el paso de las horas, de los días, se hace un tanto tortuosa y genera muchas perturbaciones. Genera enfermedad. Enfermedad no solamente física sino también enfermedad psíquica, ya que todos sabemos que lo psíquico y lo físico están tan unidos que cuesta trazar la línea divisoria de ciertas enfermedades que se muestran en lo físico pero cuyos orígenes están en lo psíquico o mental.
Necesitamos que nuestros jóvenes abracen principios y abracen objetivos trascendentes, que comprendan que en la medida que nos entregamos a los demás, en la medida que seamos solidarios, que seamos fraternales, que nos sintamos honestamente justicieros, que luchemos para instaurar sentimientos y acciones de justicia, veremos que crece nuestra dimensión humana, que caen o se derrumban ciertos límites y que se avizoran para nuestras vidas un horizonte de desafíos que dan mayor sentido a muestra existencia.
Este objetivo cuando es real, motivador y sincero, sin lugar a dudas, en el afán de dar y de servir, en realidad nos estamos sirviendo, ayudándonos a nosotros mismos a través de la virtud del desinterés y de la abnegación. Porque si queremos progresar, si queremos abrazar el camino de la grandeza, debemos entregarnos a los demás, abrazando y transitando el camino del in-egoísmo. Hay que aniquilar los sentimientos egoístas porque son los que nos atan a las miserias, a la cobardía, a la especulación y a la debilidad.
Estamos totalmente de acuerdo con que tenemos que crear sentimientos, ideales y objetivos en nuestros jóvenes. Objetivos que vayan más allá del utilitarismo, más allá de la materia y más allá de la especulación. Para esto es bueno decir, como en tantas otras cosas, que si uno quiere aprender verdaderamente algo, transcurridos los primeros pasos del aprendizaje de cualquier disciplina, si quiere profundizar el conocimiento, un camino posible es enseñar lo aprendido.
Pareciera algo paradójico pero es real: enseñando uno aprende, brindándose a los demás uno se construye a sí mismo, compartiendo y entregando felicidad y optimismo a los demás construimos una fortaleza de alegría en nuestro interior. Esto hay que tenerlo en cuenta porque puede parecer romántico o intangible, pero tiene la exactitud científica de las matemáticas.
Dar a los demás es el único camino posible para construirnos a nosotros mismos. De allí que nuestros jóvenes tienen que ser totalmente conscientes de la importancia de los ideales. Los ideales no pueden ser otra cosa que un conjunto de pautas morales de servicio, de pautas éticas de servicio y de solidaridad con un inmenso afán de superación, sabiendo que el camino del hombre hacia adelante es infinito y que al final lo aguarda la perfección: ¿Por qué decimos que al hombre lo aguarda la perfección?, Es muy sencillo. Si somos capaces de perfeccionarnos como la humanidad lo ha demostrado en todas las disciplinas que el hombre ha abrazado, esencialmente en la capacidad de vivir, en la capacidad de comunicarse, de crecer, si existe el ejercicio de perfeccionarnos es porque la perfección existe.
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La perfección existe y el hombre se acerca, se aproxima, de una u otra manera hacía ella. Hay una vieja frase de Emerson que decía que «caballo voluntarioso no necesita espoleo». Cuando el caballo es perezoso, es lento y no es adicto al trabajo, el jinete lo espolea, lo castiga levemente para poder movilizarlo, para que avance. Lo motiva a través de pequeñas dosis de dolor para que cumpla con su tarea.
Emerson, volvemos a citarlo, lo dice haciendo referencia, obviamente a la humanidad y sus conductas. Muchos de los sin sabores que nos suceden es un espoleo de la vida, es una manera de padecer pequeños dolores para despertar las bendiciones, los potenciales ocultos que tenemos en nuestro interior.
Todos padecimos profundos sin sabores, enfermedades, situaciones traumáticas. Cuando las hemos trabajado y las hemos enfrentado, cuando hemos mirado de cara al problema y hemos decidido superarlo es que hemos crecido interiormente y hemos despertado una serie de cualidades que antes las teníamos adormecidas.
La moraleja es que muchas de las cosas que aparentemente nos pasan para mal o situaciones tortuosas que a veces nos hacen sufrir, en realidad son profundos estímulos que la vida nos da para que los grandes valores, el gran potencial de nuestro espíritu, de nuestro interior, se manifieste. De esto estamos profundamente convencidos. Si tenemos esta convicción y sabemos que «caballo voluntarioso no necesita espoleo» dicho en términos más claros es «demos nosotros un paso adelante constantemente instaurando una filosofía que tenga la superación como objetivo y el alcance de la perfección como una meta».
Si intentamos lograr esto a través del desarrollo de la voluntad, de los conceptos de superación, bien vamos a poder abrazar un destino mejor.
Por supuesto que todas estas ideas de superación, de disciplina, de evolución, de abrazar nuestro interior y despertar los potenciales místicos y profundos que subyace en cada hombre, es, porque insistimos, cada hombre tiene en su interior el concepto y la vocación de servicio a los demás.
Todo trabajo, toda acción que un hombre realice para bien o para mal, de una u otra manera salpica a los demás. Cuando lo hacemos con alegría, con bienaventuranza, con optimismo es realmente un estímulo para todos. Cuando un hombre se equivoca, por lejano que parezca, en cualquier punto distante del planeta, ese error, de alguna manera, lo pagamos todos.
Es obcecado y por demás equivocado abrazar sentimientos de egoísmo y de envidia, porque el error de un hombre es el error de toda la humanidad, así como la bienaventuranza de un hombre es la bienaventuranza de toda la humanidad o el acierto de un hombre es también el acierto de toda la humanidad.
Tenemos que comprenderlo. A veces se dan las circunstancias donde pulseamos, donde chocamos entre nosotros. Parece paradójico, pero estando nosotros donde tenemos que estar es como cumplimos nuestra misión. Si tenemos que enfrentarnos a otro grupo social por intereses o por lo que fuera y esto no lo podemos eludir, busquemos la paz una y otra vez, busquemos la armonía una y otra vez sin odiar ,sin rencor alguno. Pero fracasado este intento enfrentemos nuestros contrincantes sabiendo que nosotros vamos a ser dignísimos guerreros, que vamos a ser dignísimos combatientes, que vamos a ser durísimos adversarios. Otorguémosle valor a nuestros colores, a nuestra bandera y a nuestro sentido de raza, a nuestra necesidad de ser, a nuestra vocación de protagonizar con fe inclaudicable y firme.
El Justicialismo, abrazó ideales con ansias de protagonismo. Desde su nacimiento, no tuvo miedo a protagonizar y a cargar sobre sus espaldas el destino de nuestra Nación.
Cuando el Peronismo gobernó los adversarios de la nación, internos y externos, temieron porque lo que se estaba generando era Conciencia de Nación, de Pueblo. ¿Cómo se hacía esto?, Se realizaba dándole objetivos, sabiendo que teníamos una vocación de grandeza, sabiendo que nuestra Argentina es singular y que su pueblo es destinatario de un objetivo mejor. Pero ¿cómo se realizaba?, Se realizaba incentivando la industria, colocando pautas de educación justicialistas, trabajando para la grandeza de nuestra Patria, y la felicidad de nuestro pueblo.
Tememos que esta mística se haya perdido. Hoy en día las modas y las corrientes multinacionales, los sectores muy lejanos nos invaden con ruidos que nos dicen que es música.
Nos cercan con pensamientos prácticamente obscenos diciéndonos “es una filosofía de vida” en cuanto son en realidad prácticamente, ritos del descontrol. ¿No es esto apología del error, del desconcierto, del azar?. ¿No es querer instaurar un pensamiento que tiene que ver más con el egoísmo, con la comodidad y los sentimientos materialista, que con un pensamiento digno que eleve y mejore nuestra realidad?
Juventud: Doctrina y Acción
Si la Nación Argentina, si el Estado Argentino, si nuestra Patria será protagonista, lo será únicamente de la mano de la doctrina Peronista y del Movimiento Nacional Justicialista porque es la única fuerza política que posee una doctrina enraizada en los principios federales, enraizada en los principios fundacionales de nuestra nación y de nuestra Argentinidad. Lo demás son pamplinas, “buenas intenciones”, confusiones, errores. Para esto tenemos que adoctrinar profundamente a nuestra juventud.
No tengamos miedo de utilizar este verbo: adoctrinemos a nuestra juventud, ¿por qué?, porque si no los adoctrinamos nosotros lo adoctrina coca-cola, Nike, etc. ¿Qué queremos decir con que si no los adoctrinamos nosotros lo adoctrina coca-cola, Nike, etc.? queremos decir que los adoctrinan las multinacionales, las modas, los intereses creados etc..
Nuestros jóvenes adoctrinados por las multinacionales querrán ser punk, heavy etc.. Les graban falsos propósitos, falsos objetivos. Miremos sino el tema de la droga. Este tema, estamos profundamente convencidos, tiene que ver esencialmente con el error, con el pensamiento funesto de no querer tomar responsabilidades en la vida.
Sabemos que hay muchísima gente que piensa como nosotros. Tenemos conciencia que el acercamiento, la aproximación del ser humano a la droga obedece a un ejercicio de no querer tomar responsabilidades, obedece a una profunda evasión, a un divorciarse, a un «romper» con la conciencia. ¡Qué paradójico! ¡Porque nuestra conciencia somos nosotros mismos!, ¿cómo se expresa el ser?, el ser se expresa con conciencia. La conciencia marca la diferencia entre una piedra, un animal y el hombre. La piedra, podemos apreciar, no tiene conciencia alguna. El animal tiene un estado de percepción de la realidad pero el hombre también tiene esta percepción y la capacidad de inferirse a si mismo, de pensarse asimismo.
El animal intuye pero no es conciente, porque no se intuye asimismo. Es decir acumula percepciones pero le falta el sentido de individualidad para saber que “yo soy yo”. “Es”, pero le falta la conciencia de saber que “ES”. Hay una frase que viene a colación, que dice que: «la chispa de Dios duerme en el mineral, sueña en el vegetal, se despierta en el animal y se torna auto consciente en el hombre». Pensamos e intentamos transmitir la absoluta verdad de esta afirmación.
Los jóvenes deben tener ideas motivadoras, tienen que saber por y para qué viven. Volviendo al tema de la droga creemos que es la negación del ser, es la más profunda de las evasiones.
Si queremos evitar realmente el problema de la drogadicción debemos someternos a la autodisciplina y cargar de objetivos la vida, ¿cómo no me voy a querer evadir, querer no ser, estar en una burbuja, estar en una nube rosa si sé, y soy consciente que hay gente que necesita de mi acción, que yo necesito acrecentar mi conciencia y que la única manera de acrecentar nuestra conciencia y acrecentar nuestra estatura espiritual es brindarnos a los demás?. Qué mejor que hacerlo con disciplina, con laboriosidad, con constancia porque de poco sirve los hechos espontáneos y aislados. Tenemos que generar hechos constantes.
Debemos intentar que nuestra conducta esté constantemente abrazando pautas de servicio. El tema de la drogadicción es de por si muy duro, es una verdadera apuesta a la muerte, pero no sólo la muerte clínica, a la que se refieren muchos médicos cuando hablan de una muerte física, orgánica, de los tejidos. Si bien esto por si mismo es muy grave, estamos hablando entonces de una muerte espiritual, de una muerte en cuanto a la enajenación, en cuanto nos hace perder nuestra identidad espiritual, que es la conciencia de lo que somos.
Se nos hace muy difícil comprender cómo es que hay jóvenes que beben este veneno, cómo es qué se sumergen en la esterilidad prácticamente suicida de la droga. Si nuestros jóvenes, si nuestra sociedad, tendrían objetivos y una fuerte vocación de servicio, de cumplir con su deber, aptitudes y plena conciencia de que cumpliendo con nuestro deber, cumpliendo con nuestras pautas sociales, sabiendo que la perfección nos espera y que todo mejora en el mañana si hacemos un esfuerzo espiritual en el presente, estamos seguros que van a construir su propio cielo en su interior, su propio paraíso y que también por supuesto la realidad material por más dificultosa que parezca será moldeada y mejorada.
Nos preguntamos ¿quién quiere estar cerca de una persona depresiva?, ¿quién quiere estar cerca y asociarse con una persona egoísta?, ¿quién se siente atraído por una persona mentalmente obtusa, que no nos ayuda a soñar, a desear y que está constantemente enfrascada en resolver lo que él considera que son sus propios problemas mirando todo bajo el oscuro cristal del egoísmo?, diríamos que nadie.
En cambio, que agradable es estar con amigos, con personas que despiertan sentimientos de generosidad, de servicio, que nos saben escuchar, que nos saben contener, que con el pensamiento nos quieren acompañar en nuestras vicisitudes, en nuestras, a veces, falta de control, en nuestros momentos de desaliento, en nuestros momentos de pesimismo, en nuestros momentos duros.
Una persona que despide buena voluntad y despide optimismo nos atrae, la recordamos, buscamos los momentos para comunicarnos con esta persona y con este tipo de individuos. El optimismo, el bien, la idea positiva, es atractiva y actúa como un imán atrayendo sentimientos similares y personas que abrasan pensamientos y acciones semejantes.
En cuanto al egoísmo, lo negativo, es una fuerza que empuja hacia afuera, que siembra descontrol, que desorienta y que normalmente nos da mucha angustia. Es fundamental tomar conciencia de cuáles son los mensajes que brindamos a nuestros jóvenes. Para eso necesitamos, tener clara conciencia de cuáles son las pautas, cuáles son las ideas que vamos a grabar en nuestra juventud, desde la primera niñez, desde el primer uso de conciencia.
Tenemos que tener un sistema que impulse al hecho solidario y a la acción altruista. Pero si bien el ejercicio del aprendizaje directo es fundamental y necesario, tampoco soslayemos la vida familiar que es la escuela fundamental del desarrollo de nuestros jóvenes. Cuando la familia está enferma o no cumple su rol las desavenencias familiares producen un fuerte impacto en nuestros jóvenes.
Sabemos que ninguna familia quiere por si misma desencontrarse o disgregarse. Todo lo contrario, partimos de la buena fe del deseo sincero que tenemos todos de abrazar acciones llenas de armonía, sobre todo en el seno de nuestra familia. Pero las pautas sociales, la dura competencia material, los problemas de comunicación en general, la diferencia de objetivos y ciertos problemas muy característicos de esta época hacen que la familia se encuentre en crisis. Tal vez el padre y la madre permanezcan aparentemente unidos, no obstante la familia está en crisis. Es decir la crisis de la familia no tiene que ver con un sólo aspecto sino, más bien, con una crisis de valores éticos.
Cuando los roles en una unidad familiar no están bien establecidos, también acarrea en consecuencia una crisis de valores. Por esto no solamente tenemos que apostar a la sana instauración del concepto familiar, sino también a que la familia cumpla el rol que siempre cumplió. Esto tiene que ver con los objetivos de los que hablábamos con antelación.

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