tag:blogger.com,1999:blog-73011775101857098112024-03-08T01:07:57.114-08:00 Mistica para un DestinoPor Maximo S. Luppino
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.comBlogger16125tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-5253954284111774622012-09-27T07:26:00.002-07:002012-09-27T07:26:23.359-07:00Introducción<br />
Introducción<br />
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Con inmensa satisfacción vimos nacer, vimos imprimir “Doctrina y Militancia” que intenta humildemente ser un gesto de gratitud y de amor insobornable hacia quienes nos dieron todo de sí y marcaron a fuego cada uno de nuestros pasos. Desde nuestra apasionada y temprana juventud, a la clara firmeza de esta inquieta actualidad, Juan Domingo Perón y Eva Perón, fueron y seguirán siendo para nosotros ese gesto de comprensión y calidez, de estímulo y de pasión que cada militante guarda como un tesoro en lo más profundo de su corazón.<br />Honramos su memoria pero no desde el pasado sino desde el vigor y la vigencia de sus grandes ideales. Buscamos también honrar la memoria de nuestros héroes y mártires quienes con su contundente ejemplo nos muestran que el peronismo no se declama sino que se realiza cueste lo que cueste.<br />Hoy, como un paso más, respiramos con serenas expectativas “Mística para un destino”, que, como “Doctrina y Militancia”, tiene que ver con un sueño, con un ideal, con la concreción de ideas volcadas al papel que intentan transmitir gratitud y compromiso a los caídos por la causa del Movimiento Nacional Justicialista. Simplemente queremos dar testimonio de un Peronismo que ésta vivo, de un ideal Justicialista que consideramos vigente. Quisimos también marcar con testimonios la profunda convicción de que el peronismo es el camino, es la herramienta popular, la única, para el logro de los objetivos de justicia y de grandeza. Esta fue la idea motivadora que nos impulsó, y también porqué no decirlo, ante tanta mediocridad manejada o tanta confusión adrede expresada y manipulada por los grandes medios de comunicación.<br />Muy pocas calles de nuestro país llevan el nombre de Juan Manuel de Rosas, por ejemplo, de Lucio Mansilla, el General que capitaneó La Vuelta de Obligado, que herido por el fuego enemigo dio todo de sí por la victoria Argentina junto a una gran cantidad de héroes, de paisanos, que cargaron contra la flota anglo-francesa.¡Que vigencia la de este combate! Porque luego, con el pasar de los años, estalla la guerra de Malvinas donde una vez más Argentina combate para intentar recuperar parte del territorio usurpado por gran Bretaña. Estos héroes Argentinos, los que con sus vidas nos otorgaron cada metro del territorio donde en la actualidad ondea nuestra bandera con dignidad, no tienen quizá el reconocimiento que merecen dado la envergadura de su entrega. Ellos también son la savia de la que se nutre el Movimiento Nacional Justicialista.<br />Tuvimos el anhelo, tuvimos la ilusión de que a través de “Doctrina y Militancia” lleguemos a nuestros compañeros de camino, y, sobre todas las cosas, tuvimos el profundo anhelo, la profunda ilusión de dejar un testimonio para los que algún día alcen las banderas que heredamos de nuestros mayores y con la ansiada victoria como realidad continúen leales al Pueblo, a la Patria, a Perón y a Evita. Quisimos dejar un testimonio de nuestras convicciones desde nuestra cotidianidad, convencidos que el peronismo es el principio, el desarrollo y la solución de los graves problemas que asolan la vida y el futuro de los argentinos. Tenemos una doctrina resueltamente humanista, concreta, que manifiesta tanta verdad que conociéndola encontraremos en ella las soluciones para nuestra República, para nuestra sociedad. Amarla acrecentará el sentimiento de Argentinidad y la Gloria de nuestra Patria.<br />No es momento de cuestionamientos. No hay tiempo para preguntar si tal o cual cosa es verdad o no. Al contrario, es momento de hacer, de actuar, de protagonizar. La vida no espera. Nadie puede bajarse de la tierra, nadie puede hacer un paréntesis y detener la historia, nadie puede quedar en suspensión inanimada esperando que la verdad revelada se haga presente en un cómodo sillón de living. Hay que salir a buscar la gloria, hay que conquistar el triunfo, salir con fe a transitar el camino trazado por el Movimiento Nacional Justicialista. No concebimos otro camino. Es una proyección de las ideas federales de Juan Manuel de Rosas, que a su vez también fue proyección del sentimiento de la Patria grande y libre que concibió el general José de San Martín. Por eso reafirmamos una vez más nuestra línea histórica San Martín, Rosas, Perón.<br />Con este trabajo, también ambicioso desde el punto de vista de la ilusión y de los ideales, tratamos de profundizar y de decir que a través de potenciar nuestras pautas culturales, íntimas y verdaderas, podemos llegar a concretar la Argentina grande que nuestros héroes y nuestros mártires soñaron.<br />No tenemos que dialogar indefinidamente, tenemos que concretar, consumar, tal como lo hicieron todos aquellos que venciendo las dificultades, trascendiendo las circunstancias adversas, construyeron sus propios destinos. Muchos de estos actores de la realidad no serán quizá tapa de revistas, ni habrá para ellos nota alguna en los canales de televisión pero por su entrega, por la envergadura de su sacrificio serán también, junto a nuestros héroes y mártires la sustancia y la esencia de nuestra Argentinidad.<br />Quienes recorran las zonas rurales del interior de nuestro país podrán comprobar que tan vigente están las pautas culturales de la Argentinidad. En cambio pareciera ser que esta disyuntiva, esta vieja antinomia de unitarios contra federales está presente, hoy más que nunca en las grandes urbes, en las grandes concentraciones poblacionales, donde reina el imperio de la estupidez y del shopping, que parecen ser una fuerte y permanente cachetada a nuestra identidad.<br />En cambio, en el interior, aquella pausa del medio día, aquel tomarse el tiempo para estrechar la mano del vecino, el saber hijo o nieto de quién es, donde la honestidad de la persona es aún un cheque en blanco para el que no se necesitan avales bancarios o tarjetas de créditos, donde todavía “fían” un bien material con un apretón de mano como única garantía, implica que una tabla de valores, un perfil permanecen todavía inalterables sin la contaminación de la modernidad.<br />Si la humanidad, no solo la Argentina, quiere retomar el camino de la armonía debe volver a la simpleza. Esto implica cambiar hábitos alimenticios, implica desacelerar el vértigo informativo, implica darle a cada cosa el valor que tiene. La super-abundancia de información nos ha animalizado, nos ha quitado la capacidad de poder profundizar el valor de una sola vida, el valor de un momento, de una alegría o de una angustia. La información debe tener una finalidad, tiene que promover el desarrollo humano, el desarrollo de valores que eleven nuestras condición y nuestra capacidad de vida.<br />El desmesurado caudal de información, como si fuera un hecho morboso y banal del mundo cosmopolita, le pega duro a las raíces de cada uno de los pueblos y nos sumerge en un vértigo donde nos animaliza, donde nos llena de indiferencia por el otro. La apuesta es abrazar lo universal desde el seno de nuestras propias raíces, desde la plena conciencia de quiénes somos y hacia dónde vamos. Tenemos que ser conscientes que debemos efectuar una apuesta muy grande a la realización, una apuesta muy grande al hecho positivo, al hecho que motive el desarrollo de nuestros valores para apostar esencialmente a la fe, a la organización expresada a través de la disciplina y el trabajo.<br />Tanto en nuestro primer trabajo, “Doctrina y Militancia” como en el actual “Mística para un destino” de ninguna manera intentamos expresar conceptos intelectuales novedosos. Más bien estamos anclados en algo si se quiere mucho más ambicioso que es despertar a ese gigante dormido que todo argentino tiene adentro evocando los conmovedores ejemplos de los héroes de nuestro Movimiento y de nuestra Nación. Pensamos en “Mística para un destino” y compartir emocionados ni más ni menos que un compromiso de vida ante los ataques que intentan impedir la concreción de los ideales que como pueblo poseemos. Partimos del desafío de construir un mundo mejor, una patria donde reine la solidaridad, la justicia social y los más altos valores, los más altos ideales del hombre. Lo vamos a hacer sin vacilaciones, desde el compromiso militante.<br />“Mística para un destino” es una inclinación respetuosa ante quienes todo lo dieron por la gloria del Movimiento. Insistimos, en “Mística para un destino”, pretendemos simplemente sumergirnos cada vez más en la gran causa, la causa del Movimiento Nacional Justicialista bajo la conducción eterna de Perón y de Evita, líderes amados de una epopeya que exige una página más.<br />
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-79678739806940633322012-09-27T07:25:00.003-07:002012-09-27T07:25:44.766-07:00Capitulo 2 - <br />
Información:........................27<br />
Educación:..........................29<br />
Cultura:...............................32<br />Información<br />
Vamos a intentar definir las diferencias que, consideramos existen, entre información, educación, y cultura. La información se puede explicar a simple vista, es el hecho, tal vez, más superfluo de la educación, porque tiene que ver con aquellos datos que podemos obtener a través de libros o de testimonios que nos son transmitidos, en la actualidad a través de la informática, las enciclopedias etc., etc. La información sin una direccionalidad es un hecho de por sí relativamente superfluo. Puede ser utilizado para el bien o para el mal, correcta o incorrectamente. Porque la información por sí misma no es más que eso, “información”, es decir, tener el “conocimiento” de cuál es la capital, o la geografía de un país o la composición física del espacio sideral. Intentando decir algo más profundo, por ejemplo, tener los conocimientos médicos para sanar a un enfermo... Ahora bien, ¿tenemos la educación y la cultura que nos permite saber porqué lo hacemos, si debemos hacerlo estrictamente para ganar dinero o porque constituye nuestra obligación? Es ahí donde se manifiesta la intencionalidad del hecho cultural, y es esa intencionalidad la que nosotros queremos reflejar. La información le permite a un médico saber cómo sanar a un paciente, pero los reflejos humanítarios los mama en la cotidianidad fraternal con que se entregue a sus iguales.<br />Pero es la educación quien debe dar las pautas de la intencionalidad, quien debe insistir a través de una serie de métodos para que ésta, de la mano de la formación y de la mano de la ética se convierta en cultura. Es decir que la educación es una serie de ejercicios, de actividades que van grabando en el individuo pautas de conducta. Cuando estas pautas de conductas están grabadas en la memoria subconsciente del individuo, de una colectividad, de un grupo étnico, o de un pueblo se convierte en cultura.<br />De manera que cultura es el conjunto de todos lo hábitos, de todos los actos reflejos, de todos los pensamientos conscientes y subconscientes que un individuo, un pueblo, un grupo étnico pueda llegar a tener. Reiterando, decimos que: “cultura, comprende desde el hábito alimenticio, la forma de relacionarnos con los demás, el aprovechar gozosamente nuestro tiempo libre, sumado a las conductas grupales, desde la simple complejidad de asistir a un estadio de fútbol, o ascender a un colectivo hasta la búsqueda de la trascendencia del hombre como entidad espiritual. Inclusive tiene que ver con una carga genética que traemos incorporada desde nuestro nacimiento, herencia de nuestros mayores”.<br />En síntesis, lo cultural todo lo abarca y no tiene que ver solamente con la erudición libresca ni tiene que ver solo con hechos que son de por sí relativamente importantes.<br />El hecho cultural va más allá de las pautas temporales, de las pautas de educación y mucho más aún, de la información.<br />Para expresar ejemplos más concretos es atinente observar la vida de ciertos pueblos, observar por ejemplo, cómo viven y trasmiten sus ceremonias religiosas, cómo pueden reconocer en esos hechos la transmisión cultural a través de las sucesivas generaciones que fueron nutriendo sus costumbres y a las que viven y recrean como algo propio, como algo que les pertenece.<br />En el altiplano por ejemplo, los jujeños, los bolivianos, celebran el carnaval de una manera muy distinta a como lo “festejan” en Río de Janeiro. Son pautas culturales diferentes. A unos les significa oriundamente una ceremonia casi religiosa, con connotaciones con “el más allá”, mientras que para el otro, y debido a la imperante sociedad de consumo se convierte prácticamente en un espectáculo que tiene más que ver con el divertimiento y con el aspecto comercial que con un hecho religioso o ceremonial. Por lo tanto: “cultura es el hecho concreto, total y abarcativo de los hábitos, usos y costumbres y la herencia genética que un individuo, un pueblo, o un grupo étnico posee”.<br />Educación<br />
La educación tendría que estar al servicio de la cultura. Esto implica que para que la educación cumpla realmente con su función tiene que estar regida por pautas morales, con el por qué y el para qué acciona un individuo. Debería estar regida con la intencionalidad. Acá deviene esto que decíamos del ejercicio meramente informativo, «que me informa» cómo desarrollar tal o cuál cosa, cómo llegar a tal localidad, o conocer nuestra genealogía. Más aún, es algo que tiene más que ver con el intelecto, con la parte material del hecho cultural, de la comunicación y que carece de intencionalidad, carece del espíritu del porqué y él para qué.<br />Podemos decir que una persona puede estar muy bien informada, y no obstante no ser culta porque no sabe por qué o para qué tiene que usar esa información. No tiene conciencia del sentimiento grupal, no está inserto en una empresa cargada de ideales, carece de una intencionalidad sublime, de una intencionalidad altruista. Por esto consideramos que puede estar muy bien informada y no obstante ser culturalmente vacía, incompleta e imperfecta, hasta tonta y pueril.<br />La educación tiene que ser la herramienta de la cultura. A través de la educación tenemos que cimentar y completar aquellos hábitos positivos, aquellas conductas altruistas, fraternales que hemos heredado de nuestros mayores. Es por ésta razón que en otros trabajos, en otras conversaciones, hemos afirmado la importancia de comulgar con nuestros mayores, de comulgar con nuestras tradiciones. Acá esta el tema. Nosotros, por tradición comprendemos un hecho esencialmente cultural que trasciende lo informativo. A veces, la educación suele estar más a tono con la información que con el hecho cultural. Volvamos a explicarlo.<br />El hecho de educar una persona puede estar guiado a señalar, a apuntalar y a acrecentar los valores culturales. Por el contrario, también puede estar guiado y dirigido hacia eventos simplemente informativos. Podríamos decir que la educación es correcta completa y adecuada cuando apunta al hecho cultural, cuando revive nuestras costumbres y tradiciones y las proyecta hacia el futuro, hacia el bien común y hacia las cosas positivas. También en contrapartida podemos decir que la educación es incompleta, incorrecta, e inadecuada, cuando se detiene en el hecho informativo, cuando se detiene en el hecho superfluo que si bien nos sirve, si bien debemos saberlo, o conocerlo, es posterior, es relativo, no es de por sí trascendente si es que no tenemos la intencionalidad.<br />Anteriormente hemos dicho que en nuestras universidades se reciben muchos jóvenes que una vez graduados, brindan este conocimiento al mejor postor. Si bien reconocemos la profunda crisis laboral que atraviesa nuestro país, también quiere decir esto que hemos educado informando y no hemos, formado educando, no hemos educado culturalmente. Para nosotros la educación debe estar bajo el sabio yugo de la cultura que implica el imperativo que nuestro pueblo tiene que sobrevivir en el más completo y extenso sentido del término. Para que nuestro pueblo sobreviva, tiene que haber un respeto a nuestras tradiciones, un respeto a aquellas pautas de acciones culturales, a nuestra música, a nuestra lengua, a nuestros hábitos para poder así vernos de cara a la identidad. ¿Qué es la identidad sino el tener conciencia de nuestra cultura para poder acrecentarla, pulirla y mejorarla? Para lograrlo necesitamos que la educación esté subordinada al hecho cultural que es completo, abarcativo, que tiene que ver con la religión, la filosofía, y la tradición, con acciones destinadas hacia el bien común, proyectadas más allá del egoísmo que puedan tener las coordenadas del tiempo y del espacio.<br />Lo otro, lo informativo, tiene que ver con lo material, con el ganar y perder, con lo que “me conviene saber”. Es muy común decir sigamos tal o cual carrera porque tiene salida laboral. Sin duda debemos poner los pies sobre la tierra y pensar a futuro. De lo contrario, sin una salida laboral nos vamos a ver en un brete muy difícil de sortear. Pero también ¿qué ocurre con la manifestación espiritual, con la realización espiritual?, ¿qué hay de la vocación de servicio? y ¿qué pasa con los grandes desafíos de la humanidad? Si de pronto tenemos vocación por cualquiera de las artes, la poesía, la composición musical, o para escuchar a los demás, estas vocaciones no otorgan una salida laboral. Y ¿qué hacemos?, ¿nos dedicamos a fabricar enchufes?, de ese modo quizá tengamos trabajo, y podamos tal vez llevar algo de dinero a nuestra casa. También, posiblemente, esto no nos dé felicidad.<br />Es innegable que lo material lo necesitamos para vivir. Esto que indicamos no significa criticar desde una posición más o menos cómoda lo que todos hacemos a diario, es decir buscar y llevar el sustento a nuestra casa para subsistir. Pero no podemos manejar las pautas culturales por conveniencia, porque entonces no sería cultura, sería anticultura. No podemos decir que estas carreras van a tener salida laboral, no podemos acoplar el destino de los pueblos a aquello que nos parezca más propio para el beneficio material porque ejerceríamos la anticultura. Es por esto tal vez que la humanidad y nuestros pueblos en alguna ocasiones padezcan ciertas incertidumbres y sufran algunos problemas porque pretendemos elegir desde la conveniencia y la “seguridad” de lo material y no desde la realización o desde los ideales.<br />Fijémonos que el hecho cultural tiene que abrazar utopías, tiene que anhelar la mirada más profunda y perfecta porque si desde la cultura nos planteamos de qué vamos a vivir es porque estamos haciendo apología de la anticultura, estamos enseñando “que es lo que nos conviene”, estamos enseñando pragmatismo, utilitarismo que poco tiene que ver con la realización de los pueblos, y mucho menos con la fraternidad, con la nacionalidad, con la argentinidad y con los valores más sublimes de la humanidad.<br />Correspondería preguntarnos: ¿conviene estudiar?, ¿conviene «pulirnos»?, ¿conviene dedicar tiempo al espíritu?, ¿conviene realizar hechos altruistas?. Desde la mezquina mirada de la información es muy difícil contestarnos. Diríamos que no. Entonces, ¿qué nos conviene?, ¿acrecentar bienes y dejar todo aquello que es importante y sublime de lado? Si hacemos esa elección creemos que vamos a tener un destino miserable.<br />Cultura<br />
Es imperioso apuntalar los hechos culturales que tienen más que ver con un ejercicio completo del desarrollo del individuo, con valores reales como la ética y la moral como valores sublimes del espíritu. En cuanto a la educación, si está anclada al servicio del individualismo y sólo se orienta a darnos elementos para poder subsistir económicamente y pone el acento en lo material y en el utilitarismo, su destino es el quiebre, el fracaso como modelo de vida social que no esta sostenido por el principio básico de la solidaridad. Vemos cómo unos resaltan por sobre otros y como buscamos diferenciarnos de los demás. Creemos que en muchos casos, en nuestra sociedad, la educación es negativa porque no apunta al hecho cultural sino al hecho informativo, apunta al egoísmo, apunta solapadamente a tomar una actitud egoísta “me salvo yo y nadie más”, “de los demás después veremos”, colocando de una manera superlativa el YO y despreciando “el todo”, “el nosotros”, “el ser plural”.<br />Por esto debemos hacer un viraje muy grande respecto de los criterios de educación y dirigir dichos criterios al servicio de la argentinidad, de la cultura. Es que aún en muchos estadios de la vida social Argentina, las personas continúan reflejando esa vieja antinomia, propia de nuestro país entre unitarios y federales. Podríamos afirmar que los que «mayor educación» tuvieron en este período de nuestra historia fueron los unitarios quienes se educaron teniendo como modelos óptimos a Inglaterra, Francia, a Europa en general, despreciando al dueño de la tierra, al aborigen, al mulato, despreciando también, por supuesto, al gaucho, y a todos aquellos que estaban construyendo ni más ni menos que la argentinidad, es decir, nuestra identidad. Un cabal ejemplo de lo dicho es Domingo Faustino Sarmiento, quien en cuanto a su pujanza, su voluntad, a su realización personal nos resulta respetable, pero en cuanto a sus ideales políticos, a su prédica que jerarquizaba otras culturas por sobre la nuestra, su explícito desprecio por el ser Argentino y su soberanía territorial nos obliga a estar en total desacuerdo con su acción y postulados.<br />Sí, en cambio, estamos en comunión con los ideales de Don Juan Manuel de Rosas, de Facundo Quiroga, del Chacho Peñalosa y de todos los caudillos que sí tenían cultura. Podemos citar un ejemplo práctico: Domingo Faustino Sarmiento tenía mucha “educación”, Julio Argentino Roca tenía “educación” pero ambos no tenían cultura. Cabe preguntarnos si era importante que tuvieran «educación». Reflexionamos y nos interrogamos si no es acaso la educación una herramienta eficacísima que utilizan los países poderosos para ejercer un fácil dominio sobre aquellos países más débiles y subvertir a través de la “educación” los valores genuinos de su cultura, de su Nación, y de ese modo carcomerle la sana rebeldía que suelen alentar sus jóvenes. El hecho cultural completo y abarcativo, implica guiar, conducir y afianzar el liderazgo que los jóvenes suelen tener, sus ganas de que reine la justicia, sus deseos de romper con pautas que separan a unos de otros, esa pujanza que drenan por querer abrazar ideales.<br />A veces desde algunas escuelas que ejercitan un criterio utilitarista y material en vez de fomentar y fortalecer esa búsqueda de la identidad, de los grandes ideales, limitan a sus jóvenes, aniquilan su búsqueda de justicia o como comúnmente se dice, los “castran”.<br />Muchos de nuestros caudillos no tenían educación europea, a Dios gracias, y sí tenían cultura nacional, cultura Argentina. Sentían la tradición y tenían conciencia de lo propio. La cultura tiene mucho que ver con la sabiduría, con lo que uno siente acorde a la manifestación de su interior y del espíritu. Por esa razón es que los caudillos sentían al paisano y al aborigen como a un hermano. No ocurría igual con aquellos que se habían educado de manera europeizada, a la Francesa, o a la Inglesa, ya que su actitud para con el aborigen, y con el propio gaucho fue despectiva. Lo consideraban seres de clase inferior a los que debían dominar, aplastarlos, utilizarlos en aquellos trabajos donde se requería de un gran esfuerzo físico como la construcción de ferrocarriles, las minas de carbón o minerales para terminar reduciéndolo a una condición de servidumbre, casi de esclavitud.<br />Para redondear decimos que este es uno de los ejemplos más claros donde se demuestra la diferencia entre educación y cultura.<br />Ahora bien, a la educación debemos darle parámetros de cultura, de trascendencia, parámetros de verdadera religión que enaltezca las actitudes altruistas, y en nuestro caso en particular, que desarrolle la verdadera argentinidad, la verdadera nacionalidad. Aquí es donde actúa la revolución que puso en marcha Juan Domingo Perón, y Eva Perón, origen del movimiento Nacional Justicialista. Decimos revolución porque instauró la cultura del trabajo, instauró cultura de argentinidad, hizo respirar de orgullo al Ser Argentino, colmó de escudos, de emblemas nacionales, de emblemas peronistas la vida social Argentina. En todo evento público lucía la bandera Argentina con su sol de guerra.<br />La desaparición del sol de guerra fue un invento de los gorilas. Creemos importante para que las nuevas generaciones conozcan la verdad, afirmar que nuestra bandera en plenitud mostraba en su centro el sol como el símbolo de guerra ¿porqué esgrimía tal emblema? Muy simple. Porque una Nación siempre está expectante para defenderse de los ataques potenciales de aquellos que pudiesen pretender limitarla para apropiarse de su economía y de su soberanía a través de distintas modalidades y de complejos ardides diplomáticos. Cuando el gobierno de Rosas, por ejemplo, esa “picardía diplomática” se instrumentó como la libre navegación de los ríos internos. La respuesta histórica impuesta en ese entonces se la reconoce hoy con el nombre del combate de la Vuelta de Obligado, en San Pedro. Se puede decir que fue la batalla de batallas librada por Lucio Mansilla. Luego con el advenimiento del Movimiento Nacional Justicialista el orgullo de ser Argentino, del ser Nacional se convirtió en una pauta cultural y se implementó desde la educación para que esta pauta fuera difundida por todos los colegios. Ante esta decisión del Gobierno Peronista aparecieron los gorilas declamando que esto era “castrante”.<br />Para nosotros “castrante” es ser entreguista, castrante es trabajar para el beneficio de países y de grupos del poder internacional contrarios al interés de nuestro pueblo. Eso es “castrante” y humillante. Lo demás es un hecho cultural, son los gestos claros y contundentes de pertenencia de los caudillos a favor del pueblo, son las acciones de Juan Manuel de Rosas, de Lucio Mansilla, de Perón, de Evita y de tantos otros.<br />Muchos dirigentes se educaron siguiendo las pautas inglesas y norteamericanas como ejemplo. Se jactan ellos de su formación sin darse cuenta que en Inglaterra o EE. UU. no le enseñarán que Bolivia, Paraguay o Argentina son grandes países, y que subyace en Latinoamérica una fuerza latente que está a la espera de su grandeza tal como lo soñó Perón, San Martín y otros caudillos de nuestra América del sur. Por el contrario, van a reforzar el mensaje de que somos un sub-mundo porque aquello de que somos sub-desarrollados no apunta simplemente al hecho económico social. Creemos que apunta a algo mucho más terrible que por supuesto se cuidan muy bien de no decirlo y es que nos consideran una sub-raza. Es la intencionalidad de “ellos” y que por supuesto no lo lograron ni lo van a lograr. Es allí donde volvemos a reafirmar el sol emblemático de nuestra bandera que pone en alerta a quien lo intente.<br />Por otra parte el hecho cultural del advenimiento del Movimiento Nacional Justicialista produjo el 17 de Octubre de 1945, no había una pauta en la educación o en la información de este posible acontecimiento. Pero surgió indetenible el movimiento popular más importantes de los últimos tiempos. Surgió porque había una corriente subterránea de comunicación entre el pueblo y los caudillos de las grandes causas nacionales y además, porque los ideales existen y buscan la luz de la realidad. Esta es la causal de aquel 17 de Octubre. También creemos que apareció un 17 de Octubre porque existieron caudillos de la talla de Don Juan Manuel de Rosas, de José de San Martín, de Manuel Belgrano, porque existieron tantos héroes es que estos pensamientos de libertad, esta búsqueda sublime de nacionalidad y de argentinidad, están latentes. A veces no se ven, no aparecen en la pantalla de TV. no están en los programas de mayor audiencia, no aparecen en la música extranjerizante, pero están, permanecen y se manifiestan en cada latir Argentino.<br />Cuando viajamos al interior, en nuestras provincias, también en el interior de la provincia de Buenos Aires, podemos ver a los paisanos, a los lugareños, que viven un hecho cultural que es por ejemplo no robar. Es común ver como dejan sus vehículos en marcha al descender. También es frecuente la actitud solidaria frente al que tuvo algún percance en el camino. Ahora bien, ¿por qué ocurren estás cosas? Es simple: porque existe la pauta cultural de la solidaridad. La educación sirve para saber dos o más idiomas, para conocer geográficamente una región, un país, para operar una computadora. Esto de por sí es importante si es utilizado para hacer el bien, pero puede ser negativo si es utilizado a título personal, para traicionar a los otros, para despreciar lo argentino, y así convertirse en un cipayo, en un entreguista. Muchas veces los hechos de traición y de cobardía se disfrazan de pragmatismo. También a estas actitudes miserables y perversas se las viste de levita, se las adorna según los dictámenes de la más costosa moda y se las aromatiza para disimular el olor nauseabundo de la falta de fraternidad, de la cobardía, de la traición y de la entrega.<br />En síntesis, entre unitarios y federales, entre peronismo y anti-peronismo podemos obtener la diferencia más importante entre educación y cultura. Se podría decir que más educados fueron los unitarios, pero quienes realmente tenían cultura fueron los federales. Podemos decir que en la historia de mediados del siglo anterior de nuestra Argentina los más educados fueron los anti-peronistas, los de la Revolución Libertadora. Pero los que indudablemente tenían cultura fueron los compañeros peronistas. Las consecuencias de todo esto saltan a la vista con el análisis más elemental de nuestra historia.<br />
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Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-42934365830171829052012-09-27T07:24:00.004-07:002012-09-27T07:24:57.786-07:00Capitulo 3 - Reflexiones sobre educación y cultura<br />
Reflexiones sobre educación y cultura:...............39<br />
Reflexiones sobre el bien y el mal:......................42<br />
El Ser Nacional:................................................44<br />
Cultura y Educación: Los Cipayos:....................47<br />
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Reflexiones sobre educación y cultura<br />
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Para reforzar un poco el concepto de educación y cultura nos preguntamos: ¿qué educación tuvo Evita?, ¿a cuántas universidades concurrió?, ¿cuántos libros leyó o interpretó?. Que quede bien claro que no estamos contra la educación universitaria y mucho menos de la lectura pero, sí, queremos encuadrar su historia dentro de los sucesos que dependen del hecho cultural.<br />
Si el hecho cultural no existe, el hecho educacional puede ser bueno o malo según la intencionalidad que la educación nos dé. Concretamente, Evita tenía cultura, la cultura de la solidaridad, tenía sensibilidad por las injusticias pues las había padecido. Por eso se caracteriza por el deseo profundo, irrestricto, e incondicional de que en la medida de sus posibilidades combatiría la injusticia.<br />
Fijémonos con que sabiduría apostando a los que más necesitan, apostando a aquellos con los que tenía que hacerse presente con un hecho de solidaridad, con un hecho de fraternidad, con los grasitas, con los descamisados, con los que menos tienen. Fijémonos también cuál fue el resultado de esta historia. Los que más la necesitaron, los peronistas, los grasitas, los descamisados, los justicialistas le erigieron un altar en su interior y no hubo revolución libertadora que valga, ni libros quemados, ni estatuas destrozadas. Nada de eso les alcanzó para borrarla de la memoria del pueblo, ni siquiera los vejámenes a los que sometieron su cuerpo inerte, sumados a múltiples acciones arteras en su contra. Por el contrario, con el paso del tiempo su figura se fue acrecentando y hasta fue abrazada su causa por aquellos que no comulgaban con la idea justicialista.<br />
La respuesta a todo esto está en que Evita tenía cultura. Tenía cultura de argentinidad, de nacionalidad, de fraternidad, tenía la cultura de apoyar a los necesitados, la cultura de arremeter contra las injusticias. Pero lo hacia de una manera práctica, porque el hecho exclamativo es una parte del cambio, de la revolución, la otra parte, la fundamental es llevarlo a la práctica, es como dice la Madre Teresa de Calcuta, “Dar hasta que duela, brindarnos hasta que duela”. Esto es lo que Evita hizo. La recompensa no buscada por ella fue y es ser bandera de una causa Argentina y universal, ser el referente fiel de los humildes y desposeídos, ser un gran ideal que la Argentina siguió, y que sigue vigente en la memoria activa y viva de un pensamiento, de una pasión. Es la jefa espiritual del Movimiento Nacional Justicialista porque todo peronista así la siente y así lo determina.<br />
Él fenómeno Evita fue, esencialmente, un hecho cultural. Tal vez aquellos que la atacaron, los que quisieron borrar su memoria, muchos de ellos fueron colonizados por la educación universitaria. Quizá “cumplían” con reglas de buenas costumbres, y por eso se decían educados. Vista desde hoy la historia transcurrida sería muy duro calificarlos, aunque de eso ya se encargó el pueblo, ya los calificó la gente y Evita los trascendió, los pisoteó, no por imperio de ella misma sino por la supremacía de los ideales que abrazó, ideales de fraternidad con los cuales se brindó a su pueblo. Este es el ejemplo que mejor podemos exponer para puntualizar la diferencia entre educación y cultura.<br />
Ahora también tenemos que decir que no estamos haciendo un blanco o negro, un River o Boca, un bueno o malo entre educación y cultura. Queremos decir que la cultura es total y abarcativa como ya lo hemos señalado y que la educación tiene que estar impregnada de cultura.<br />
La educación no puede estar divorciada de nuestras raíces, la educación no puede estar separada del hecho solidario, no puede ignorar el esfuerzo físico, la educación no puede desconocer el hecho empírico, no puede estar de ninguna manera ajena a la tradición. Es importantísimo que tengamos educación pero educación nacional, educación de la mano de la ética, de los valores morales, de la religión, de la filosofía y del pensamiento elevado. En síntesis, educación de la mano de la cultura, no de la mano del utilitarismo, del pragmatismo o del materialismo, porque esto es lo que marca en definitiva la diferencia entre educación correcta o educación cipaya.<br />
Recordemos el ejemplo de Evita, de cómo a veces sin educación formal se puede tener mucha cultura, o como señalan nuestros mayores, sabiduría del corazón, como la savia que nutre la fronda de los árboles. Por supuesto que a lo que tenemos que aspirar es a profundizar, a proyectar lo más que podamos el hecho cultural, a intentar que la educación constituya una herramienta de la cultura y que la educación llegue a todos los lugares de nuestro país al margen de sí se puede pagar o no una cuota de escuela privada. Pero que ésta educación sirva para liberar las miserias del hombre, sirva para poner en un plano de igualdad a nuestros hermanos, sirva para hacer del hecho solidario un hecho continuo, un hecho común, un hecho cotidiano, no para implementar valores materialistas, mercantilistas y de consumo y que poco tienen que ver con la gente.<br />
Reflexiones sobre el bien y el mal<br />
Deberíamos tener conciencia que el bien común y los logros del conjunto son el único camino cierto para lograr el bien individual y las concreciones personales. Aquello, tan sabiamente expresado por Juan Domingo Perón que ningún individuo se realiza en una comunidad que no se realiza a si misma, es un hecho absolutamente real. Debemos aprender que múltiples e infinitos son los lazos de unión que el hombre posee con el hombre, con sus semejantes, con la humanidad, aun y a pesar de lo aparentemente distinto de nuestro ropaje exterior y de las diferentes razas, a pesar de las distintas expresiones étnicas, esencialmente, el hombre es el mismo en su verdadera naturaleza.<br />
En la medida que vivamos compenetrados del hecho que si lastimamos nos lastimamos, si herimos, nos herimos, si ayudamos nos ayudamos, si sembramos verdad nos realizamos, otra perspectiva nos aguarda, otra perspectiva le aguarda a la humanidad, un mejor horizonte se vislumbra en el futuro. De lo contrario, si neciamente insistimos en la empresa individual, si apostamos solamente a la corta mirada del egoísmo, las desventuras y las calamidades reinaran en nuestro futuro.<br />
Pero de una u otra manera las luchas del bien y del mal están constantemente presentes en la historia de la humanidad y la opción de qué camino seguir siempre estará latente, casi como una fatalidad, día tras día, hora tras hora, acción tras acción, pensamiento tras pensamiento. Es en este punto donde debemos insistir, donde nos gusta insistir con nuestro pensamiento, ya que las batallas comienzan a librarse en este terreno, y es aquí, en el sutil campo del pensamiento, en el mundo de las imágenes, donde comienza la lucha, donde comienzan las opciones. Posteriormente la acción se reflejará como una sombra material, hija de este mundo de luz y color que es el mundo del pensamiento.<br />
Nuestro libre albedrío es un hecho que nos puede conducir hacia lo más sublime. Es, casi diríamos, una piedra en el zapato y cómo hacemos uso del libre albedrío es un desafío constante que los hombres tenemos. Volviendo al tema del bien y del mal queremos dejar asentada cual es nuestra posición, cual es nuestro criterio. El bien existe y debemos seguirlo. Si el bien existe el mal también existe y debemos combatirlo tenazmente. Debemos combatirlo no buscando al malo entre comillas ni creando chivos expiatorios. Debemos combatir el mal dentro de nosotros mismos o como diría Evita combatir al oligarca que todos tenemos dentro. En primera instancia debemos combatir el mal dentro de nosotros mismos en la forma más concreta, en nuestro egoísmo, en nuestras torpezas, en nuestra mezquindad, apostando a la verdad, desterrando la ira y la envidia.<br />
Existen quienes molestos por los pensamientos simples afirmaron que el bien y el mal no existen y que todo lo que el hombre hace es bien, que todo es lo mismo y que el bien y el mal es un invento de una religión fanática. Esta afirmación no resiste el mas sencillo análisis. El bien existe y hay que seguirlo. El mal hay que desterrarlo y combatirlo, esencialmente mirando a nuestro interior y la herramienta fundamental para combatir el mal es la introspección.<br />
Debemos construir los momentos de introspección, que es la mirada hacia adentro, que es el análisis continuo y vigilante de nuestras conductas, obsesivamente vigilante hasta del más minucioso reflejo porque de la introspección va a surgir la disciplina y de la disciplina va a surgir la liberación con la idea rectora de servir al otro. Hay que combatir desmesuradamente, hay que combatir incondicionalmente al egoísmo pero recordemos que la única manera de saber qué camino estamos eligiendo es la introspección. Si nosotros no abrazamos, no hacemos un ejercicio constante de introspección no vamos a tener conciencia en qué vereda estamos transitando.<br />
El Ser Nacional<br />
Como nos gusta dar ejemplos diremos que en el verano del 2001 se calcula que unos tres millones de Argentinos veranearon fuera del país. Dentro de estas personas están las que tienen familiares en el exterior y aprovechan la oportunidad para viajar, o también los que lo hacen por otras razones. Pero casi todos o la gran mayoría lo hace porque carecen del hecho cultural. Si todos sabemos que nuestro país atraviesa por severas dificultades económicas y queremos dejar en manos de un gobierno de un signo político o de otro, los cambios, las mejoras y las revoluciones sociales estamos totalmente equivocados.<br />
Si analizamos profundamente la historia de los pueblos observaremos que los cambios los hicieron los pueblos y que sólo los pueblos salvaron a los pueblos y que en el devenir inexorable de la historia comprobamos que los gobiernos son instrumentos de la voluntad popular pero no los hacedores directos de los cambios, de las revoluciones y de toda mejora. Si tuviésemos verdadera cultura, esos tres millones de Argentinos hubieran veraneado en nuestro país lo que hubiese producido un rédito de dos mil millones de dólares invertidos en Argentina. Con el producto de ese dinero muchos connacionales podrían alimentarse, podrían vivir dignamente, y hasta habría una reactivación importante en nuestra economía.<br />
Pero al margen de estas consideraciones y sin pretender atacar a otros pueblos, pensamos que los Argentinos tendríamos que vacacionar en nuestro país. Por otro lado nuestro país es continente y como siempre se dice, tiene todos los climas, y lugares. Posee nieve, cerros, cordilleras, llanura, montañas, ríos, mar y todo lo que muy bien sabemos ostenta nuestro territorio. De allí pensamos que lo que proyecta a esa migración turística no es más ni menos que una falta de cultura, una falta de solidaridad.<br />
Lo cierto es que Punta del Este vive de las inversiones Argentinas, por eso insistimos: si tuviéramos cultura haríamos una apuesta por el consumo y la inversión nacional y si la inmensa mayoría, estos tres millones, veranearían en la Argentina, muchísimos chicos no pasarían hambre, muchas familias estarían mejor y se beneficiarían de algún modo los más necesitados. Pero pareciera ser que esto no les interesa, los tiene sin cuidado.<br />
Cierta educación extranjerizante hicieron carne, cierto cipayismo disfrazado de educación, de buenos modales, se convirtieron en intereses antinacionales, porque ha nadie escapa que si cada hombre, cada Argentino, veranease, apostase a su país, paradojalmente, mientras disfruta de su descanso, mientras satisface sus necesidades de divertimento, estaría produciendo un hecho solidario. Pero no lo desean hacer y ponen su dinero en países que compiten con el nuestro. Por ejemplo Punta del Este es un competidor directo de Mar del Plata. Habrá que verlo más como a un enemigo comercial que como un amigo, como un aliado. Pongamos el dinero en Miramar, en Necochea, en Gesell o en cualquier otra parte de nuestro territorio, pero no en Punta del Este, tampoco en Miami, o Brasil.<br />
La verdad es que el hecho cultural está muy lejos de convertirse o plasmarse en un acto consciente de Argentinidad. Mal señalamos refiriéndonos a la actitud de otros pueblos que afianzaron sus economías apostando a su país, tales como “el milagro Alemán”, o “el milagro Japonés”, que no fueron milagros, fue esfuerzo, coherencia y disciplina, que por lo visto esos tres millones que dejaron su dinero en otros países no la tienen ni por asomo. También pensamos que muchos de los que se quedan, lo hacen porque no tienen la posibilidad de irse, como así también existen quienes pudiendo irse prefieren apostar a su país, conocer su terruño porque es muy difícil amar lo que no se conoce y el que conozca Argentina definitivamente va a amarla.<br />
El amor a la Patria tiene que ver con los ideales, es un hecho que trasciende lo material, aunque también es necesario y correcto conocer su geografía, su historia, su gente, su tradición y su cultura. Pero, ¡cómo vamos a conocer lo nuestro, si hasta se prefiere a través de este mundo globalizado realizar viajes virtuales por Internet, consumir música foránea y hasta hay quienes ensalzan cierta “educación” extranjerizante! No seamos hipócritas, y preguntémonos si realmente queremos a nuestra Patria.<br />
¿Qué pasaría si hiciéramos un gesto solidario con nuestro país? Si por ejemplo comprásemos productos nacionales. Es algo que está al alcance de todos, no hace falta una gran inversión, sólo un gesto. Hasta los gobernantes cuando sugieren esto lo hacen desde una actitud política con la única intencionalidad de captar un voto como un pretendido acto revolucionario, no como un hecho concreto de educación y de cultura esencial.<br />
El peronismo si lo hizo. En su primera, segunda y tercera presidencia Juan Domingo Perón dio un empuje muy profundo a todo lo que significaba nuestro país y la Argentinidad, por eso las ideas sublimes de Nacionalidad y Patriotismo siguen vívidas de la mano del Movimiento Nacional Justicialista.<br />
Nosotros, como pueblo y herederos de la doctrina del General Juan Domingo Perón proclamamos que no todo está perdido y retomamos la posta. Vamos a educar a nuestros hijos para que apuesten al país, vamos a compartir con nuestros vecinos esta idea de reconocer nuestra grandeza. Al decir esto, nos referimos también a las personas que tal vez por su simpleza pasan desapercibidas, pero que actúan con nobleza, hidalguía y con verdadera pasión Argentina.<br />
Cultura y educación<br />
Los cipayos<br />
Una vez más intentando profundizar en el concepto y en las diferencias entre educación y cultura podríamos brindar un ejemplo que pueda volcar un poquito más de luz sobre este tema. Recordemos la India sojuzgada e invadida por el Imperio Británico. Recordemos cómo sus regimientos de naturales Hindúes que obedecían al ejercito Británico eran denominados Cipayos. Esta designación fue tan fuerte que aún perdura la palabra Cipayo en el uso y costumbre cotidiana. Se la aplica a todo aquel que reniega de su origen y costumbres, aquel que sirve a intereses foráneos y traiciona a su Patria, aquel que tiene una actitud servil a favor de los poderosos y en contra de los de su propia índole.<br />
Entonces en este caso debemos decir que el cipayo fue educado en contra de su propia cultura India. Sin duda así fue. Recordemos que en la India se asentaron una serie de colegios Británicos que comenzaron sistemáticamente la captación de alumnos Indios a través de métodos de enseñanza dirigidos a tal fin.<br />
El cipayo fue educado para actuar en contra de su propia cultura y religión hindú. Paradójicamente Rudyard Kipling que habiendo sido educado en la cultura Británica y aún siendo soldado Inglés descubre la profunda cultura Hindú y decide abrazar esta cultura milenaria, esta cultura generada y transmitida por los antiguos Rishis, los Yoghis. Se dedicó con intensidad al estudio de los Vedas a saber, los cuatro libros más antiguos de la humanidad escritos en el idioma considerado más antiguo del hombre y más cargado de espiritualidad que es el Sánscrito.<br />
Cuando decimos que el cipayo fue educado en contra de su propia cultura y de su propia Nación estamos diciendo ni más ni menos que fue educado en contra de su propia tradición, de sus propios hábitos, de su propia gente, de sus propios padres y de sus hermanos. Sobre todo fue educado en contra del deseo profundo e inalienable que tiene todo pueblo de ser libre y de adoptar con autodeterminación su propio destino, su propio futuro. Tengamos presente que la independencia de la India se concretó en 1947. Pero volviendo al tema, el cipayo fue educado en contra de su propia tez, de sus propias tradiciones y hábitos. Así que cuando hablamos de educación no tenemos que hablar tan ligeramente, porque la educación es una herramienta peligrosa en manos de cualquiera que la manipule con algún oscuro propósito. A veces vemos con tristeza algunas personas que llegan a ejercer la docencia no por vocación sino por necesidad, o por que fracasaron en otra carrera y pueden al menos llevar el pan a su casa ejerciendo esta noble tarea, pero sin percibir concientemente las consecuencias que forjan con sus actos.<br />
En realidad un pueblo que quiere ser grande, libre y soberano tiene que jerarquizar sobre manera sus docentes. Esta insigne actividad estaría entre las dos o tres profesiones de elite, sustantivamente importante por cuanto van a manipular la voluntad para sembrar ideales, van a generar impresiones positivas, para tratar de darle alas al espíritu, y afianzar la creatividad, el arte, la disciplina. Es muy grande la tarea del docente, por eso es que tendríamos que hacer un replanteo total de esta vocación que jamás puede ser una profesión. Debe ser siempre una vocación. En cuanto el docente comience a convertirse en un profesional el espíritu va a quedar apresado en una jaula. La docencia tiene que ser esencialmente vocacional. Esto no implica que no se prepare, que abrace técnicas que favorezcan su propio desarrollo y como consecuencia sus alumnos se beneficien. Tampoco quiere decir esto que se vea obligado a ganar migajas. Por el contrario el Estado tiene que proveerlo de los mejores elementos para que pueda llegar al corazón de los alumnos y sembrar educación en pos de la cultura nacional, en pos de ideales. Pero recordemos que no podemos colocar el carro delante del caballo. La docencia debe ser un sentimiento vocacional. Mientras el docente no puede ganar lo que merece, mientras no pueda tener el merecido reconocimiento, y mientras la sociedad transcurra envuelta en una crisis sin fin, a partir de aquí debe esgrimir su verdadera estirpe, sus verdaderas dotes de creador y ponerse al servicio de los demás, porque no está manipulando clavos ni tornillos sino que está moldeando niños y jóvenes. De una mala influencia pueden venir errores muy grandes en esos niños y jóvenes que en el futuro serán hombres y que seguramente tendrán responsabilidades familiares, sociales y comunales.<br />
La educación es tan fuerte que puede generar justamente esto: divorciar al hombre de sus propias raíces, de su propia cultura. Lo vemos concretamente con el ejemplo de los cipayos.<br />
La cultura tiene un aliado fundamental que es el orden natural. Por ejemplo el orden natural de un oriundo de Corrientes es escuchar el chamamé, lo mismo pasa con el Santiagueño y su gusto por las chacareras, zambas, más al sur los nativos escuchan milongas y en la ciudad porteña preferentemente el tango. Esto no niega la posibilidad de abrirnos a nuevas expectativas y nuevas búsquedas para ampliar nuestra calidad respecto de la música u otras artes. Pero como dice una canción popular es muy difícil valorar culturas ajenas si no valoramos la que nos es propia. ¿Cómo podríamos respetar al otro, valorar al otro si desconocemos quiénes somos?.<br />
Aquí vuelve a surgir el hecho importante de la educación. Nos educan para que estemos divorciados de nuestras raíces. Es muy difícil comprender o dar una explicación de por qué ciertos padres escuchan con tanta pasión y con profunda cultura nuestra música, cargada, no sólo de una emotividad singular, sino también de la sabiduría que nos es propia al ser música del pueblo. Decíamos que no es comprensible porqué sus hijos consumen música expresada en un idioma que no comprenden y que al oírlas dejan muchas de ellas ver su pobre calidad artística, como si realmente no importara el destinatario del mensaje, con el agravante de que muchas de éstas cuando conocemos su contenido nos desayunamos con que son canciones que degradan valores tan importantes como la responsabilidad, la fraternidad y los valores intrínsecos que cualquier sociedad tiene para lograr su identidad. Además no es casual como estos grupos son una aproximación a este castigo que padecen los jóvenes y que es el infierno en la tierra: el mundo de la droga.<br />
Tendríamos que ver si cuando se hacen campañas para prevenir la drogadicción, no se está haciendo apología de la droga. Deberíamos saber quiénes son realmente los apóstoles que van a orientar y a salvar a nuestros niños, jóvenes y a nuestra sociedad del flagelo de la droga y quiénes, camuflados, se infiltran para regar su siniestro doble mensaje de dolor y muerte.<br />
Además tenemos que ver en que medida cierta música, y ciertos lugares no son en realidad ni más ni menos que agencias de propagación y expendio de este veneno social.<br />
La cultura posee un socio inseparable, un referente ineludible: la tradición. La tradición viene de la mano de nuestros mayores, de nuestros ancianos, de nuestros abuelos. Al respecto queremos reflexionar que los pueblos que desoyen el mandato de sus mayores, de sus prohombres, de sus héroes, están condenados a transitar el duro camino del fracaso material y del ostracismo espiritual. El lenguaje de nuestros mayores es el de la tradición y la tradición es fuente de inspiración de la cultura. Sin tradición el hecho cultural es incompleto, es imperfecto, no se realiza ni se concreta, en síntesis no tiene posibilidad de existir.<br />
Abracemos nuestra tradición que entregándonos a nuestras tradiciones nos entregamos al más profundo hecho cultural, al hecho que nos permite realizarnos a nosotros mismos, y esencialmente, a nuestra comunidad.Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-21759468981451784232012-09-27T07:24:00.000-07:002012-09-27T07:24:00.989-07:00Capitulo 4 - Hacia la Propia Cultura<br />
Hacia la Propia Cultura<br />
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Es un error pensar que otros van a solucionar nuestros problemas como Nación. También es un error pensar que desde el gobierno se van a poder encontrar las soluciones para nuestros problemas de identidad.<br />Tendríamos que decir que los gobiernos pueden facilitar este trabajo o lo pueden dificultar, según su capacidad. Esto nos obliga a realizar un ejercicio de conciencia y comprender que el problema de la Argentina solo lo solucionan los Argentinos, aunque esta conciencia parece no estar presente.<br />La realidad Europea o de otros países poderosos es distinta ya que sus habitantes pueden disfrutar sus vacaciones en el lugar del mundo que prefieran. Esto es posible porque sus países tienen un alto índice de realización, realización que han conseguido seguramente porque privilegiaron sus productos, sus industrias y esencialmente su identidad como Nación. Aquí está la clave de lo que decimos: el tema pasa por la autoestima.<br />
Cuando estos tres millones de Argentinos van de vacaciones al exterior en medio de una crisis tan severa, es porque o la crisis no es tan severa o porque poco le importa el país, o tal vez es porque estamos en un estado de anarquía moral y ética tan grande que ningún sector quiere dar los primeros pasos para la recuperación nacional para conformar un proyecto de Nación grande o un plan que proyecte a la Argentina hacia el mundo para que podamos aportar a la humanidad, nuestras más elevadas características, nuestra conciencia y nuestra propia realización.<br />Cuando expresamos el ejemplo evidentemente no vamos a suscribir todo el problema Argentino ni la solución del mismo a si estos tres millones de Argentinos veraneen o no en nuestro país. Lo tomamos como un termómetro, como una señal, como una muestra.<br />Con los productos nos sucede algo parecido. No hace mucho algunos políticos nos decían “compre trabajo Argentino”, es decir que comprando productos Argentinos, productos nacionales, estábamos posibilitando que mejorara la economía interna y por ende ayudábamos a la disminución del desempleo, ya que en las coordenadas sociales el problema sustancial radica en la desocupación existente.<br />Con esta actitud hacia lo nuestro, de concretarse, daríamos una solución a la falta de trabajo y por supuesto, un sustancial apoyo a la industria nacional, con lo cual mejorarían las condiciones del país.<br />De todos modos lo que avizoramos es un importante desorden. Este desorden tiene mucho que ver con lo dicho anteriormente: el problema es la educación y la cultura. Tenemos una educación cimentada en la mirada hacia el exterior, más precisamente mirando a Europa y EE.UU. trabajando muy poco en lo que significa un proyecto serio de Argentinidad, por nuestra propia cultura de Argentinos para así poder realizar ejercicios, prácticas, acciones concretas para que nuestra Nación siga adelante y se consolide como tal.<br />Lo de los tres millones de Argentinos que veranearon en el exterior es un ejemplo claro con el que bien podemos hacer un paralelismo con los productos argentinos, a los cuales sabemos que debemos mejorar. Pero ¿cómo hacerlo si no existe un fluido comercial? Es decir, vender para que de ese modo se pueda desarrollar la industria con el consecuente mejoramiento del producto final, y así lograr un producto óptimo que permita competir con productos de importación, que por otra parte no siempre superan la calidad de los nuestros.<br />Otro ejemplo que se nos ocurre presentar es la música, concretamente el Tango.<br />Sabemos que existen lugares donde se cultiva esta música con gran éxito. Esos lugares no están precisamente en nuestro país. Pareciera ser que el tango, tiene un valor sustancial en otras sociedades que lo reconocen mientras que para nosotros no es más que una anécdota costumbrista. Pero pensemos que esto ha sido alimentado por una importante masa periodística, formada por seudos periodistas que consciente o inconscientemente sirven más a intereses contrarios a la Argentina que al reconocimiento de que sólo nosotros somos responsables de nuestro destino y que sin esa conciencia nos convertimos en cipayos. Lo más irónico es que algunos son solamente oficiosos de tales intereses.<br />Volvemos a insistir en el valor de la educación informativa, y la educación atravesada por la cultura. Una, sólo aporta elementos válidos para el discernimiento, mientras que la otra aporta valores fundamentales de concientización, de la identidad que le es propia a toda sociedad y en particular a los individuos que la conforman.<br />Los comentarios realizados por estos “agentes de la mala educación” que tratan al mensaje refiriéndose al tango y también a otras expresiones de nuestra cultura de manera peyorativa, no son inocentes. Al contrario persiguen un fin determinado, un fin, que está cimentado en la transculturación con fines económicos y la destrucción de la identidad nacional. Paradójicamente, otras sociedades destacan el valor cultural y representativo del tango ya que es un gran contenedor popular que preserva la historia del país de modo simple pero con una contundente verdad.<br />Por supuesto que esto nos lleva a preguntarnos, ¿argentinos, qué nos pasa?, ¿cuál es el sentimiento que nos abarca?, ¿qué nos hace descreer de nosotros mismos?, ¿Por qué no tomamos conciencia de nuestro acervo cultural, de nuestras potencialidades?. Esa toma de conciencia posibilitaría cimentar nuestra autoestima que nos permita reconocernos, fortalecernos y afianzar nuestra identidad. ¿Qué oscuras razones nos impiden transitar por los caminos de la realización, del encuentro más que del desencuentro?, ese desencuentro, el que nos hace pensar que lo nuestro es peor, que es inferior a lo que viene “globalizado”, y que nos induce a buscar aparentes soluciones en otras latitudes.<br />Pensamos que hay un sentimiento, un pensamiento muy profundo que es el pensamiento de la armonía. Si nacimos en estas latitudes, si tenemos nuestros ascendientes, nuestras tradiciones, nuestro acervo cultural, es para que profundicemos y desarrollemos estos valores. Por supuesto que tenemos que estar abiertos a otras expresiones culturales, abiertos a otras idiosincrasias sin que por ello, ese gesto nos vuelva genuflexos y detractores de nuestras propias raíces. Sin ninguna restricción, con normalidad insolente nos invaden expresiones musicales que cuentan con la anuencia de los antes mencionados difusores serviles de los interese foráneos, y que, sistemáticamente, asaltan nuestras radios y distintos medios masivos de comunicación con finalidad comercial, mercantil y utilitarista.<br />Para que nuestros valores, presentes en nuestra historia, cobren fuerza, urge cambiar el proyecto educativo. Para que el proyecto educativo tal como dijimos anteriormente apueste a lo cultural, a lo argentino, no debe apostar a la imitación de formulas extranjeras o lo que es peor, a prepararnos para ser enemigos de nuestra propia historia.<br />Tenemos nuestra propia realización, tenemos nuestra propia carga cultural, nuestro propio y genuino destino. Para comparar el destino de la naciones tendríamos que decir lo siguiente: “así como no existe un hombre igual a otro, podemos aseverar que un pueblo no es igual a otro”.<br />¿Quién podría aseverar con plena certeza que un hombre es más importante que otro? Sin duda, nadie. Diríamos que todo hombre tiene por delante potencialmente en su formación, en sí mismo, en su libre albedrío, lo que significa la realización, ser dueños de sus desventuras y de sus certidumbres. En síntesis, de la mano del libre albedrío y de las decisiones que cada uno tome se va a construir un futuro que puede ser, bueno, malo o mediocre.<br />Así como ocurre en la vida de un individuo, así ocurre en el desarrollo de un pueblo. Un pueblo está constituido por la suma de sus individuos. Si un hombre no es igual a otro, nadie puede acertar a decir que un pueblo es mejor que otro. Esto nos permite afirmar que si no hay un pueblo mejor que otro, tampoco hay un pueblo inferior a otro.<br />Al reflexionar de esta manera lo que queremos decir es que, tal vez intelectualmente no manejamos ciertos conceptos, pero en la práctica se ha devastado por boca de falsos profetas el ser argentino. Nos referimos a los profetas de la anti-argentinidad, los mismos que atacaron al federalismo, al peronismo, al radicalismo de Irigoyen, los mismos que trataron de mancillar la memoria de nuestros próceres. Es común escuchar en ciertos círculos de intelectuales que nuestros próceres no están a la estatura real que se dice tuvieron en la historia. ¡No!, afirman algunos estúpidos, San Martín «no cruzó Los Andes a lomo de caballo, lo hizo en camilla». Si esto es verdad tiene un mérito mayor aún ya que superó los problemas de salud que otros tal vez hubiesen puesto por delante para no acometer con tamaña empresa.<br />Pero no nos vamos a detener en este ejemplo, aunque si todos sabemos a quién nos referimos cuando lo mencionamos.<br />Para nosotros no es casual que esto ocurra. Sabemos, creemos con justa razón, que esto obedece a un plan bien orquestado que encuentra seguidores oficiosos como ya lo hemos expresado. Y ¿cuál es el plan? se preguntarán. Es muy claro, si a un pueblo se le denigran sus próceres, se les desacreditan sus prohombres, se le ridiculiza su historia, es como cuando a un chico se le destruye su figura paterna, tendrá, seguro, problemas muy serios por la destrucción de su norte, de su rumbo, de sus parámetros sociales, espirituales y políticos.<br />
Desarrollo y Auto-estima<br />
Los Argentinos debemos saber que somos portadores de una rica historia, merecedora del más profundo respeto. Para generar esa conciencia en nuestro pueblo, no solamente en los jóvenes y niños, sino en cada Argentino, desde los medios de educación, difusión o cualquier espacio de divulgación es necesario comenzar a tejer esa fina red que salga al encuentro de los oficiosos agentes de la anti-argentinidad, para decir la verdad, verdad que ellos a sabiendas desvirtúan.<br />Desde los medios de difusión manejados por argentinos debemos crear medios educacionales para que todos estos conceptos lleguen a los demás con la claridad necesaria. Todos sabemos que los medios han tenido un desarrollo tecnológico desmesurado en relación con la práctica de la lectura. La alternativa visual y sonora ha captado a las personas en general, es aquí donde nosotros nos preguntamos: ¿a quién o a qué intereses responden esos medios, cuando ligeramente se “analiza” la historia, y se “difunde” la vida de un prócer?, o en cualquier caso, cuando esbozan cualquier criterio con el único afán de destruir a nuestros prohombres y nuestros valores.<br />Por esto nuevamente reiteramos la importancia que tiene crear una educación que trascienda las aulas escolares y que desde los medios de difusión gane los rincones del país ejerza con responsabilidad la concientización Argentina. Nuestra historia no necesita de ningún maquillaje para enaltecer la imagen de nuestros hombres.<br />Creemos que actualmente no hay una educación en las escuelas que apunte con firmeza a rescatar los hechos donde abrevar para fortalecer nuestro presente y desarrollar nuestro ser nacional.<br />Las naciones desarrolladas no sólo han hecho un trabajo hacia afuera sino que han construido una trama hacia adentro, para elevar la autoestima primero, para luego, ganada la confianza, afianzar la identidad del país. ¿Cómo podemos ejemplificar este concepto? Por ejemplo Alemania tiene a Mercedes Benz, BMW, Japón, Suzuki, Mazda, EE.UU. Ford, Chevrolet. Nosotros ¿por qué no podemos tener nuestra propia industria automotriz, nuestros propios satélites de comunicación, para manejar nuestra propia información?. Debemos cimentar nuestros científicos y generar a través de la ciencia beneficios humanitarios que trasciendan inclusive nuestras fronteras. No queremos ser mejores que nadie, pero tampoco menos que ninguno.<br />Tengamos nuestro particular lugar en el cosmos, porque ese es el designio de Dios. Si la Argentina no lo hace habrá fracasado. Porque así como existen personas fracasadas por falta de voluntad, o por falta de decisión para lograr las acciones correctas también decimos que está el hombre que lucha y trabaja por enriquecer su destino. Pues bien, si hay hombres exitosos o fracasados, también hay naciones que triunfan o fracasan según sigan uno u otro destino.<br />Pero también es cierto que si una persona puede revertir su “destino desfavorable”, una Nación puede cambiar también su rumbo. Decía Juan Domingo Perón: “Trabajar para tener una Patria Justa, Libre y Soberana”, para que de ese modo se pueda lograr independencia económica y alcanzar la justicia social de la mano de la solidaridad, y con estos elementos lograr potestad política.<br />Queremos detenernos aquí para preguntarnos: Un país en las condiciones actuales, ¿puede tener soberanía política si tiene dependencia económica? La respuesta, creemos, está a simple vista. ¡No!, es imposible; ningún país que tenga dependencia económica, puede aspirar a tener independencia política, es decir, no existen actitudes políticas soberanas si hay dependencia económica.<br />Estas verdades no se dicen. Sabemos que es una contundente realidad. Tenemos que fomentar nuestra industria nacional. No solamente la industria sino también nuestros bienes nacionales. Esta determinación incluye el agro, nuestra productora de materia prima. Si le prestamos atención a este presente, tenemos para el futuro la gran oportunidad de crear materia prima que la humanidad está necesitando, ahora. Además tenemos una gran parte de ese dos o cuatro por ciento de agua que dispone nuestro planeta a nuestra disposición. Pensamos que lo que nos falta, quizá, es lo más importante: tomar conciencia de los pasos que como sociedad y como pueblo debemos dar.<br />Insistimos en decir: “Es muy difícil tener, independencia política, si se tiene dependencia económica”, entonces hay que buscar independencia económica que nos va a permitir tomar decisiones políticas soberanas.<br />Mientras que esto no ocurra, y más allá del color del gobierno que asuma “el poder”, se va a ver forzado a responder a las imposiciones del exterior. Pretender desoír las exigencias del exterior, como puede ser el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, etc.; implicaría entrar en un aislamiento con el consiguiente caos social, económico y político prácticamente en horas.<br />Por otro lado acceder a todas las demandas de los organismos Internacionales sin un plan real de salvataje nacional ideado por los argentinos es realmente temerario e impropio.<br />Pensemos que estos organismos que responden a sus propios intereses, no nos van a facilitar el desarrollo de nuestras industrias. Las terminales automotrices no nos van a permitir crecer porque si lo hicieran perderían un cliente, y ganarían un potencial competidor en el mercado mundial. Las demás corporaciones actúan bajo el mismo criterio. En política y economía internacional no existen los amigos, tampoco los enemigos. Sí existen los adversarios que están más cerca de ser considerados enemigos que amigos. Para decirlo de otra manera, existen intereses impostergables.<br />El interés es aliado de la conveniencia. A estos países les conviene que continuemos en las condiciones de sometimiento económico en el que estamos actualmente, contando, entre otras cosas, con el aporte de algunos periodistas cipayos, sirvientes incondicionales de los grandes medios de difusión. Haciendo la salvedad de lo que ya dijimos anteriormente, que la educación es la llave de la liberación, podemos afirmar que de la mano del desarrollo de nuestra propia cultura nacional podremos afrontar esta controvertida realidad donde nos bombardean con mensajes derrotistas con la única intención de ultrajar nuestra identidad.<br />Entendámoslo de una vez. Los extranjeros no van a favorecer nuestro despegue. Tenemos que hacerlo nosotros mismos. Esta responsabilidad no la estamos ejerciendo aún.<br />Para aquellos que intentamos estar alertas no es algo nuevo, ya lo advertimos hace mucho tiempo. Allí, alrededor del año 1985, con un grupo de amigos abríamos las “Escuelas Martín Fierro”, con la modesta finalidad, pero inquebrantable determinación, de tratar de aportar a lo cultural más allá de las coordenadas superfluas de una educación que no nos enseña del valor de la autoestima, que no nos enseña la importancia que tienen nuestros métodos, nuestras decisiones, ni la importancia de ejercer con sabiduría nuestro libre albedrío.<br />Insistimos, mientras no trabajemos para la libertad política y la independencia económica, no podremos autofinanciar nuestros propios proyectos. Mientras no tengamos la llave de nuestra caja fuerte y seamos dueños de los bienes materiales que dispongamos dentro de la misma, mientras nosotros no demos este paso, no obtendremos independencia económica y, estaremos siempre sujetos a los designios del exterior.<br />La única manera de construir una economía nacional fuerte será con desarrollo industrial, con desarrollo agrícola-ganadero, siendo nosotros generadores de materia prima, propiciando los avances científicos, generando, además pautas culturales propias, que sin duda nos van a llevar a reafirmar nuestra identidad nacional, nuestro ser Argentino, nuestro ser nacional. Sumemos a este proceso de manera casi fundamental el desarrollo de una educación puesta al servicio de nuestra cultura. Es lo único que nos puede salvar, lo demás, y menos por generación espontánea, no va a suceder.<br />La educación y las pautas culturales, deben apuntar a generar en nuestros jóvenes reflejos de solidaridad, de hermandad y a actos positivos, ése es el camino. Pero junto a estos sentimientos tenemos que desarrollar la sana intención de que nuestros jóvenes busquen las posibilidades de convertirse en los industriales, los ganaderos, los empresarios o comerciantes del futuro, no inhibirlos y si apoyarlos.<br />Que aprendan a disfrutar de lo que ellos puedan generar y que sepan también que para construir un imperio económico tendrán que trabajar mucho, habrá mucho de sacrificio, pero si sabemos transmitir la idea habrá en el esfuerzo también un gozo al realizarlo.<br />Otro aprendizaje que debemos hacer conocer a los que se sitúen en el campo empresarial, y que se sumen a la voluntad del crecimiento, es que van a poder disfrutar de una parte de lo que produzcan, solo de una parte, ya que la mayoría debe destinarse a la reinversión en el país, para generar una nueva industria que pueda desarrollar un proyecto de Nación con una economía fuerte, como merece tener nuestra Argentina.<br />El equilibrio justo no existe, y así como un individuo está en una etapa creciendo y a la siguiente decreciendo y constantemente vive inmerso en un proceso, de y hacía, lo mismo ocurre con la vida de las naciones. Debemos analizar desde esta perspectiva, el proyecto de hacía dónde vamos nosotros hoy, con una industria desmantelada, con la ciencia desestructurada, con las universidades preparando universitarios para luego casi impulsarlos a que se vayan al exterior.<br />También, a resultas de este “perverso proyecto del anti-proyecto” es frecuente ver un profundo pesimismo, una incontrastable falta de ánimo. Aquí está nuestro peor enemigo. Debemos revertirlo desde la educación, con la formación de valores, con ética, apretando los dientes haciendo un análisis profundo de nuestro errores y de nuestras virtudes, y por sobre todas las cosas, apostando a nosotros mismos, apostando al de “al lado” porque es argentino, apostando, al fin, a nuestra cultura.<br />No queremos que se nos confunda el mensaje, pero cuando un empresario, o un empleador cualquiera tiene la posibilidad de dar trabajo, debería priorizar al trabajador argentino, no por un sentimiento xenófobo hacia otras personas, sino porque nosotros estamos inmersos en una construcción social y política que debe priorizar lo nuestro. A partir de nuestra propia grandeza podremos entonces albergar o tutelar a quien lo necesite.<br />Para nuestro pueblo que sabe de solidaridades hacia otros pueblos hermanos no es algo desconocido. A lo largo de la historia hemos dado mucho de lo que nosotros teníamos. Latinoamérica y parte de Europa saben de la generosidad del pueblo Argentino. Muchos recordarán al peronismo llevando a cabo una acción solidaria e integradora con nuestros hermanos del mundo. Tenemos que lograr una conciencia social para que el Estado y los legisladores promulguen leyes donde se proteja y se beneficie el empleo de argentinos. Porque en caso contrario caemos en el absurdo de dar trabajo a personas que una vez mejorada su situación regresa a su país llevándose lo poco o mucho que haya acumulado sin que jamás se haya integrado culturalmente a nuestro país. Por lo tanto no solamente «no vota», sino que tampoco forma parte de la comunidad que busca el progreso. En cierto modo utilizó oportunidades que nosotros necesitamos capitalizar para nuestro desarrollo.<br />Estas reflexiones no tienen que ver como ya lo dijimos con una actitud discriminatoria, surge del sentido común. Los políticos Argentinos deberían estar atentos a estas cosas porque en definitiva son elegidos por sus conciudadanos y, porque además nos vamos a referenciar con nuestros connacionales por un problema de sentido común, de orden natural, y por un hecho práctico de proyección hacía el futuro.<br />Entonces todas estas cosas habría que ordenarlas, sistematizarlas. Deberíamos cambiar los planes de educación para generar también una conciencia en los medios de difusión para que resalten los valores nacionales, en todo el campo cultural, en los deportes, en las ciencias, en nuestros premios noveles, en los autores reconocidos en el mundo de la cultura y de las artes en general. Debemos interesar a los jóvenes y niños sobre la vida de nuestros héroes, concretar una difusión amplia, completa y verídica de nuestra historia Argentina. Debemos difundir el pensamiento vivo de San Martín, de Rosas, de Manuel Belgrano, el pensamiento vivo de nuestros próceres más cercanos, de Juan Domingo Perón, de Eva Perón, etc., y de tantos héroes anónimos que construyeron la argentinidad y que por imperio de ejercicios propagandísticos de otras latitudes, se ven desde hace mucho tiempo desvalorizados.<br />Volvamos a apostar a nosotros mismos, a edificar la autoestima como pueblo. Esto no se consigue de la noche a la mañana, es algo muy complejo. Pero en la medida que se deseé y este deseo se haga carne en cada Argentino el milagro estará al alcance de la mano.<br />Dentro de este contexto cobra significado los tres millones de Argentinos que van a veranear a otros países, que si, por el contrario, lo hicieran aquí, generarían un circuito financiero interno, que produciría más empleo. En lugar de comprar productos extranjeros, en la medida de lo posible deberíamos adquirir productos Argentinos. En lugar de difundir una idea pesimista, derrotista o sin salida, debemos crear circunstancias que contribuyan al desarrollo de nuestra propia confianza, reconocer los valores de nuestra propia música, de nuestra cultura, y de todas nuestras expresiones artísticas. También debemos crear las bases para tener nuestra propia industria y lograr nuestro propio poder económico a partir de hacer todo lo necesario para innovar, para afianzar nuestra identidad y futuro.<br />Si nosotros cambiáramos todo esto y comenzáramos a mirar a nuestro propio país en el turismo, a nuestra propia música en lo que hace a descubrir las profundidades y los valores que esta tiene, si viésemos a nuestros propios artistas, si crearíamos nuestras propias producciones de novelas, películas, e impulsáramos nuestro teatro, dándoles un tinte mucho más atrevido y ambicioso para proyectarlas como alguna vez fue a toda Latinoamérica y a todo el mundo hispano parlante, podríamos así asentar nuestra propia industria referida a los hechos culturales que nos darían ante el mundo una identidad fundamental.<br />Estamos convencidos que si hacemos esto, otra Argentina comienza a nacer, comienza a crecer. Pero sino tomamos conciencia del cambio que tenemos que hacer en nuestras pautas educacionales y no ponemos la información al servicio de la educación, este cambio será difícil de lograr.<br />Se dice que un samurai para lograr éxito, desechaba de su mente toda información que no tuviera que ver con el combate, con la disciplina, con la abnegación, con la superación del dolor, con vencer y triunfar a cualquier precio, aún a costa del valor más sagrado que brindaba el samurai que era el de dar su propia vida en combate. Toda información que no servía para esto, la desechaba. Solo acumulaba en su mente información que estaba seleccionada a través de la formación, de la cultura. A través de la cultura definía qué era lo útil para el logro de su objetivo: ser un guerrero sin parangón, ser imbatible en la pelea, para así infringir temor a sus enemigos.<br />Bien, nosotros debemos intentar construir esa idea. Si vamos a abrazar el mundo de la industria, generemos una industria Argentina, si vamos a componer una canción, ambicionemos sin miedo que sea la mejor canción, si vamos a elaborar tortas o pizzas que sean las mejores, y coronemos estos productos con nuestros colores. Pongámosle la bandera Argentina, coloquémosle el escudo Argentino e inscribamos el “Made in Argentina”, aun cuando creamos que se lo vamos a vender a un solo individuo.<br />La mente vigila la mente. Si comenzáramos a soñar, a apostar a favor de nosotros y de nuestro futuro, todo lo deseado será posible.<br />
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-87794126207221880092012-09-27T07:23:00.003-07:002012-09-27T07:23:25.901-07:00Capitulo 5 - Evita: Mística y Militancia<br />
Evita: Mística y Militancia<br />
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Cuando trabajamos en nuestra primera publicación, “Doctrina y Militancia”, sentíamos la necesidad de expresar ciertas reflexiones. Estas consideraciones apuntan a que muchas de las cosas, muchas de las ideas y muchos de los sentimientos que hemos volcado en este libro, para nada se originaron en nuestra mente o en nuestra sola experiencia individual, sino que, de alguna manera pretende o quiere ser la voz de muchos compañeros de ruta, de muchos compañeros de camino.<br />Tratamos de inspirarnos con la máxima sinceridad posible en los postulados justicialistas, en el concepto movimientista que tiene nuestra doctrina; en fundamentos, obviamente doctrinarios, en el sentir y la pasión que la compañera Evita fue instalando a lo largo de toda su vida. A veces, cuando señalamos esto de “a lo largo de toda su vida”, nos referimos a los momentos particulares donde los poderosos se suelen olvidar del compromiso con los humildes. Generalmente y por denominador común cuando las personas o los mayores individuos logran un momento de poder personal o de ventura personal o de influencia política, como tuvo Evita en su momento, en lugar de transitar el árido camino del olvido de los demás, en vez de transitar el camino de la indiferencia hacia los más humildes, o simplemente de la indiferencia hacia el prójimo, hacia los compañeros de camino, Evita insuflo pasión a sus acciones solidarias, deberían recordar e imitar el ejemplo de Evita.<br />Evita renunció a las comodidades cuando podía tenerlas, renunció a los sentimientos tan despreciados por ella, al sentimiento y al egoísmo “oligarca” como lo llamaba, y se vuelca con el poder y a la influencia que ella ostentaba decididamente con formidable esfuerzo a la acción social. Vivía y plasmaba en cada minuto de su vida sus preferencias por los más humildes, hacia los más desposeídos. Esto que parece tan fácil, tan sencillo de explicarlo, en realidad, fue una opción de vida muy profunda, al punto tal que su pasión por los demás y por la obra de Perón y por los sentimientos de nacionalidad la consumió en vida, literalmente.<br />Evita lo único que pedía desde su lecho de enferma, tenemos la impresión, era más vida para poder ayudar, más oportunidades materiales para poder socorrer a los que más necesitaban. Creemos que si había un dolor que la carcomía, no era el dolor físico, material, sino el dolor, tal vez, de la conciencia por que su ausencia sería la ausencia de un proyecto más completo, un proyecto que tenía que ver totalmente con el sentimiento generoso hacia los más necesitados, que tenía que ver con una pasión inigualable como ser apenas un puñadito de arena en la doctrina de Perón, en el sueño revolucionario de su esposo y conductor.<br />A veces, escuchamos decir que la ayuda social se tiene que planificar, que tiene que llegar de manera escalonada, tiene que llegar metódicamente. Mientras se planifica, mientras los ratones de biblioteca planean cómo ayudar, el hambre azota, la necesidad no sabe de esperas, sólo tiene un aquí y un ahora rotundo, que carcome justamente al que necesita. Para comprenderlo tendríamos que haber pasado por esa experiencia de necesitar o esperar que “en punto” abran los despachos oficiales de ayuda social y que “en punto” también se cierren sin que nos hayan escuchado.<br />Evita no toleraba semejante insensibilidad. La ayuda tenía que llegar para ayer y el necesitado tenía en el alma de ella el concepto real que debe tener y que muy pocas veces es reconocido, que es justamente una necesidad que tiene que ser prontamente solucionada.<br />Insistimos: existió en esos años del ‘45 al ‘52 un proyecto que con la desaparición física de Evita se vio de alguna manera perjudicado pero que continuó en la proyección espiritual.<br />Volviendo al tema, la ayuda social, la sensibilidad social, el sentir al otro como un hermano estaba presente en todas las obras de la fundación que Eva Perón llevaba adelante, y que la relacionaban con los compañeros en cada instante de su trabajo.<br />Existe una vieja máxima que, consideramos, es una gran verdad espiritual: que la «la acción es superior a la inacción». En esto, el testimonio de la vida de Eva Duarte de Perón está por demás a las claras: «la acción es superior a la inacción». Implica esto que el gran problema del hombre, a veces, es cómo lleva a plasmar en la realidad las cosas que puede pergeñar en la tranquilidad de su hogar o con el estómago lleno o desde la actitud relajada de no tener el compromiso de construir en la cruda realidad sus pensamientos.<br />«La acción es superior a la inacción». En esto el peronismo dio cátedras. El peronismo no se conformó con esbozar proyectos, ni con ser tristes pusilánimes revolucionarios de café, sino que más bien basó su acción y pensamiento en la idea que la doctrina concreta y real era aquella que se podía aplicar. No solo se tenía una actitud, se era peronista de verdad, porque la ayuda llegaba a destino, se era peronista porque se compartía con el más necesitado las acciones que tenían que compartirse.<br />Juan Domingo Perón era justicialista porque la doctrina de su acción de gobierno priorizaba la justicia social y porque tenía un compromiso ineludible con los más carecientes, con los que menos tenían y además tenía un compromiso irrenunciable con la Patria y con un destino de grandeza. Tal era su proyecto y compromiso.<br />No podemos concebir nuestra Nación desde la resignación. Decíamos en oraciones anteriores que no podíamos tener decisiones políticas soberanas si tenemos dependencia económica. Vimos en los últimos años que existen una serie de países latinoamericanos, otros asiáticos, que tienen una fuerte dependencia económica de los países desarrollados. Esto implica que mientras esta dependencia económica sea tan contundente, tan marcada, será difícil que estos países puedan tener, o podamos nosotros también tener independencia política, en cuanto a nuestras decisiones, porque las decisiones políticas están subordinadas a intereses económicos que tenemos con el extranjero. Entonces el verbo de independencia pasa hoy por una liberación económica.<br />Para tener liberación económica necesitamos liberarnos de conceptos, una liberación de ideales, un rumbo marcado por una fuerte identidad nacional, hablando en términos caseros: “tenemos que querer ser alguien”.<br />Si nosotros no queremos ser, renunciamos, dejamos de lado este don tan maravilloso que nos da la vida que es el ser protagonistas, que es vivir nuestra propia vida. Aquí se pone de manifiesto el concepto de vivir. Vivir, no es simplemente como dice la canción “ver transcurrir el tiempo”, ni respirar lacónicamente, ni trasladar la osamenta de un lugar geográfico a otro. Tampoco lo es ver para no mirar, ni oír para no escuchar. Vivir requiere un compromiso con las cosas que están relacionadas con el más allá, relacionadas con el compromiso de ser útil y de brindarnos a los demás, pero, ¿por qué brindarnos a los demás?, ¿alguien se preguntó, por qué este sentimiento de fraternidad, de solidaridad? Tal vez la mejor definición de quién es nuestro amigo o nuestro semejante, es la que dio Atahualpa Yupanqui cuando dice que: “un amigo es uno mismo con otro cuero”.<br />El concepto de fraternidad surge de la convicción de que existe un ser supremo, único, llamado Dios, o cómo lo denominen las distintas creencias religiosas. Los demás somos emanaciones de ese poder central y lo que nos hermana no es ni más ni menos que la misma identidad espiritual, el mismo origen, el mismo transcurrir, las mismas incertidumbres y por supuesto el mismo destino que es esencialmente espiritual.<br />Todo esto, lo que padecemos y lo que sufrimos y que nos parece tan real, es decir la vida cotidiana, no es más que una noche oscura, una ilusión, un sueño. Pero esos sueños nos parecen casi una pesadilla, los vivimos y padecemos constantemente todos y cada uno de los días y nos obliga a dar la mejor de nuestras batallas. Acá en la tierra, tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos. Aquí, en este camino, en esta noche oscura, pero que en realidad está llena de luz, no está más allá de una identidad corpórea, de una identidad física de 70 años promedio. Fuimos antes, somos ahora y seremos inexorablemente en el futuro.<br />Esto es muy difícil de vivirlo y de poder comulgarlo con las necesidades de llevar el mango a casa, con la necesidad de pagar el gas, la luz o de tratar de que no nos choquen el auto para llegar puntualmente al trabajo. Pero la vida se trata de eso, de conjugar lo interior, lo mejor que tenemos, lo más filosófico hasta si se quiere el renglón más poético y más romántico que podamos tener con la crudeza de vernos obligados a defendernos. De lo contrario corremos el riesgo que nos extingan, que nos avasallen al menos corpóreamente. Caso contrario algo de nosotros está a merced “de no sé quién” y podemos no cumplir con el deber del aquí y ahora, por más material que parezca. Tiene una connotación con aquello de la eternidad, con aquello de lo que seremos en el futuro espiritualmente y de develar justamente esto. Esa sea tal vez la clave de un futuro mejor. Pero “cuando uno está en el barro”, la acción es superior a la inacción, porque la crudeza de aplicar a la realidad y de llevar adelante nuestros ideales en la cotidianeidad de las horas y de los días, de los famosos pares opuestos, del frío, del calor, de la alegría, o la tristeza, de la noche y del día para tratar de ser los mismos al margen de estos pares de opuestos, es un desafío trascendente.<br />Evita sentía de una manera cuando no tenía nada y miraba a los más humildes. Cuando tuvo el máximo poder, tal vez uno de los máximos poderes que un hombre puede tener en la tierra que es el manejo de un país y sus medios materiales, siguió siendo coherente y siguió viendo a los necesitados, a sus hermanos, de la misma manera que cuando nada tenía.<br />Este es el valor espiritual de Evita y este es el mensaje que todo justicialista debe tener en su corazón, bajo el sabio orden de la doctrina que Perón dejó para la posteridad.<br />Nosotros, como bien decían muchos sabios peronistas, no tenemos que inventar ni actualizar nada. Doctrinariamente, tenemos que evocar los principios de nuestra doctrina, porque nuestra doctrina está plagada de verdad y si es verdad por sí misma se puede aplicar a todo tiempo, lugar y espacio. Si esto no fuera así, es porque alguna falla tenemos en la aplicación o en la interpretación de nuestra doctrina. Tenemos la cercanía de la presencia y el pensamiento vivo de Perón y Evita, que aún puede respirarse en casi todas las latitudes de nuestro país. Cuando hablamos de cultura hicimos referencia a que el peronismo realizó una cultura en la acción, del compromiso aplicado a obras concretas y no como otras seudas revoluciones o seudos movimientos políticos que nacen para desperezar del aburrimiento a algunos mediocres, y que intenta despuntar el vicio para prestarse a un bálsamo de una conciencia que no está demasiado clara.<br />Empecemos a limpiar de culpas o de molestias nuestra conciencia. Tal como decía la madre Teresa de Calcuta “Dar hasta que duela”. Lo demás no sirve, lo demás alcanza apenas el rango de paliativo.<br />Lo que el pueblo argentino busca y desea es seguir adelante y concretar en la realidad la revolución nacional Justicialista planteada por Perón. Esto es más que un concepto, es casi la razón de ser del Justicialismo. El Peronismo con intrínseca vocación de poder se vuelve vigoroso en la acción, y su destino es “ser lo que deba ser”.<br />
Peronismo: Vigencia y Desafío<br />
Los peronistas podemos en la práctica hacer las cosas mejor que nuestros adversarios. La solución del destino del país está en una Argentina fuerte, una Argentina grande como soñó San Martín, la que Rosas evitó que se disgregue, y a la que le forjó una identidad, a la que Perón fortaleció incorporando al pueblo a la vida social y política y levantando tres banderas irrenunciables para una Nación que se digne de tal.<br />Cuando hablamos de la actualización doctrinaria cabe preguntarse ¿qué es la actualización doctrinaria?, ¿tendrá sentido si el mundo cambió? Nosotros pensamos que lo que cambió de la realidad social es el ropaje exterior, la modalidad de presentación de las necesidades del hombre. Pero seguimos padeciendo las mismas angustias, las mismas injusticias, son los mismos desposeídos, las mismas arbitrariedades, y las mismas verdades.<br />Insistimos, es la misma lucha del hombre, por superarse, por encontrar el sentido al más allá. Vemos que tal vez cambiaron algunas formas, pero que la lucha intestina del hombre por superarse es la misma con el agravante de que algunos poderosos ponen sus prioridades lejos de dicha realidad.<br />Si alguien nos preguntara ¿cuál es el objetivo del hombre en la actualidad?, responderíamos que no creemos que el objetivo del hombre sea solamente aumentar los salarios, si bien esto es una necesidad inmediata y tenemos que luchar denodadamente para que así suceda, para que todos los hombres, sobre todo los que menos tienen, obtengan un mayor ingreso. Esto tiene que ver solo con nuestra identidad corpórea y con nuestra cultura de tiempo y espacio que, si bien es necesaria porque implicaría mejor educación para nuestros hijos, mejores medios para vivir, todo esto forma parte de lo “relativo”. No hace a lo esencial. Lo esencial es trascender los elementos que nos limiten y el primer elemento que nos limita es el cuerpo físico en cuanto está sujeto al paso del tiempo y a la imposibilidad de trasladarse en el espacio que lo oprime.<br />La idea fundamental es atacar nuestras mediocridades, nuestro egoísmo, nuestra casi pueril forma de valorar las cosas. Sobre todo nuestro pueril sentimiento, ese estar aferrado a las cosas que a veces desde las alturas filosóficas nos parecen tan ridículas pero que luego, cuando vuelve a salir el sol y nos sumergimos en la cotidianeidad, nos parecen de fundamental importancia. Por eso damos mucho valor a esto de que la acción es superior a la inacción. Porque desde la reflexión y desde la comunidad comenzamos a comprender lo pueril de algunas de las luchas que damos. Pero, insistimos, al otro día, al amanecer, vuelve a salir el sol.<br />Con esto de la cotidianeidad, con esto de los empujones y de la competencia demasiado cruel es como se nos empieza a olvidar el por qué y el para qué del sentido de nuestra vida. Entramos en un fragor, en una lucha donde somos igual que niños que se toman a golpe de puño por una bolita que sale centavos y que luego distraídamente la pierden o simplemente la abandonan. Los hombres somos un poco así. A veces competimos. Basta ver el tránsito en la autopista, los lugares de estacionamiento o esa locura de ver quién llega primero a cualquier lugar. Parece una ficción pero ocurre.<br />Estamos más acá de esas conductas pero sin duda, la batalla es tratar de cada vez más enfocar la mente en las cosas que son sustanciales, dejando de lado todos los sentimientos que son pueriles. Por esto, a veces, el torpe suele vehementemente gritar o refugiarse en la violencia porque al adolecer de verdad, creé infantilmente que empujando al otro puede motivarse. En realidad lo que estamos haciendo es entrar en un callejón sin salida. Distinto es cuando nos asiste la verdad, cuando nos asisten los buenos sentimientos, la calma y la seguridad. A veces un sólo susurro o el gesto cargado de armonía es mucho más profundo, mucho más movilizador y estimulante que las alteraciones violentas.<br />En esto el Peronismo supo transitar por momentos de gloria. También los enemigos de la Nación quisieron marcar o quisieron herir de muerte al Peronismo, ¿cómo?, destruyendo estatuas, quemando libros, rompiendo fábricas, impidiendo que se nombre a Perón o a Evita, o hasta prohibiendo el término “Compañero” etc. Perón en su libro “La fuerza es el derecho de las bestias”, expresa con mayor claridad que nosotros cuando hablábamos del grito estentóreo o del hecho violento. Cuando asiste la verdad a un individuo o a un grupo social o a un movimiento político como lo es el Peronismo, este resulta indetenible. Que sirva como ejemplo nuestro caso: 17 años de persecuciones y de prohibiciones sirvieron para acrecentar y potenciar más nuestra identidad como Justicialistas, sirvieron para fomentar más aquello de Evita “Volveré y seré millones”. El peronismo adquirió tal vigor que se convirtió en una realidad impensada, casi un azote para los gorilas del ‘55.<br />Vemos aquí la importancia del Peronismo de poder tutearse con el hecho doméstico, con el hecho cotidiano y abrazar también el ejercicio trascendente casi con el mismo tono de voz, casi con la misma tranquilidad de espíritu, porque lo que nos asiste no es ni más ni menos que la verdad. Lo que más nos joroba de la realidad es la estupidez de los dirigentes o de algún sector de dirigentes del Peronismo que se recluyen en ideas liberales y casi estúpidamente hacen caso a los estereotipos falsos que crean los medios masivos de difusión y temen contestar y hablar con nuestra propia realidad, y verdad.<br />Si nosotros somos católicos y pensamos que no debemos tener relaciones sexuales extra matrimoniales digámosla porque de lo contrario nos convertimos en unos farsantes. No vayamos a misa, no detentemos un crucifijo, no juguemos con el nombre de Jesús, o de Dios. Seamos una u otra cosa, pero no caigamos en abrazar las apariencias y no vivir del hecho interior y del hecho real.<br />Si somos justicialistas actuemos como justicialistas, salgamos con nuestra doctrina, salgamos con nuestros pensamientos, salgamos a dar la inevitable batalla. Si abrazamos la fe católica, digamos nuestros sentimientos. No actuemos equivocadamente. Digamos y defendamos lo que somos. No tengamos miedo de ser. No actuemos hipócritamente sin darle el valor que tiene el hecho esencial de ser lo que uno es.<br />El hecho esencial es vivir de una manera acorde a lo que marca nuestra ética.<br />Si nosotros tenemos una posición con respecto al aborto digámosla. Que no nos importe si nos consideran equivocados o retrógrados. Al contrario, cuando uno está convencido de una verdad, con respeto, con moderación y con un margen de respeto hacia pensamientos distintos, tenemos que decirlo, manifestarlo, compartirlo. Hasta que en nuestro interior no se demuestre lo contrario, debemos insistir en nuestro pensamiento íntimo y sincero.<br />Hay una expresión que dice: “Que el escritor cuando se sienta a escribir trata de decir cosas que agraden o que caigan bien o que llamen la atención al supuesto lector, al supuesto hombre que leerá sus textos”. Almafuerte decía que esto no servía. Hacemos referencia también a un filósofo chino, quien afirmaba: “escribe sobre tu verdad, habla sobre la sinceridad de tu sentimiento más profundo, pero la verdad, porque esto es lo que al hombre y a la posteridad le va a servir”. Por eso es que Almafuerte siendo un católico ejemplar, en un momento de crisis de su existencia, en referencia a Jesús le dice: “grande como hombre, pequeño como Dios”. No era un acto de herejía en boca de Almafuerte sino tal vez era un acto de esa sinceridad, de esa crudeza que da la convicción para decir: “hoy siento esto” y lo digo así.<br />Porque parte de mi verdad o de mi miseria, en otro momento puede ser verdad o ser mentira. Lo que somos tenemos que decirlo. Esto no es estar reñido con la disciplina, ni con el sentimiento de superación, todo lo contrario. Lo expresamos para saber que tenemos este sentimiento. A partir de la conciencia lo vamos a superar si cabe superarlo, lo vamos a mejorar si cabe mejorarlo.<br />Hacíamos mención a aquella máxima de Juan Domingo Perón de que “ningún individuo se realiza en una comunidad que no se realiza”. Obviamente es una alusión directa a que no solamente ninguna persona sino ningún grupo social se realiza en un país que no se realiza. Para que un país esté realizado, requiere identidad nacional, requiere de un perfil propio. Requiere también superar los problemas de fondo y los problemas de su coyuntura, de sus coordenadas políticas. En un momento decíamos que en los momentos de la independencia, allá por el 1800 parecería ser que la lucha tenía que ver con el ámbito territorial, con la tierra propiamente dicha. Si bien detrás de esta identidad territorial existe una idea de Nación que trasciende lo material, la lucha parecía que se enmarcaba en las disputas territoriales, en no permitir que naveguen nuestros ríos etc.. Hoy la coyuntura pasa por la independencia económica. Ésta independencia económica, aunque parecería dispar y no correspondiente, tiene que ver con nuestro propio acerbo cultural y con nuestro propio sentido de identidad. Hay algo que nosotros tenemos que decir: “No estamos de acuerdo en la abolición de nuestra moneda. Lo diga quién lo diga”, porque la abolición de nuestro concepto de moneda es un paso más hacia la entrega. El día de mañana nos van a decir ¿para qué queremos el escudo, para qué queremos la bandera, para qué queremos nuestro himno? Entonces continuamos transitando el árido camino del desarraigo, vamos imitando otras culturas y en la imitación está el fracaso: la imitación es el ataque a la creatividad, la imitación es una bofetada al desafío de protagonizar. No tiene nada que ver con ver los ejemplos de voluntad, de superación y de creatividad.<br />
Los Símbolos<br />
Hablábamos acerca de si teníamos o no que actualizar nuestra doctrina y en qué medida habían cambiado las necesidades de la humanidad. Decíamos que simplemente lo que cambiaba era el ropaje de presentación de estas necesidades y que en esencia eran las mismas, como también las soluciones. Con esto recordamos los tres clásicos fundamentos y postulados políticos de nuestro movimiento, el Movimiento Nacional Justicialista: esto es la soberanía política, la independencia económica y la justicia social. Cabe preguntarnos: ¿pasó de moda? O, ¿hay que actualizarlo?, ¿es impropio?. Respondemos que al contrario, decimos que nunca más a tono, nunca más a medida, nunca más importante pugnar a favor de nuestra soberanía política, nuestra independencia económica y nuestra justicia social.<br />También vamos a tocar el tema de que existen falsos profetas y falsos conceptos como falsos desafíos. Creemos que los medios masivos de comunicación nos han creado falsas expectativas. Si bien a nuestras necesidades materiales tenemos que, de alguna manera, atenderlas, satisfacerlas, pero solo en una proporción, la necesaria para vivir con dignidad. A veces el error está en la desmesura de nuestras ambiciones. Cuando todo se trasunta en una necesidad de “salvarnos” materialmente, cuando todo se resume en apostar solo al beneficio material a modo de status social (y quien no alcanza ese logro material es considerado poco menos que un fracasado) la sociedad le da rotundamente la espalda a la posibilidad de trascender y de mejorar su propia naturaleza. Tiene esto que ver con los perfiles que los grandes medios de comunicación y sus falsos estereotipos promueven, más el ataque sistemático a nuestra esencia espiritual, a la esencia de hombre y también a nuestra esencia como entidad política.<br />No es casual que el Movimiento Justicialista fuese atacado por los medios masivos de difusión. Desde su prédica se intentó dejar establecido que en la segunda presidencia de Perón los Justicialistas bastardearon templos Católicos y quemaron banderas argentinas. A nadie escapa que durante la historia peronista y en los actos del Peronismo a lo largo de más de 50 años de vida política han abundado, han redundado y han plagado todos los rincones del país con la bandera y el escudo nacional. Cuando vemos un acto de nuestros adversarios, observamos que en sus encuentros abundan el blanco y el rojo de sus colores, de los colores Radicales o la bandera roja del Partido Comunista o de otras agrupaciones políticas. En cambio el color del Peronismo no es ni más ni menos que los colores de nuestra bandera y el escudo nacional, conjuntamente con nuestros gloriosos emblemas Peronistas también surcados por los colores patrios. La atribución de la quema de la bandera nacional fueron operatorias del servicio de inteligencia norteamericana, de la CIA, propagandas pergeñadas, como las supuestas riñas, quema de iglesias, etc..<br />La doctrina de nuestro Movimiento Nacional Justicialista afirma que somos un movimiento Nacional-Popular-Humanista y Cristiano, ¿cómo vamos a atacar o ir en contra de lo que Perón y Evita protagonizaron y llevaron a la práctica?. Viendo series antiguas como Misión Imposible, es muy frecuente ver cómo ellos, los norteamericanos, manejan operatorias de prensa y se inmiscuyen en los asuntos de otros países haciendo alarde de un autoritarismo que les es propio.<br />Debemos enriquecer y mantener, ser coherentes y conocer cuál es nuestro propio acervo cultural. Es muy sencillo, la obra es mirarnos hacia nosotros mismos y tratar de escapar de las funestas influencias de los medios de comunicación que crean ídolos de barro, falsos profetas y estereotipos de lo light, que terminan siendo soberanos de la frustración, nunca comprometidos con una realidad política, nunca comprometidos con una meta espiritual, nunca comprometidos con el semejante.<br />En síntesis hacen de serviles vocacionales y lacayos gratuitos. No queremos esto para nuestros jóvenes, no queremos este modo de vida para nuestros hermanos, no lo queremos esencialmente para nosotros mismos. Queremos ser protagonistas de nuestro tiempo, protagonistas de nuestra historia. Buscamos sentirnos profundamente militantes peronistas porque tenemos la mejor de nuestras doctrinas. Tenemos conciencia que el Movimiento Nacional Justicialista es la llave para la liberación nacional y la felicidad del pueblo.<br />
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-83009876417562584502012-09-27T07:22:00.003-07:002012-09-27T07:22:31.704-07:00Capitulo 6 - Proyectos e Ideales<br />
Proyectos e Ideales<br />
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Decíamos que a la ausencia de proyectos motivadores, de arquetipos que esencialmente se acuñan en la niñez y en la juventud, que es el momento cuando se abraza con más pasión los ideales, sobre todo de justicia y solidaridad. La ausencia de estos proyectos, de estos ideales, decíamos, permite que reine la cultura de la silicona, la cultura del tatuaje, la cultura de pintarse los cabellos de distintos colores y hacer cualquier suerte de ridiculez para llamar la atención creyendo que esto es un acto de libertad. En tanto, todos saben que son modas dictadas, (sospechamos de qué lugar del planeta). En lugar de generar personas «socialmente peligrosas», o personas con capacidad de ayudar, de colaborar, de transformar la realidad, están convirtiendo a jóvenes con actitudes borreguilmente consumistas.<br />Tal es la sistematización que padece nuestra civilización que hasta nos marcan estereotipos de rebeldías absurdas. El joven con cinco, diez o quince tatuajes, tiene una manera de expresión un tanto llamativa, y las mujeres con la cultura de la silicona parecen desoír los mandatos más naturales y más armónicos de su propio cuerpo. Algunos hombres tratan de parecer mujeres, otros ni una cosa ni la otra, otros tratan de ser agradables hasta el hartazgo en la presentación exterior. Es el culto a lo superfluo, a la banalidad.<br />Estamos convencidos que esto se produce por ausencia de ideas motivadoras, por haber perdido el norte, por haber perdido noción de cuáles son los valores importantes, lo valores esenciales, cuáles son los valores periféricos y relativos. Cada vez abundan más los programas que nos hablan del mundillo artístico, de los divorcios, los juntes y rejuntes, de los ejercicios de infidelidad, de las cirugías estéticas de algunos, etc.. Mientras simulan “entretenernos” en realidad nos distraen sobre el verdadero fin de sus objetivos y nos venden toda suerte de espejitos a través de la pantalla televisiva y de revistas especializadas en la estupidez farandulezca. Por otro lado las causas de desigualdad e injusticias se siguen profundizando indefinidamente. Nuestros jóvenes en lugar de archivar en su memoria elementos, información, conceptos éticos y valores como herramientas para poder superarse en la vida, van almacenando esta suerte de escoria informativa que, insistimos distrae e idiotiza.<br />El camino de la superación es un camino cuesta arriba, un camino que requiere voluntad, que requiere sacrificio, por supuesto que la recompensa bien vale este esfuerzo y muchísimos más. Lo otro es fácil de adquirir porque es sentarse e incorporarlo. Tiene que ver con una actitud displicente, una actitud chismosa, produce un pecado gravísimo que es “vivir” la vida del otro. A veces las personas que consumen demasiado los quehaceres televisivos o la vida de los artistas o de los ídolos de barro incurren en la peor de las negligencias: el vivir la vida de otro y no vivir la propia. Creemos que la vida de los otros tiene que estimularnos a ser protagonistas y dueños de nuestros propios días, de nuestras propias horas, nuestros sueños, que no pueden ser nunca ver por TV. el casamiento de una famosa, entre comillas, o de una artista, y creer que esa realidad se emparenta con la nuestra, y nos sumerge en una absurda ilusión.<br />Muchas veces en lugar de tomar el toro por las astas nos lanzamos a esta ilusión de querer emparentarnos con los «ricos y famosos». En tiempos anteriores se emitía una tira llamada «ricos y famosos», nombre de por si perverso. La mayoría de los que veían «ricos y famosos» eran «pobres y anónimos». Es crudo pero hay que liberarse de este flagelo y sentir la grandeza de nuestra propia individualidad y la grandeza de que nosotros podemos vivir en nuestro interior y plasmar en nuestro exterior las más grandes de las epopeyas, las más grandes de las utopías. Las podremos realizar si tenemos un poco de fe y disciplina, trabajo de por medio y con la guía rectora de la disciplina y la sana intención de concretarlo. Así cualquier desafío se nos hace posible, lo demás es el camino de la displicencia, de la distracción que nos conduce al error y la angustia.<br />Cuando hablábamos del sentimiento de fraternidad, de respeto y de igualdad, reflexionábamos acerca de dos argumentos para abrazar esta sana idea. Uno, y el más profundo, el más motivador es porque es una realidad que nos dignifica y nos da la conciencia de que el otro, de todas maneras, somos nosotros mismos y de que existe una vinculación indivisible con el prójimo, sea este prójimo amigo o se vista con los falsos ropajes de la “enemistad”, diríamos con los ropajes transitorios de la enemistad o del disgusto. Por imperio de la ley de atracción y repulsión tenemos que cumplir con el sentimiento de solidaridad, igualdad y fraternidad, por el sentimiento que la realidad de esto implica, basándonos en nuestra misma identidad espiritual.<br />A veces los hombres aprendemos un poco más a los trastabillones que por introspección y convicción. Los orientales enseñaban que la vida es como una rueda que jamás se detiene y que el poderoso, el que a veces determinaba sobre la vida de los otros estaba en la cumbre de esta rueda pero que inexorablemente esta rueda continuaba girando. Habría otro período de su vida donde estaría inexorablemente debajo, en la parte menos importante, en la parte baja de la rueda, en la parte mas débil, mas menesterosa. La enseñanza se refería a que cuando uno estaba pasando por momentos malos no debe afligirse demasiado, ya que todo es transitorio, ya que todo pasa. Con esta conciencia debemos afrontar los momentos de aflicción, de enfermedad, de soledad. Deberíamos intentar vivirlos con la mayor dignidad, con la mayor hidalguía posible teniendo conciencia de su temporalidad. Pero también cuando uno está en la parte superior de la rueda y parece que el poder le sonríe, la fortuna y también la suerte no debe ufanarse demasiado con esto porque, al igual que con el ejemplo anterior, la rueda continuará girando indefinidamente, de la tristeza a la alegría, de la pobreza a la riqueza, de la salud a la enfermedad.<br />En este juego de la vida vamos a ser tratados por otros como nosotros hemos tratado a nuestros semejantes. Es verdad aquello de que si sembramos viento, cosechamos tempestades. Debemos recordar, sobre todo a aquellos que hoy ostentan un poder sobre sus semejantes, que la rueda de la vida está constantemente en movimiento.<br />Decíamos que aquellos que por imperio de la vida conducen hoy los destinos de un país, de una provincia, o de un municipio o de cualquier ámbito tienen que hacer de este poder ni más ni menos que un ejercicio de servicio, un hecho de solidaridad cumpliendo denodadamente al máximo su deber y parte del deber que conduce esencialmente a velar por los conducidos, sin que importen las propias necesidades.<br />En muchas escenas fílmicas vimos la belleza y los bríos de la manada de caballos, del caballo líder, del conductor de la manada. No obstante su belleza, y sus bríos, el jefe de la manada mantiene una actitud inquieta y deambulante, para poder olfatear los vientos, para poder detectar dónde están las aguas, para poder advertir si algún incendio se aproxima o si amenaza algún peligro a los suyos. Tal vez esto es lo que lo hace bello por sobre los demás: su actitud de servicio hacia la manada, a costa de su alimentación, de su descanso, poniendo en riesgo su propia vida. Por eso es el caballo líder.<br />Que nuestros líderes sean un poco más perfectos o un poco más sutiles que los caballos que lideran la manada. Que hagan un ejercicio de servicio y de protección hacia el otro y no un culto narcisista hacia su propio egocentrismo. En síntesis, aquel que tiene poder tiene que utilizarlo con sabiduría y con la idea rectora del bien.<br />
Justicialismo: Generación y Trasvasamiento<br />
Hablando de la famosa frase del trasvasamiento generacional o de la relación generacional que existe entre los abuelos, nuestros padres y nuestra propia generación, podríamos, afirmar lo siguiente: que a nuestros abuelos les tocó conquistar el espacio físico, conquistar con crudeza el ámbito material donde poder desarrollarse, donde poder manifestarse, luchando con escasísimas herramientas, en un ámbito muy hostil.<br />Nuestros padres tuvieron que desarrollar este espacio físico conquistado por nuestros abuelos creando las pautas de nuestra identidad como argentinos. No creándolas, sino, tal vez, desarrollándolas ya que esto viene de generaciones anteriores, de nuestros abuelos y más aún. Por supuesto, nosotros como hijos y como generación con un fuerte compromiso con nuestra historia, es imperioso que defendamos el legado de estas generaciones, y de las generaciones anteriores para proyectar nuestra identidad más allá de los límites de nuestra frontera.<br />Existe una ley física que afirma que nada es estático, nada está suspendido, inanimado en el espacio, todo está marchando, todo está inmerso dentro de un proceso, dentro de un ciclo de evolución. Este ciclo de evolución se puede mejorar o aparentemente retrotraer. En síntesis no existe nada estático. Si tomamos el cuerpo físico comprobaremos que está siempre creciendo o decreciendo. Está siempre en un ciclo evolutivo. Se dice que como es arriba, es abajo, y como es en lo particular suele ser en lo general. La vida de los hombres se proyecta y en su sumatoria se transforma en la vida de los pueblos, en la vida de las naciones. Una Nación no está en un estado estático, en un estado inanimado.<br />Si nosotros como argentinos no decidimos marchar hacia el futuro con ideas mucho más ambiciosas, con la generación de nuestros propios recursos, con el desarrollo de nuestras propias fábricas, con nuestras propias razas de ganados, con nuestros propios cultivos, con nuestros propios desarrollos en el ámbito total y absoluto de la economía, en síntesis, sino avanzamos con un fuerte sesgo de identidad nacional nos licuaremos en las culturas que hoy pugnan por imponerse.<br />Esta actitud ambiciosa, aparentemente ofensiva no es ni más ni menos que un deber que como raza y que como Nación tenemos. Lo otro es resistir el ataque y la embestida de otras civilizaciones y de otras culturas que pueden llevar a hundirnos en la ciénaga de la indiferencia, puede indefectiblemente llevarnos a vislumbrar un futuro donde comenzaríamos a dejar de ser todos los días un poco, para caer así en la peor de las muertes, con más pena que gloria. No queremos este destino, por el contrario, hablábamos de nuestro compromiso que es la proyección de nuestra identidad más allá del límite de nuestra frontera.<br />Había una vieja frase que decía «gaviota que ve lejos vuela alto». Es decir que si nosotros no nos fijamos una meta que esté más allá de ciertas mediocridades y de ciertos límites que nos traza la cotidianidad podemos llegar a tener un destino muy triste. Tagore decía que «grandes ideales suelen estrujarse y hacerse pedazos en estrechas paredes domésticas». Es importante que nuestro entorno, nuestra familia, nuestros amigos, los vecinos no sean estas estrechas paredes domésticas que sofoquen nuestros ideales. Al contrario, tenemos que intentar que nuestros ideales o nuestras proyecciones marchen hacia un destino de grandeza y busquen una amplia sumatoria para que los ideales de argentinidad y de nacionalidad puedan concretarse en la realidad, ¿por qué lo hicieron otros y no podemos hacerlo nosotros?, ¿cuál es el principio por el cual otras razas, otros países, otros grupos pudieron plasmar en la realidad sus ambiciones y así realizarse como individuos?<br />En este transcurso, en el fragor por querer ser, es mejor arrepentirse de los errores y de los fracasos, pero lo peor es no tener la posibilidad de arrepentirse por no haber hecho, no tener la posibilidad de enmendar por no haber realizado, no tener la posibilidad de evocar por no haber vivido. Peor es no poder contar una historia, una aventura por no haberse atrevido a concretarlo. Este es el peor de los pecados, es el más triste de los fines, es una bofetada al espíritu humano en el concepto interior del mismo. Tenemos que atrevernos a ser. Debemos perder los miedos, tener una fuerte vocación de conquista, una fuerte vocación de ser como lo hiciera antaño el imperio romano llevando el símbolo de su águila de poder a todas las latitudes del mundo.<br />Evidentemente nosotros tenemos que llevar nuestros ideales, nuestros sentimientos, proyectarlos más allá de nuestras fronteras porque sino nos atrevemos a hacerlo va a suceder lo que vemos se está insinuando constantemente: que otras culturas y otros intereses comienzan a calar hondo en nuestras propias trincheras. No tenemos término medio en este sentido: o avanzamos o retrocedemos; o conquistamos o nos conquistan; o crecemos o nos hacen pedazos. Nuestra apuesta, es la apuesta del Movimiento Nacional Justicialista que le dio a esta Nación la posibilidad de ser, de crear, de conquistar y de manifestarse más allá de las fronteras de nuestro propio país. Para esto reafirmamos nuestra línea política: San Martín, Rosas, Perón. Al hablar de San Martín queremos reafirmar fundamentalmente su carácter de Padre de la Patria, así como el desapego a los cargos transitorios privilegiando su misión libertadora. Juan Manuel de Rosas evitó la disgregación, evitó que triunfe la intención de los británicos y de los franceses de que existan un montón de países pequeños y débiles. Recordemos que las más grandes batallas de la argentinidad se llevaron a cabo en el gobierno de Rosas, esta son: la batalla de, La Vuelta de Obligado, de Ituzaingó, La batalla de Caseros son las muestras de estos conceptos. Finalmente y como parte de una historia que aún espera su mejor página surge Juan Domingo Perón que por lo cercano a nuestras generaciones puede llegar a ser lo más emotivo, lo más vivido que aún perdura con inusitada vigencia en la piel de los argentinos. Esta línea política de identidad, es decir San Martín, Rosas y Perón es la que nosotros abrazamos y la que sostiene cualquier proyecto que tenga como objetivo una patria grande y un pueblo feliz.<br />
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-40992291253465764372012-09-27T07:21:00.005-07:002012-09-27T07:21:55.198-07:00Capitulo 7 - Realidad y Política<br />
Realidad y Política<br />
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Afirmábamos que el desafío del hombre político es la capacidad de transformar lo cotidiano, transformar lo actual, transformar la realidad, transformar para mejorarla, obviamente. No quita esto que no realicemos una percepción adecuada y práctica, una percepción del campo de nuestra realidad que aceptar en las dimensiones en las cuáles se expresa y se manifiesta. El hombre político, tiene que plantearse el desafío concreto de modificar esta realidad para colocarla al servicio de una causa mejor, de una realidad más noble y de una perspectiva mejor para el hombre.<br />A veces tratar de conjugar la necesidad de mejorar las pautas cotidianas de vida, tales como el régimen laboral, el percebimiento de un salario más digno etc., con el ámbito general de mejoras ineludibles e inexorables que los trabajadores deben tener y que la sociedad toda debe gozar, para conjugarlo de alguna manera con la proyección que tiene el hombre con respecto al más allá, con esa necesidad inalienable de expresarse en un plano más sutil que el plano terreno. Reiteramos, resulta urgente y absolutamente posible.<br />Hacemos referencia a la creación, a la posibilidad de desarrollarse intelectual y espiritualmente. Conjugar esto se torna muy difícil de realizar o de concretar cuando las expectativas materiales elementales no están adecuadamente cubiertas. Son más vulnerables los niños, también los jóvenes. Tenemos la impresión, tal vez injusta, pero impresión al fin, que los adultos podemos sobrellevar las adversidades y los golpes que nos da la vida con muchísima más naturalidad y reacción, porque como adultos tenemos los elementos como para combatir y protegernos de estas desigualdades, de estos sufrimientos o de estas injusticias. Es correcto percibir y sentir que por los niños y los jóvenes deberíamos tener un especial cuidado. Entre las máximas peronistas está la referencia expresa que en este país los únicos privilegiados son los niños. El crear y el sembrar sentimientos e ideas positivas y marcos materiales elementales de seguridad, de alimentación, de protección, de salud hacia nuestros niños y hacia nuestros jóvenes va a redundar en un hombre más sabio, un hombre desarrollado, un hombre más realizado y por antonomasia más solidario y feliz.<br />Parecería ser que el mundo político o el hombre político perdió la capacidad de reaccionar ante las injusticias y cual un corcho en el océano se deja llevar por las inquietudes instaladas en la sociedad por los medios masivos de difusión en cuanto, en realidad, el tema de las injusticias, el tema de las necesidades de los pueblos, el tema del desarrollo, de la vocación de grandeza de los hombres es un tema que está más allá de los tiempos. Insistimos en que el desafío del político es tener la tremenda voluntad de querer tomar este proceso, tomarlo frontalmente, tomarlo directamente, para modificar esta realidad con una rotunda vocación de servicio y así avanzar hacia un futuro mejor, hacia lo que impele el horizonte del hombre.<br />
Ídolos de Barro: Confusión<br />
En muchas oportunidades padecemos lo que podíamos llamar la instauración, el establecimiento de falsos valores, de ídolos de barro, ídolos de confusión. Si catalogamos algunos episodios de “confusión” es porque no está claro dónde está el norte y el deber que tenemos que cumplir.<br />Reflexionamos a cerca de que muchos artistas, muchos personajes, inclusive de la cultura, desde nuestro humilde punto de vista, con mucha frecuencia caen en errores o en equivocaciones conceptuales flagrantes. Por ejemplo, estamos hablando de un autor conocido y respetado por nosotros mismos, autor de muchísimas letras por las cuales sentimos cierta identificación y valoramos profundamente, nos referimos a León Gieco.<br />Tan importante autor, en “Cachito Campeón de Corrientes” apunta al hecho de que un señor porteño, un manager, un hombre de negocios, abusa de la buena fe, de la inocencia y la transparencia del hombre del interior, establece este “señor” un negocio comercial de la acción boxística. Por supuesto en eso coincidimos, pero y presumimos que sin quererlo hay una subestimación muy profunda a la hombría del hombre del interior. Más precisamente en este caso, a la hombría del correntino, de su tabla de valores. Porque es fácil declararse a veces indigenista y declamar contra los españoles, contra los hombres de la conquista que alteraron la fe y la tabla de valores de los naturales y, en cambio, no respetar, o mejor dicho subestimar la descendencia de aquellos a quienes dicen defender.<br />El tema de “Cachito, Campeón de Corrientes” se refiere, no solamente, al desmedro de la hombría y de la raza ejemplar del guaraní, del correntino y en general, por qué no decirlo, del hombre del interior, tratándolo un poco más que de iluso. Por ejemplo algunas estrofas de “Cachito…” dicen, haciendo alusión a su rival; “…este me está matando de verdad…”. En otro momento dice; “…¿qué pensará mi madre? ¡Ay, ay sí! ¿Qué pensará? ¿Qué pensará mi pueblo? ¡Ay, ay sí! ¡¿Qué pensará?!”. Creemos que no es un pensamiento, no es la manifestación adecuada ni correcta del sentido de hombría, del sentido de abnegación, de valor para soportar los embates que la vida da, lo que el hombre del interior, en este caso el correntino, tiene, y que muy lejos está de expresarlo esta canción. Lo decimos de una forma muy sencilla: los embates y los golpes que da la vida son mucho más duros que los que puedan dar tus rivales por fuertes que estos sean. Una pelea boxística por cruel que parezca no se compara ni remotamente con el hecho o con el episodio de las injusticias cotidianas que comúnmente podemos apreciar.<br />En cuanto al concepto de un correntino quejumbroso, doblegado ante el dolor, resignado, preocupado por el qué dirán del pueblo, impotente, no se condice con el concepto real que a lo largo de toda la historia el correntino trabajó, labró y dejó bien asentado en toda la nacionalidad Argentina. Entonces dejando bien en claro que la intencionalidad de León Gieco seguramente ha sido muy positiva cabe aquí esta reflexión: «al César lo que es del César» y a «Dios lo que es de Dios”. Nos estamos refiriendo que el objetivo del hombre del coche importante era el dinero y el objetivo del boxeador, del hombre del interior era demostrar su hombría, era buscar la gloria, el triunfo, imponerse, despegar de la marginalidad, superar su realidad y tal vez si Dios y la Virgen le ayudan y le dan posibilidades de ganancias materiales, entonces si pensar en la casa para sus padres, en una mejor vida material. Desde esta óptica es más que legítima la acción del boxeador y aquí, como recién decíamos, tratar de una “inocencia pueril”, casi rayando la estupidez o la torpeza de ser manejado por el porteño o por el hombre de negocios, es una subestimación inaceptable a la estirpe provinciana. Si así fuese no estamos de acuerdo ni lo avalamos. Quizá también tengamos que pensar que ambos buscaban objetivos y cosas diferentes. También cabe especular ¿contra quién perdía esta supuesta pelea boxística?. Que llamativo el error de León Gieco, cuando justamente el correntino se destacó a lo largo de la historia Argentina por su sentido del valor y por su marcado sentido de la hombría.<br />Tal vez, también quiera destacar o manifestar que hay una suerte de dominio de la situación o de la realidad del porteño hacia el pueblerino. Quizá no sea esto, como especularían algunos psicólogos, el reflejo de un acto condicionado que a veces pensamos o algunos piensan que tiene el argentino con respecto al extranjero. De ser así sería por demás lamentable que afirme que «Cachito campeón de Corrientes» es un tirifilo con respecto… ¿a quién?, ¿a qué otro hombre? ¿y de qué latitud?, ¿de algún extranjero?.<br />Creemos que es un error. Se apuntó hacia un objetivo con buena intención pero el resultado fue negativo. Debemos tener mucho cuidado de los contenidos y los mensajes que damos porque la competencia en la vida cotidiana es de por sí cruel como para que le agreguemos un sesgo de subestimación hacia lo nuestro, hacia lo Argentino. Sin duda nos parece que como cualquier competencia, se gana o se pierde. El correntino puede perder como cualquier boxeador. Lo que no creemos es que tenga una actitud quejumbrosa, una actitud cobarde, una actitud de tanta inocencia que raya el ridículo, o que haga alusión a una candidez que lo “convierta” en casi sub-dotado.<br />Esto creemos que pasa en muchas manifestaciones artísticas y en manifestaciones seudo culturales que a veces los medios se encargan de difundir inadecuadamente. Por ejemplo decíamos que en «Cachito Campeón de Corrientes» le pudo haber pasado a León Gieco ( salvando las distancias) lo mismo que le criticamos a los colonizadores de América. Decíamos que entrometernos y querer modificar una cultura es el equivalente a un asesinato. Cambiar las pautas culturales de un pueblo es el equivalente a matarlo, a intentar extinguirlo como tal ya que va a desoír y va a entrar en contracción con sus propias pautas culturales y con su propia identidad.<br />Es posible que a nosotros nos pase lo mismo. Hacemos una lectura del hombre del interior desde la cultura utilitarista o de la cultura comercial de quien gana o pierde más o menos dinero y ¿el honor?, ¿las perspectivas de ser?. Para muchas personas esto es importante. Si es importante para muchas personas también tiene que serlo para nosotros, al menos desde la perspectiva del respeto y de la valorización: “tengo que valorar aquello que mi hermano o mi semejante valora”, de lo contrario, caeríamos en el mismo error que criticamos de los conquistadores que con la espada destruyeron una cultura e instauraron otra. Aquí hay una espada muy dura que es la televisión, hay una espada más afilada que la de la conquista que son los medios masivos de difusión, hay un veneno mucho más cruel que la cicuta u otro tipo de veneno conocido que es el de la moda que crea estereotipos sociales que obedecen a unas pautas superfluas de presentación y que no poseen contenido interior alguno.<br />Debemos tener muchísimo cuidado y analizar muy profundamente hacia dónde vamos. Es muy negativo sembrar ideas de impotencia, sembrar ideas de inutilidad. Sin quererlo la poesía de «Cachito Campeón de Corrientes» de alguna manera hiere la autoestima y el concepto del correntino. Nosotros conocemos algo de la vida del hombre del interior. Seguros, sin miedo a equivocarnos, podemos decir que en el hombre del interior, y más precisamente en el correntino corre sangre bravía de reconocido valor. No es por el hecho de ganar o perder una mera disputa pugilística porque esto es relativo, sino, y aquí radica nuestra critica, al espíritu de «Cachito...», a la actitud pueril, infantil y sobre todo quejumbrosa, que roza la cobardía como se describe literaria y musicalmente al digno púgil Correntino. A ningún Argentino escapa que el hombre del interior y en especial el correntino no es, justamente cobarde. Además recordemos que en ese momento, podemos inferir de la canción, el correntino estaba representando a nuestra nacionalidad, de este modo es doblemente peligroso y doblemente negativo. Pero insistimos, tenemos que cuidarnos bien de ese sentimiento y ese concepto que todo lo nuestro es inferior y lo que viene de afuera es superior. Es el viejo vicio de «unitarios y federales», el gran engaño que de la historia Argentina “hemos comprado”. Las secuelas y parte de este engaño, parte de este pensamiento lo sufrimos aún.<br />
El Hombre y su Identidad<br />
Tenemos la certeza que la pelea sustancial, la batalla de batallas que el hombre debe dar es esencialmente con su interior, es pulsear y batallar con su propia naturaleza, ya que en su interior subyace lo mejor del hombre, subyace la voz del espíritu, subyace la capacidad de convertirnos y de convertir a nuestro ser en mucho más que hombres. También en nuestro interior subyace o está latente nuestras debilidades, nuestros errores, nuestro egoísmo. En síntesis la primer batalla y la batalla fundamental, en el desenvolvimiento y el desarrollo del hombre es con su interior y el libre albedrío que nos hará optar entre lo bueno y lo malo, entre lo adecuado y lo inadecuado, entre lo positivo y lo negativo.<br />Cabe destacar que la opción correcta, la opción que tiene que ver con el desenvolvimiento, con el protagonismo del ser va de la mano de nuestra identidad y está enlazada, está enraizada con nuestras tradiciones. Haciendo una vez más alusión a la ley de causa y efecto, los hombres, al igual que los pueblos, provenimos de un origen determinado. La armonía entre nuestros actos, nuestros pensamientos y nuestra conducta con aquello que traemos, con aquello que nos ha precedido, con la patria de nuestros mayores, la patria de nuestros héroes, de nuestros abuelos, de nuestros padres, es un poco seguir de la mano del orden natural, seguir la línea progresiva de la vida y no brincar, no saltar de un lado a otro tratando que lo nuevo nos sorprenda, tratando que lo diferente parezca importante. Todo lo contrario. La continuidad, la constancia, la disciplina, el proyectarnos acorde a nuestras raíces, a nuestros cimientos y a nuestros valores es lo adecuado.<br />Daría la impresión que Latinoamérica en general y Argentina en particular no tiene conciencia de sus potenciales positivos. Hablábamos que en una suerte de congreso de música y de canciones hispanas, de ritmos del mundo que hablan la lengua castellana, entre todos los pueblos que conforman este amplio espectro, el tango fue galardonado como la música latina más importante del siglo XX. Mientras nuestros hermanos de la lengua hispana de todo el mundo nos galardonan con semejante honor, nosotros tenemos en nuestro país voceros que atacan demencial e infundadamente al tango, haciendo alusión a cualquier suerte de argumento. Tal vez en este ejemplo, mientras el mundo sostiene que el tango fue la música más importante de habla hispana del siglo XX, existen otros conciudadanos que están vociferando, están profetizando lo funesto, de esta, nuestra música, y por supuesto también de otras expresiones folklóricas argentinas.<br />Creemos que el sentimiento de separatividad, el sentimiento de inferioridad y la idea de la colonización cultural se hizo carne en muchos ídolos de cartón, en muchos ídolos de barro, en muchas personas que lamentablemente confunden capacidad con mostrarse en televisión, confunden grandeza y gloria con tener mucho audiencia en un programa radial o televisivo, donde parece ser que el sagrado mundo de los próceres se confunde con la farándula superflua con el jet set del reino de las pavadas y de los rumores intrascendentes.<br />Este mundo confunde artistas con fama o con capacidad de crear. Bien, de estas confusiones comienzan como consecuencia a haber otras que son las confusiones del criterio, que son las confusiones del concepto y que esencialmente son las confusiones de la dirección que le damos y le daremos a nuestras vidas.<br />Con respecto a las canciones, a los mensajes, con respecto al proceso que nuestra Argentina tiene no está mal que todos, de alguna manera, nos sintamos un poco docentes y grabemos buenas y positivas imágenes, buenos y positivos mensajes. Si esto fuera así, si todos los que tienen responsabilidad con respecto al semejante desde los medios de difusión, desde las escuelas, desde la familia, los que están relacionados a las entidades intermedias, a los clubes deportivos, a las fuerzas vivas, si todas y cada una de las partes pudiéramos ponernos de acuerdo y sembrar disciplina, orden, sistema e ideas positivas, ideas correctas, si atacáramos frontalmente a la inhibición, al miedo de ser, al pánico de protagonizar, grabando en la mente que la acción es superior a la inacción, que todo el hombre lo logra si tiene voluntad para trabajar y que disciplina de por medio, todas las cumbres podrían ser escaladas, todo objetivo podría ser alcanzado si se tuviera el concepto de que “querer es poder”, si se tuviera el concepto de que todo mejorará en el mañana si existe un esfuerzo espiritual en el presente.<br />Consideramos que la única derrota que podemos tener es el de cesar de pelear. Cuando todas estas máximas y estas sentencias las tengamos grabadas en letras de fuego en nuestra alma seguramente otro destino nos aguardará.<br />De la mano de la controversia, de la mano de la separatividad, de considerar que éstos son mejores que aquellos y que tal o cual prócer debió hacer tal o cual cosa, cometemos el error de revisar inadecuadamente el pasado. Al pasado tenemos que reverlo para aprender de los errores y para tomar lo positivo que cada uno dio. Lo negativo dejémoslo para que nuestros enemigos y nuestros rivales se encarguen cotidianamente de señalarnos cuáles son los errores de nuestros grandes hombres.<br />Tenemos que facultarnos de resaltar los hechos positivos, los hechos concretos. Pero no como el avestruz que esconde su cabeza debajo de la tierra, sino, para conformar una escuela de pensamiento donde las ideas-fuerzas de actitudes positivas, de respeto y de valor por nuestros héroes y por nuestra argentinidad, que sumadas a la tradición, comiencen a cobrar forma concreta y tangible.<br />Esto nos recuerda lo que Argentino Luna decía una vez en un festival. Con mucho dolor contaba que entre las familias que venían a presenciar el festival folklórico, pudo observar que un niño le decía a sus padres: «mamá, mirá ese hombre disfrazado de gaucho». Nadie le corregía el concepto. No estaba disfrazado de gaucho, estaba usando los atuendos, el ropaje que le es propio a nuestros paisanos, a nuestros reseros. No estaba disfrazado, estaba vestido como siempre se vistió el gaucho y como seguramente se continuará vistiendo.<br />En estas pequeñas correcciones de concepto, en estas aparentemente pequeñas diferencias estriba ni más ni menos el considerarnos una sub-nación o considerarnos una Nación con todas las letras.<br />
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-3029551489937138602012-09-27T07:21:00.001-07:002012-09-27T07:21:15.310-07:00Capitulo 8 - Cumplir con el deber<br />
Cumplir con el deber<br />
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Si bien todos los hombres tienen un valor por si mismos, en la historia de la humanidad hubo a saber tres grandes clases sociales por así clasificarlas, tres tipos de hombres que fueron especialmente honrados: los sacerdotes porque develaban el misterio del hombre con su inmediatez, con su mortalidad, lo ligaban con la infinitud, con el ser supremo, con el más allá, con el deseo de trascender, entonces la casta, el grupo de los sacerdotes en toda la historia de la humanidad fueron tal vez la clase social o el grupo de personas más importantes, más influyentes de todas las civilizaciones.<br />Luego fueron los intelectuales y artistas. En un momento pudieron haber integrado ese grupo los escribas, aquellos que podían en la antigüedad ni más ni menos que leer y escribir, estaba también la diferencia entre poder interpretar, poder transmitir mensajes. El mundo de los intelectuales y de los creadores era terriblemente valorado porque de este gran mundo de la cultura, de allí devenían las ramas científicas, las ramas poéticas, devenían, los sueños, la inspiración.<br />La tercera y no menos importante de las clases sociales que la historia de la humanidad veneró y aquí surge lo que a muchos les cuesta reconocer: es la clase y la casta de los guerreros.<br />La casta y clase de los guerreros muy contrariamente a lo que el sentimiento occidental de separatividad nos puede mostrar de las culturas milenarias, como las culturas orientales, resumía la sabiduría y la trascendencia del sacerdote y abrazaba los ideales de inspiración y de cultura de la casta intelectual con el rotundo distintivo de que se preparaba durante toda su vida para merecer el honor de morir en combate. La casta de los guerreros desde los Samurai hasta los guerreros indios, desde, por traer ejemplos occidentales, los caballeros de la mesa redonda del rey Arturo, hasta el cosaco de las estepas rusas, la casta genuina y verdadera de los guerreros resumía, insistimos, la trascendencia de los sacerdotes, la inspiración y el conocimiento en la medida de los intelectuales con el valor de desplegar sus capacidades latentes en el combate y tener a veces la plena conciencia de que allí en combate, tendría que ofrendar el máximo bien que un hombre tiene en la tierra que es justamente su vida. Existía además el concepto de cumplir con el deber.<br />Es frecuente hoy en nuestra cultura y podemos detectarlo con facilidad, una actitud ridícula y superflua como la de aquél que dice: «a mi me gusta hacer tal cosa». Otro en cambio dice: «yo debo hacer tal cosa». Veremos si lo podemos explicar mejor. El que constantemente tenga en su mente el sentido del deber y por imperio del ejercicio de introspección lo diga, lo manifieste exteriormente con palabras o no, es una persona con un grado de profundidad, una persona que ha gastado algunos escalones en el afán de ascender en la escala evolutiva, es una persona que cumple con su deber, le guste o no le guste y los conocimientos, el ejercicio, la disciplina le va desarrollando el gusto, si es que cabe decirlo de esta manera, por el deber cumplido. No existe satisfacción más grande que el deber cumplido.<br />Si siempre abrazamos el gusto o el disgusto es porque vamos a estar arrastrados por algunas de las sensaciones de los sentidos terrenales, es decir: veo lo que me agrada, huelo lo que me agrada, toco lo que me agrada, me alejo de lo que me desagrada, no miro lo que me incomoda, no me relaciono ni me entrego a aquello que me produce disgusto acorde a los sentidos corporales. Pero esto es una trampa porque muchas de las cosas muy profundas y muy importantes de la vida en algunas ocasiones aparecen con un ropaje aparentemente desagradable a la vista y no obstante encierra interiormente una gran verdad.<br />Reforzando este ejemplo tenemos que decir que a veces los hombres, aprendemos más de los disgustos que de los momentos placenteros, ¿quién recuerda cuántos días o cuántas noches de venturas pudo haber tenido y cuáles fueron las circunstancias en las cuáles vivió?; Pero estamos seguros que ante un mal trago, ante una vicisitud dolorosa, ante un inconveniente que nos intentó postrar, que nos intentó paralizar, ante grandes dolores por la pérdida de seres queridos, superar esas ausencias, superar esas limitaciones que hemos padecido en uno u otro momento de nuestras vidas nos ha dejado una enseñanza a la que nadie quiere renunciar. Nadie quiere perder esa sabiduría que nos dio el pasar por un recodo de camino amargo y triste.<br />La moraleja lamentablemente es que a veces aprendemos los hombres más en la dificultad que en la ventura. Entonces este es el gran argumento por el cuál la ley de atracción y repulsión, el gusto y el disgusto de hacer lo que me gusta y lo que me agrada es en realidad transitar el camino de la ignorancia, el camino de la banalidad, de lo superfluo, y que es la madre de todos los errores y fundamentalmente del desconcierto.<br />En cambio el cumplir con el deber es el concepto que un hombre debe abrazar. Si así educáramos a nuestros niños, a nuestros jóvenes saldrían a la vida cada día con una actitud muy distinta a la que vemos hoy. No estarían esperando por la mañana cuando salen al mundo a superarse en busca de trabajo, no esperarían que todo les sonría, que todo salga a pedir de boca. Les pasa esto porque están atados equivocadamente a la ley del gusto y del disgusto. Pretenden hacer solamente lo que les gusta. Si comprendieran el valor sustancial del deber cumplido saldrían a la vida a hacer lo que deben hacer, más allá de que las condiciones del mundo sean o no favorables. Tenemos que generar una educación que inculque y grabe a fuego la conciencia del deber cumplido.<br />Una vez, en una poderosa nación a doscientos guerreros les indagaban acerca de qué pensaban ante la inminencia de una batalla muy dura en la que habría altísimas posibilidades de perder la vida. Ellos respondían: «fuimos entrenados para este día, fuimos entrenados para que en la batalla llevemos el escudo en alto, combatamos con honor y si el destino así lo quiere volveremos fatalmente debajo de él”. Crudamente ellos decían refiriéndose al resultado del combate “debajo o sobre el escudo”. Porque el entrenamiento para triunfar está siempre latente en todos nosotros, en la preparación, en la disciplina en el entrenamiento para que combatamos las vicisitudes y las dificultades, allí radica el espíritu de grandeza. Por esto deberíamos entrenarnos en hacer lo que debemos hacer, en cumplir con nuestro deber.<br />Hay ciertos alimentos que no son aparentemente ricos, entre comillas, pero son los que el joven debe ingerir. Hay ciertas vestimentas que no son tal vez difundidas por las modas, pero son más prácticas, más baratas o más adecuados para determinados trabajos. Esta regla general, debemos usarla en todos los renglones de la vida. De manera que cuando se elige una pareja no elegirá a un «hueco o hueca» que posee cierta apariencia agradable, porque cuando la enfermedad llegue, porque llegará, cuando el momento de prueba llegue, cuando los reveses de la vida lleguen, tendríamos a una persona que apostando sólo a lo agradable y a la apariencia es más un maniquí que un ser viviente, que un ser pensante, con pocas posibilidades de luchar y de superar las vicisitudes. Debemos abrazar el concepto del deber cumplido.<br />
Este ejemplo puede ilustrar el concepto. Cuando los Persas intentan tomar Grecia, los Griegos realizaban en ese momento, las Olimpíadas que no podían interrumpirse, porque, como todos sabemos, revestían el carácter de sagradas ya que eran consagradas a los Dioses. Los persas comienzan con sus 100.000 inmortales a avanzar hacia Atenas y Esparta, seguirían su avance hacía Tebas y demás ciudades Griegas. Leónidas toma su guardia personal de 100 hombres y se establece en el paso de las Termópilas. Heroicamente demora el ingreso del ejército Persa a Grecia. Gana tiempo, gana los días que el mundo griego necesitaba para finalizar las olimpíadas y preparar el ejército para su defensa. Leónidas y sus cien soldados ganaron la inmortalidad.<br />Las grandes naciones se forman cual grandes árboles de vida que se sustentan por la sangre que derramaron sus mártires. Si no comprendemos esto terminaremos reivindicando, el hecho cobarde, el hecho diríamos, falto de toda disciplina y fortaleza, de “voy a hacer lo que me agrada”.<br />Si observamos hoy nuestra civilización vamos a ver que somos capaces de desplazar a otro para sentarnos en un lugar preferencial en cualquier espectáculo público. Nos abalanzamos hacia el aire acondicionado porque no somos capaces de soportar las inclemencias del tiempo. ¡Qué decir de la alimentación! Si no la saturamos de aderezo y de condimentos no la ingerimos, si no hay alcohol en demasía tampoco lo hacemos, si la ropa no es la adecuada nos molesta, si hay sol tenemos que usar anteojos negros, en los primeros fríos una bufanda o hacemos el famoso culto a la estufa, quedamos pegados a los hogares. Si además, intentamos sujetarnos a vivir cinco, diez, o más años cobardemente, si así fuera, creemos que es más digno vivir un día o un episodio de nuestra vida con gloria que someternos a las miserables consecuencias de la venerada «comodidad».<br />Tenemos que generar una educación que fomente cumplir con el deber ¿y qué es cumplir con el deber?, cumplir con el deber es ser solidarios, ser positivos, no ser cobardes, no tener miedo a protagonizar, a tener una responsabilidad con nuestra Nación, a amar y difundir las tradiciones. Nos guste o no, hay que cumplir con el deber que del conocimiento deviene.<br />Con respecto a el gusto y el placer, cabría filosóficamente preguntarnos ¿qué es lo que nos gusta y lo qué no nos gusta?. Lo que no le va a gustar a una persona que no tiene disciplina es el sentirse impelido al hacer. Prefiere dejar al libre albedrío sus apetitos más instintivos y más elementales.<br />¿Qué humanidad se hubiera forjado si no hubiera existido la sal de la vida?, ¿si no hubieran existido las pequeñas levaduras?, ¿si no hubieran existido los pequeños granos de mostaza de aquellos inquietos, de aquellos muchas veces tildados de dementes que se atrevieron a inventar, se atrevieron a volar y se atrevieron “a pensar lo impensable”?.<br />Muchas de las realidades de las que hoy gozamos comenzaron con un sueño, con una ilusión y continuaron con una disciplina para concretarlo. Del aburguesamiento, del relajamiento indebido, de la no responsabilidad, del culto a “hacer lo que me gusta”, lo único que deviene es el fracaso. El fracaso es envejecimiento, es muerte, es frustración es no tener autoridad ni para mirar a nuestros propios hijos, ni mirarnos a nosotros mismos al espejo. Lo otro, cumplir con el deber, es la misión que tenemos, no solamente como argentinos, sino también como padres y jefes de familia, como parte de una comunidad. ¿Cuál es mi deber? debe ser el imperativo. Nuestro deber es pugnar para que todo mejore, es abrazar las ideas positivas, las ideas buenas, atacar el egoísmo, la separatividad, pero siempre de la mano del deber cumplido.<br />Antes que las vocales, el abecedario, o el primer «mamá y papá» tendríamos que enseñarle a una criatura a cumplir con su deber. Así un hombre mejor sería posible. Para esto recordemos que todas las religiones y todos los grupos étnicos tienen su sabiduría.<br />Los Musulmanes, cuando nace un niño, el más anciano, considerado el más sabio del clan, se acerca al niño y le susurra al oído la siguiente frase: «Alá es grande». En el último día de su vida el musulmán que esté más cerca, de ser posible el más sabio, el más viejo, le tiene que volver a repetir en su último hálito de vida «Alá es grande».<br />Analicemos si esto no tiene de por sí un grado de sabiduría inconmensurable. Analicemos si esto no tiene de por sí un grado de sapiencia infinita. Analicemos si no es una apuesta a la espiritualidad. No dicen «papá, mamá, Jorge, Juan», ¡no! Dicen: «Alá es grande», desde el primero al último suspiro de vida. Por Alá todos los sacrificios y todos los deberes deben ser cumplidos. Ellos no generaron una civilización de débiles e indefinidos, si no generaron una civilización de grandeza. No les importa pasar por momentos malos porque saben que Alá es grande y que en el fin de sus días Alá los va a esperar con la máxima grandeza.<br />Tenemos que sacar nuestros equivalentes, que por supuesto, en nuestra religión tenemos. Pero habría que reflotarlos, habría que darles vida, e inserción desde lo cotidiano y domestico hasta lo sacramental. Pero, ¿cómo lo vamos a hacer si no somos capaces de decir que la religión católica no está de acuerdo con las relaciones sexuales extramatrimoniales?<br />En un grupo de amigos, sentarse y decir que no estamos de acuerdo con que exista la infidelidad matrimonial o más aún, aseverar que debe abrazarse el deber de no tener relaciones sexuales extramatrimoniales, es quedar aparentemente como un idiota, es estar excluido de no sé qué ambiente” casi satánico al que un materialismo y un utilitarismo nos impulsó. Por eso cabe destacar ¿quién es el equivocado y quién el acertado?, ¿quién es el equivocado y quién el lúcido?<br />El arma más sagrada del Samurai es la espada de sus antepasados que en cuanto más combates haya estado más venerada resultaba por los descendientes, porque había sido empuñada con gloria contra los enemigos de su gran familia: su Nación. ¿Nosotros, a quién veneramos?, ¿al aire acondicionado, al shopinng, a las siliconas, al miedo de la calvicie, al temor de ser obesos?. Con este tipo de vida seríamos apenas mediocres, seríamos vergonzosos perdedores en el gran juego de la vida. Es triste creer que la vida empieza y termina en los programas de espectáculos y los programas farandulezcos, es un error funesto.<br />No estaría mal que recordemos de alguna manera que la primer frase que tendrían que escuchar nuestros hijos debería ser una frase gloriosa y anhelar, rezar como padres para que la última frase que escuchen sea una frase sublime, una frase que no esté cargada de promiscuidad, de miedos, de miserias. La mente es como un campo al que tenemos que sembrar, lo podemos sembrar con malezas, con espinas. Así mismo, Dios y esfuerzo mediante sembrarlo con buenas semillas para que sus granos y frutos nos alimenten y nos den salud física y espiritual.<br />
Superación y Desafío<br />
Analicemos a modo de ejemplo algunas de las gestas de las grandes naciones. Julio César viajaba casi un año para dar una sola batalla, para retomar el camino de otro año más de sacrificio para imponer el águila romana en un remoto lugar del planeta. Ese sueño de Roma ciudad eterna, alguien lo soñó, alguien lo llevó a la práctica y hoy aún perduran las ideas rectoras, la heroicidad de sus mejores hombres que la hicieron eterna y grande.<br />En síntesis tenemos que optar entre el ejercicio miserable y derrotista que nos pueda dar “el gusto”, o el gran desafío de lo trascendente, de lo especial, de lo divino, de lo glorioso. Un viejo refrán afirma que si no se invita a Dios en la primavera de nuestras vidas va a ser muy difícil que él concurra en el otoño de la misma.<br />
Por otro lado los hombres desde la debilidad, de la enfermedad y desde la necesidad recordamos a Dios, y lo reconocemos como fuente de toda vida. Muchas veces, en cambio, cuando la bonanza nos roza cuando “nos va y estamos bien” tendemos a creer que esto es lo menos que merecemos, y que esa realidad la propiciamos sólo nosotros por nosotros mismos. Es un error muy grande, porque, «si no invitamos a Dios en la primavera de nuestra vida será muy difícil que él concurra en el otoño de la misma». Son opciones de vida y esta opción de la religión tiene mucho que ver con la filosofía, con los dogmas y con las doctrinas. Por esto tenemos que abrazar el concepto del deber cumplido. La satisfacción más grande que puede tener un hombre es, todos los días, reclinarse en su lecho de descanso sabiendo que ese día cumplió con su deber.<br />Hagamos un ejercicio muy elemental: los días que estuvimos, dispersos o difusos, son días que tenemos cierta intranquilidad espiritual, cierto malestar, necesitamos bastones, necesitamos dónde apoyarnos. En cambio los días que hemos hecho un ejercicio generoso, que hemos compartido sinceramente algo con alguien, que hemos intentado, quebrar un límite, que hemos intentado ir un poco más allá de nuestra realidad para abrazar una idea mejor, ese día, la noche nos encuentra en conciliación y armonía, fatigados pero proyectados a una satisfacción inconmensurable que da el deber cumplido.<br />Eduquemos a nuestros niños, a nuestros jóvenes para que cumplan con su deber, les guste o les disguste. Es bueno como ejercicio espiritual realizar cosas que nos disgusten porque cuando la vida nos coloque frente a circunstancias no tan agradables no nos van a resultar tan difícil superarlas. Eduquemos a nuestros niños, a nuestros jóvenes, construyamos una escuela de pensamiento como las grandes civilizaciones de todos los pueblos, de toda la humanidad, de todas las religiones que se basaron en el esfuerzo y abrazaron el deber cumplido. El espartano partía al combate porque tenía que morir por Esparta. Su deber era velar por los suyos, morir por Esparta. Recordemos esta frase repetida por ellos: «con el escudo en alto o sobre el escudo», es decir «victoriosos o muertos». Escuchamos a muchos simplistas decir: «¡qué estupidez!, ¡que fundamentalismo sin sentido!». No es así porque los ejércitos que se enfrentaban a los espartanos sabían que enfrentarían a un ejército que combatiría hasta su último hombre. Antes de declararle la guerra a Esparta dudaban, ¿por qué?, porque sabían que no serían persuadidos fácilmente. De esa sangre generosa que se ofrecía en pos de su civilización, de su bandera y de sus estandartes se proyectó una nación fuerte y digna. ¿Por qué no?, Que nuestro lema también sea «con el escudo en alto o sobre el escudo».<br />Los años pasan rápido, a veces toda una vida es como un sólo día, pasará. Debemos tomar conciencia de su efímera transitoriedad. Si nosotros abrazamos desafíos vamos a tener algo que contar, algo más que llevarnos de este mundo. Si abrazamos la comodidad, la negligencia, los hechos superfluos, la cobardía, o el cipayismo es difícil que tengamos una zona de descanso para el alma. Al contrario creemos que vamos a tener una larga pesadilla hasta aprender y aprehender definitivamente que lo importante es el deber cumplido, que lo importante es trabajar por algo más que solo para nosotros mismos.<br />Debemos consagrarnos “AL BIEN SUPREMO”, debemos trabajar para servir incondicionalmente a la humanidad.<br />
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-39377573318489783872012-09-27T07:20:00.002-07:002012-09-27T07:20:21.980-07:00Capitulo 9 - Objetivos e Ideales: Hacer no Decir<br />
<span style="background-color: #ffff99;">Objetivos e Ideales: su Construcción</span>
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Estamos convencidos de que debemos generar en nuestra sociedad ideas-fuerza para construir objetivos. Repetimos: ideas-fuerza, para instaurar ideales, propósitos sociales, objetivos de grandeza para nuestra nación, objetivos de solidaridad y de fraternidad para con nuestro pueblo. Pero el concepto es generar ideas-fuerza movilizadoras, ideas-fuerza que nos motiven a la acción, que nos impulsen a plasmar en la realidad nuestros mejores sueños. Pero, para que esto sea así, tenemos que ejercer una acción docente, comunal muy fuerte.<br />Para esto es imprescindible apuntar, poner el acento especialmente en los jóvenes; ¿por qué decimos muy especialmente en los jóvenes?. Porque el pasaje del tiempo va a depositar en nuestros jóvenes la responsabilidad total y absoluta de construir los destinos de nuestra Patria. Para esto necesitamos ejercer una labor a largo plazo.<br />Somos conscientes que los cambios y las revoluciones que soñamos pueden generarse y buscar todavía su destino. Para que esto sea así tenemos que trabajar en reafirmar, en despertar, en develar, en descubrir, en volver a instaurar los propósitos de la revolución nacional justicialista en nuestra sociedad. Necesitamos trabajar sobre cuáles son los objetivos, los ideales doctrinarios que el Peronismo, ha dejado para las generaciones venideras. Está, para nosotros, y no es objeto de ninguna discusión, claramente expuesto en nuestra doctrina nacional, popular, humanista y cristiana como es la Doctrina Justicialista.<br />Cuando una persona se levanta y comienza su jornada sin un propósito muy claro, sin un objetivo lo suficientemente fuerte como para despertar las ansias ocultas del desarrollo potencial, el deseo oculto, el deseo manifiesto de cumplir con un objetivo, ésta persona está expuesta a pasar un día, no muy lúcido, no muy acertado ni muy afortunado.<br />Estamos convencidos que cuando una persona sale hacia afuera, hacia la vida y lo hace con objetivos sinceros, movilizadores, sus pasos son más seguros, sus acciones están dirigidas por una intencionalidad que le acarrea, ni más ni menos, que un destino mejor. Al decir un destino mejor no decimos poca cosa. Estamos, tal vez diciendo, un destino mejor de lucidez, de desarrollo espiritual, de visión, en síntesis, un cielo en el interior de armonía, de tranquilidad con la inspiración espiritual que todo ser humano tiene o debe tener. Cuando, por el contrario, alguien sale a cumplir sus obligaciones arrastrando el peso del compromiso que no lo motivan, que no lo persuaden, que no dan satisfacción a sus expectativas, el paso de las horas, de los días, se hace un tanto tortuosa y genera muchas perturbaciones. Genera enfermedad. Enfermedad no solamente física sino también enfermedad psíquica, ya que todos sabemos que lo psíquico y lo físico están tan unidos que cuesta trazar la línea divisoria de ciertas enfermedades que se muestran en lo físico pero cuyos orígenes están en lo psíquico o mental.<br />Necesitamos que nuestros jóvenes abracen principios y abracen objetivos trascendentes, que comprendan que en la medida que nos entregamos a los demás, en la medida que seamos solidarios, que seamos fraternales, que nos sintamos honestamente justicieros, que luchemos para instaurar sentimientos y acciones de justicia, veremos que crece nuestra dimensión humana, que caen o se derrumban ciertos límites y que se avizoran para nuestras vidas un horizonte de desafíos que dan mayor sentido a muestra existencia.<br />Este objetivo cuando es real, motivador y sincero, sin lugar a dudas, en el afán de dar y de servir, en realidad nos estamos sirviendo, ayudándonos a nosotros mismos a través de la virtud del desinterés y de la abnegación. Porque si queremos progresar, si queremos abrazar el camino de la grandeza, debemos entregarnos a los demás, abrazando y transitando el camino del in-egoísmo. Hay que aniquilar los sentimientos egoístas porque son los que nos atan a las miserias, a la cobardía, a la especulación y a la debilidad.<br />Estamos totalmente de acuerdo con que tenemos que crear sentimientos, ideales y objetivos en nuestros jóvenes. Objetivos que vayan más allá del utilitarismo, más allá de la materia y más allá de la especulación. Para esto es bueno decir, como en tantas otras cosas, que si uno quiere aprender verdaderamente algo, transcurridos los primeros pasos del aprendizaje de cualquier disciplina, si quiere profundizar el conocimiento, un camino posible es enseñar lo aprendido.<br />Pareciera algo paradójico pero es real: enseñando uno aprende, brindándose a los demás uno se construye a sí mismo, compartiendo y entregando felicidad y optimismo a los demás construimos una fortaleza de alegría en nuestro interior. Esto hay que tenerlo en cuenta porque puede parecer romántico o intangible, pero tiene la exactitud científica de las matemáticas.<br />Dar a los demás es el único camino posible para construirnos a nosotros mismos. De allí que nuestros jóvenes tienen que ser totalmente conscientes de la importancia de los ideales. Los ideales no pueden ser otra cosa que un conjunto de pautas morales de servicio, de pautas éticas de servicio y de solidaridad con un inmenso afán de superación, sabiendo que el camino del hombre hacia adelante es infinito y que al final lo aguarda la perfección: ¿Por qué decimos que al hombre lo aguarda la perfección?, Es muy sencillo. Si somos capaces de perfeccionarnos como la humanidad lo ha demostrado en todas las disciplinas que el hombre ha abrazado, esencialmente en la capacidad de vivir, en la capacidad de comunicarse, de crecer, si existe el ejercicio de perfeccionarnos es porque la perfección existe.<br />.<br />La perfección existe y el hombre se acerca, se aproxima, de una u otra manera hacía ella. Hay una vieja frase de Emerson que decía que «caballo voluntarioso no necesita espoleo». Cuando el caballo es perezoso, es lento y no es adicto al trabajo, el jinete lo espolea, lo castiga levemente para poder movilizarlo, para que avance. Lo motiva a través de pequeñas dosis de dolor para que cumpla con su tarea.<br />Emerson, volvemos a citarlo, lo dice haciendo referencia, obviamente a la humanidad y sus conductas. Muchos de los sin sabores que nos suceden es un espoleo de la vida, es una manera de padecer pequeños dolores para despertar las bendiciones, los potenciales ocultos que tenemos en nuestro interior.<br />Todos padecimos profundos sin sabores, enfermedades, situaciones traumáticas. Cuando las hemos trabajado y las hemos enfrentado, cuando hemos mirado de cara al problema y hemos decidido superarlo es que hemos crecido interiormente y hemos despertado una serie de cualidades que antes las teníamos adormecidas.<br />La moraleja es que muchas de las cosas que aparentemente nos pasan para mal o situaciones tortuosas que a veces nos hacen sufrir, en realidad son profundos estímulos que la vida nos da para que los grandes valores, el gran potencial de nuestro espíritu, de nuestro interior, se manifieste. De esto estamos profundamente convencidos. Si tenemos esta convicción y sabemos que «caballo voluntarioso no necesita espoleo» dicho en términos más claros es «demos nosotros un paso adelante constantemente instaurando una filosofía que tenga la superación como objetivo y el alcance de la perfección como una meta».<br />Si intentamos lograr esto a través del desarrollo de la voluntad, de los conceptos de superación, bien vamos a poder abrazar un destino mejor.<br />Por supuesto que todas estas ideas de superación, de disciplina, de evolución, de abrazar nuestro interior y despertar los potenciales místicos y profundos que subyace en cada hombre, es, porque insistimos, cada hombre tiene en su interior el concepto y la vocación de servicio a los demás.<br />Todo trabajo, toda acción que un hombre realice para bien o para mal, de una u otra manera salpica a los demás. Cuando lo hacemos con alegría, con bienaventuranza, con optimismo es realmente un estímulo para todos. Cuando un hombre se equivoca, por lejano que parezca, en cualquier punto distante del planeta, ese error, de alguna manera, lo pagamos todos.<br />Es obcecado y por demás equivocado abrazar sentimientos de egoísmo y de envidia, porque el error de un hombre es el error de toda la humanidad, así como la bienaventuranza de un hombre es la bienaventuranza de toda la humanidad o el acierto de un hombre es también el acierto de toda la humanidad.<br />Tenemos que comprenderlo. A veces se dan las circunstancias donde pulseamos, donde chocamos entre nosotros. Parece paradójico, pero estando nosotros donde tenemos que estar es como cumplimos nuestra misión. Si tenemos que enfrentarnos a otro grupo social por intereses o por lo que fuera y esto no lo podemos eludir, busquemos la paz una y otra vez, busquemos la armonía una y otra vez sin odiar ,sin rencor alguno. Pero fracasado este intento enfrentemos nuestros contrincantes sabiendo que nosotros vamos a ser dignísimos guerreros, que vamos a ser dignísimos combatientes, que vamos a ser durísimos adversarios. Otorguémosle valor a nuestros colores, a nuestra bandera y a nuestro sentido de raza, a nuestra necesidad de ser, a nuestra vocación de protagonizar con fe inclaudicable y firme.<br />El Justicialismo, abrazó ideales con ansias de protagonismo. Desde su nacimiento, no tuvo miedo a protagonizar y a cargar sobre sus espaldas el destino de nuestra Nación.<br />Cuando el Peronismo gobernó los adversarios de la nación, internos y externos, temieron porque lo que se estaba generando era Conciencia de Nación, de Pueblo. ¿Cómo se hacía esto?, Se realizaba dándole objetivos, sabiendo que teníamos una vocación de grandeza, sabiendo que nuestra Argentina es singular y que su pueblo es destinatario de un objetivo mejor. Pero ¿cómo se realizaba?, Se realizaba incentivando la industria, colocando pautas de educación justicialistas, trabajando para la grandeza de nuestra Patria, y la felicidad de nuestro pueblo.<br />Tememos que esta mística se haya perdido. Hoy en día las modas y las corrientes multinacionales, los sectores muy lejanos nos invaden con ruidos que nos dicen que es música.<br />Nos cercan con pensamientos prácticamente obscenos diciéndonos “es una filosofía de vida” en cuanto son en realidad prácticamente, ritos del descontrol. ¿No es esto apología del error, del desconcierto, del azar?. ¿No es querer instaurar un pensamiento que tiene que ver más con el egoísmo, con la comodidad y los sentimientos materialista, que con un pensamiento digno que eleve y mejore nuestra realidad?<br />
Juventud: Doctrina y Acción<br />
Si la Nación Argentina, si el Estado Argentino, si nuestra Patria será protagonista, lo será únicamente de la mano de la doctrina Peronista y del Movimiento Nacional Justicialista porque es la única fuerza política que posee una doctrina enraizada en los principios federales, enraizada en los principios fundacionales de nuestra nación y de nuestra Argentinidad. Lo demás son pamplinas, “buenas intenciones”, confusiones, errores. Para esto tenemos que adoctrinar profundamente a nuestra juventud.<br />No tengamos miedo de utilizar este verbo: adoctrinemos a nuestra juventud, ¿por qué?, porque si no los adoctrinamos nosotros lo adoctrina coca-cola, Nike, etc. ¿Qué queremos decir con que si no los adoctrinamos nosotros lo adoctrina coca-cola, Nike, etc.? queremos decir que los adoctrinan las multinacionales, las modas, los intereses creados etc..<br />Nuestros jóvenes adoctrinados por las multinacionales querrán ser punk, heavy etc.. Les graban falsos propósitos, falsos objetivos. Miremos sino el tema de la droga. Este tema, estamos profundamente convencidos, tiene que ver esencialmente con el error, con el pensamiento funesto de no querer tomar responsabilidades en la vida.<br />Sabemos que hay muchísima gente que piensa como nosotros. Tenemos conciencia que el acercamiento, la aproximación del ser humano a la droga obedece a un ejercicio de no querer tomar responsabilidades, obedece a una profunda evasión, a un divorciarse, a un «romper» con la conciencia. ¡Qué paradójico! ¡Porque nuestra conciencia somos nosotros mismos!, ¿cómo se expresa el ser?, el ser se expresa con conciencia. La conciencia marca la diferencia entre una piedra, un animal y el hombre. La piedra, podemos apreciar, no tiene conciencia alguna. El animal tiene un estado de percepción de la realidad pero el hombre también tiene esta percepción y la capacidad de inferirse a si mismo, de pensarse asimismo.<br />El animal intuye pero no es conciente, porque no se intuye asimismo. Es decir acumula percepciones pero le falta el sentido de individualidad para saber que “yo soy yo”. “Es”, pero le falta la conciencia de saber que “ES”. Hay una frase que viene a colación, que dice que: «la chispa de Dios duerme en el mineral, sueña en el vegetal, se despierta en el animal y se torna auto consciente en el hombre». Pensamos e intentamos transmitir la absoluta verdad de esta afirmación.<br />Los jóvenes deben tener ideas motivadoras, tienen que saber por y para qué viven. Volviendo al tema de la droga creemos que es la negación del ser, es la más profunda de las evasiones.<br />Si queremos evitar realmente el problema de la drogadicción debemos someternos a la autodisciplina y cargar de objetivos la vida, ¿cómo no me voy a querer evadir, querer no ser, estar en una burbuja, estar en una nube rosa si sé, y soy consciente que hay gente que necesita de mi acción, que yo necesito acrecentar mi conciencia y que la única manera de acrecentar nuestra conciencia y acrecentar nuestra estatura espiritual es brindarnos a los demás?. Qué mejor que hacerlo con disciplina, con laboriosidad, con constancia porque de poco sirve los hechos espontáneos y aislados. Tenemos que generar hechos constantes.<br />Debemos intentar que nuestra conducta esté constantemente abrazando pautas de servicio. El tema de la drogadicción es de por si muy duro, es una verdadera apuesta a la muerte, pero no sólo la muerte clínica, a la que se refieren muchos médicos cuando hablan de una muerte física, orgánica, de los tejidos. Si bien esto por si mismo es muy grave, estamos hablando entonces de una muerte espiritual, de una muerte en cuanto a la enajenación, en cuanto nos hace perder nuestra identidad espiritual, que es la conciencia de lo que somos.<br />Se nos hace muy difícil comprender cómo es que hay jóvenes que beben este veneno, cómo es qué se sumergen en la esterilidad prácticamente suicida de la droga. Si nuestros jóvenes, si nuestra sociedad, tendrían objetivos y una fuerte vocación de servicio, de cumplir con su deber, aptitudes y plena conciencia de que cumpliendo con nuestro deber, cumpliendo con nuestras pautas sociales, sabiendo que la perfección nos espera y que todo mejora en el mañana si hacemos un esfuerzo espiritual en el presente, estamos seguros que van a construir su propio cielo en su interior, su propio paraíso y que también por supuesto la realidad material por más dificultosa que parezca será moldeada y mejorada.<br />Nos preguntamos ¿quién quiere estar cerca de una persona depresiva?, ¿quién quiere estar cerca y asociarse con una persona egoísta?, ¿quién se siente atraído por una persona mentalmente obtusa, que no nos ayuda a soñar, a desear y que está constantemente enfrascada en resolver lo que él considera que son sus propios problemas mirando todo bajo el oscuro cristal del egoísmo?, diríamos que nadie.<br />En cambio, que agradable es estar con amigos, con personas que despiertan sentimientos de generosidad, de servicio, que nos saben escuchar, que nos saben contener, que con el pensamiento nos quieren acompañar en nuestras vicisitudes, en nuestras, a veces, falta de control, en nuestros momentos de desaliento, en nuestros momentos de pesimismo, en nuestros momentos duros.<br />Una persona que despide buena voluntad y despide optimismo nos atrae, la recordamos, buscamos los momentos para comunicarnos con esta persona y con este tipo de individuos. El optimismo, el bien, la idea positiva, es atractiva y actúa como un imán atrayendo sentimientos similares y personas que abrasan pensamientos y acciones semejantes.<br />En cuanto al egoísmo, lo negativo, es una fuerza que empuja hacia afuera, que siembra descontrol, que desorienta y que normalmente nos da mucha angustia. Es fundamental tomar conciencia de cuáles son los mensajes que brindamos a nuestros jóvenes. Para eso necesitamos, tener clara conciencia de cuáles son las pautas, cuáles son las ideas que vamos a grabar en nuestra juventud, desde la primera niñez, desde el primer uso de conciencia.<br />Tenemos que tener un sistema que impulse al hecho solidario y a la acción altruista. Pero si bien el ejercicio del aprendizaje directo es fundamental y necesario, tampoco soslayemos la vida familiar que es la escuela fundamental del desarrollo de nuestros jóvenes. Cuando la familia está enferma o no cumple su rol las desavenencias familiares producen un fuerte impacto en nuestros jóvenes.<br />Sabemos que ninguna familia quiere por si misma desencontrarse o disgregarse. Todo lo contrario, partimos de la buena fe del deseo sincero que tenemos todos de abrazar acciones llenas de armonía, sobre todo en el seno de nuestra familia. Pero las pautas sociales, la dura competencia material, los problemas de comunicación en general, la diferencia de objetivos y ciertos problemas muy característicos de esta época hacen que la familia se encuentre en crisis. Tal vez el padre y la madre permanezcan aparentemente unidos, no obstante la familia está en crisis. Es decir la crisis de la familia no tiene que ver con un sólo aspecto sino, más bien, con una crisis de valores éticos.<br />Cuando los roles en una unidad familiar no están bien establecidos, también acarrea en consecuencia una crisis de valores. Por esto no solamente tenemos que apostar a la sana instauración del concepto familiar, sino también a que la familia cumpla el rol que siempre cumplió. Esto tiene que ver con los objetivos de los que hablábamos con antelación.<br />
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-59969737403515197032012-09-27T07:19:00.001-07:002012-09-27T07:19:22.949-07:00Capitulo 10 - La Familia: Sustento de la Patria<br />
La Familia: Sustento de la Patria<br />
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Nos enseñaron que la familia es el eje y el sustento de la vida social y de la vida comunal. Esta enseñanza es de suma importancia. Es un hecho comprobado que existe una tendencia en la sociedad actual a no valorizarla como debemos valorizarla, a no tomar plena conciencia de lo fundamental y de lo importante que es establecer el orden y los vínculos familiares.<br />Se nos ocurre pensar que muchos de los cultores del divorcio, no están motivados con el espíritu que intenta solucionar los problemas inherentes al matrimonio. Pensamos que muchos de estos cultores, del «empiezo de nuevo», cultores del pensar que la pareja es prácticamente un acompañante de un viaje en subte, un acompañante de un día de juerga, son los que implantan esta cultura del «mañana empiezo de vuelta», «vamos a probar», «no se si va bien o va mal».<br />Creemos que la familia, la consagración a ella, el sentido del matrimonio, tiene un concepto esencialmente religioso, tiene connotaciones que rayan con una actitud que debemos valorizarla desde el concepto de lo insoslayable y lo sagrado. Para precisar, creemos que muchos de los cultores del divorcio, en realidad, hacen un ataque destructivo al valor fundamental de los hombres y de la sociedad que es la familia.<br />Cuando se logra alterar o destruir el orden familiar los hijos quedan en un estado de invalidez afectiva, un estado de shock interior profundo que cuesta muchísimo superar y que de alguna manera, los afecta de por vida. También, y a pesar que esto no parezca así, son los hijos las victimas y los protagonistas del conflicto familiar.<br />Tenemos que tomar el vínculo conyugal o las desavenencias matrimoniales con el concepto de la plena valorización y de plena responsabilidad de lo que estamos haciendo y, saber, que no tomamos una responsabilidad solamente con la otra persona, con nuestro par o nuestra pareja sino con nosotros mismos, y esencialmente, con los que serán o son nuestros hijos. Esta responsabilidad excede los caprichos personales, el gusto y el disgusto personal que podamos tener porque estamos consagrados a una obra, estamos consagrados a este destino.<br />Si hay circunstancias, si hay problemas en la pareja tenemos que hacer los votos suficientemente profundos para superarlos, imprimiendo la mayor voluntad posible, la mayor disciplina posible para superarlos. Nunca, ante los primeros problemas de desavenencias conyugales, tenemos que pensar en la separación como se ha logrado instaurar. Inclusive, ya casi es una moda.<br />Se habla del divorcio y la separación como quién habla de cambiar el auto o mudarse de ropa, en cuanto, en realidad estamos generando un conflicto a nosotros mismos, a los demás y esencialmente a nuestros hijos. Esto trae una importante consecuencia social. Existen dos maneras de destruir una familia. A través de la separación, de la ruptura formal de los vínculos y luego a través de la confusión de los roles. Para ir con mejor orden, primero a través de la destrucción del vínculo. ¿Cómo destruimos el vínculo?: con el divorcio, con la separación, con la tolerancia indebida de una vida paralela, ya sea del hombre o de la mujer o de los dos.<br />Llevar una vida paralela es creer que la infidelidad es un ejercicio inofensivo, una tolerancia inadecuada de situaciones que resultan una inmoralidad, o que están enmarcadas como una obscenidad inaceptable. Esta situación trae inevitablemente como consecuencia la destrucción del respeto de nuestros hijos, destrucción de los sueños, de la idealización de los padres, de la consagración a la vida y altera profundamente la realidad.<br />El matrimonio es uno de los valores más sagrados que tiene el hombre, es el vínculo con sus raíces y esto es esencialmente con su padre, con su madre y con sus hermanos. El primer ataque es la ruptura del vínculo como tal, la separación, la vida paralela, la infidelidad, el divorcio y luego, de no ser así posible, los ataques vienen enmarcados en el contexto de “formalizar socialmente” valores y estilos de vidas opuestos a nuestras raíces.<br />Decíamos que había otro ataque a la familia que se manifiesta a través de la alteración de los roles, como por ejemplo, cuando el hijo inquiere al padre, cuando el hijo escudado a través del pensamiento inocuo de la modernidad y del cambio dice: «papá esto es anticuado, esto no es así, mamá, vos sos de otra época, esto ahora se usa así”. Así nos introducimos en un error prácticamente insalvable. Esto no implica que los jóvenes, nuestros hijos no puedan tener vislumbres de realidad y de verdad. Nosotros podemos aprender de ellos y qué agradable es para un padre y una madre que sus hijos en la vuelta de la vida y en el transcurso del tiempo los ayuden a continuar transitando el camino espiritual.<br />Creemos que como padres, en el concepto más total y abarcativo del término, es tal vez la satisfacción más profunda que podemos tener en nuestra vida: ver que nuestros hijos son cultores y exponente de una vida consagrada a la perfección, a la superación y que puedan develarnos a nosotros por dónde continúa, por dónde transita la verdad, y puedan motivarnos y enseñarnos. Pero este hecho, al que rescatamos y valorizamos no implica que en el transcurso de la educación y en la formación de los valores de nuestros hijos se equivoquen y se manosee o se desnaturalice el rol de los padres.<br />En conjunto, tiene que ver con la educación y la formación de los valores de nuestros hijos. Los roles que ellos ejercen son roles activos con respecto a sus hermanos, con respecto a los padres y con respecto al resto del núcleo familiar porque una familia, bien cabe destacar, y esto es muy importante que quede claro, no la conforman solamente el padre, la madre, los hijos, y los hermanos. Una familia son también las tías, los padrinos, los primos etc., en síntesis el entorno total que crea un grupo emocional, que crea un grupo consanguíneo. Para que sea completo y más perfecto debe tener objetivos en común.<br />Muchísimas de las grandes empresas, en la época de la revolución industrial y de la avasallante industria de Manchester, la contracara romántica a este mundo materialista e industrialista textil, fue la rueda de hilar de las familias hindúes. En otro momento y en otro proceso fueron las familias suizas construyendo relojes. También fueron las familias españolas e italianas construyendo sus propios alimentos para preservar, no simplemente un ahorro económico que bien lo necesitaban, sino para que a través de la manufactura y de la construcción de sus propios alimentos siguiera una heredad de hábitos, de costumbres y usanza cultural.<br />La comida rápida, la comida chatarra, decía un amigo, es la comida que nos lleva rápidamente al cementerio. La comida que rápido se sirve es la comida que rápido se deglute sin el tiempo y sin la pausa adecuada. Volviendo al tema esencial, la familia es el grupo fundamental, básico que nos proyecta hacia una Nación fuerte. Cuando el concepto de familia es alterado, es avasallado, es desprestigiado, reina la separación, la infidelidad.<br />Somos conscientes que en determinados casos y en determinadas circunstancias el divorcio puede ser una solución para personas que están ante un severo conflicto. Insistimos, no tenemos una posición obcecada o cerrada, si bien nuestra formación católica nos hace optar en favor de la familia y a favor de tomar los recaudos previos, necesarios, en cuanto a la creación de conciencia, en cuanto a la sana selección de la pareja.<br />Al decir la sana selección de la pareja nos estamos refiriendo a un ejercicio de sano discernimiento espiritual, de levantar y enarbolar los conceptos interiores más importantes para no ceder ante la ley de atracción y de repulsión física, sino más bien la de la construcción de valores y objetivos para que la elección de nuestra pareja sea un ejercicio de proyección al infinito.<br />En cuanto a la lealtad, en cuanto a los propósitos, a los objetivos, tienen que estar consagrados al objetivo de unidad familiar. En el catolicismo el matrimonio es un sacramento, un compromiso contraído ante Dios. Está unido por Dios y no debe separar el hombre lo que Dios ha bendecido.<br />Sabemos que hay situaciones familiares que son prácticamente insalvables, que están saturadas de conflictos. En estos casos el divorcio es una solución. Bien, que así sea, para evitar conflictos superiores y para evitar sufrimientos profundos a nuestros hijos y a nuestros seres queridos. Pero tenemos que concebirlo casi como una excepción, casi como una tragedia, como algo que vino sin que nadie lo deseara.<br />No se puede ser cultor de la separación o del divorcio porque simplemente el hombre se siente atraído por una mujer más joven o la mujer se siente atraída por un hombre más joven, mejor presentado o más poderoso en el mundo económico o que puede hacerle vivir sensaciones que poco tienen que ver con el mundo del espíritu y de la lealtad.<br />En este contexto tenemos que saber que tiene que haber en nuestros jóvenes, en nuestros niños, una preparación muy importante para saber cuáles son los valores de elección que tenemos que poner en juego para que cuando se aproximen a la elección y a la construcción de una pareja, a la construcción de un estado de matrimonio puedan hacerlo con sabiduría y con plena responsabilidad. Cuando traigan hijos al mundo, lo concreten con responsabilidad y no como un mero acto de placer.<br />
Si tenemos una Nación fuerte tiene que haber un número muy pronunciado, una mayoría abrumadora de familias que estén viviendo el mejor orden interior consagrándose al mejor destino.<br />Esto no implica que pensemos que todas las familias tienen que tener un orden ficticio, artificial. No lo ignoramos. Somos concientes que es todo un proceso de desarrollo cultural, es todo un desafío la proyección de la familia y de la pareja en el tiempo. Es un reto que tenemos que vivirlo como tal, como un desafío, como una profunda aventura, como una consagración hacia la otra persona.<br />Pareciera que olvidamos que a los hombres nos gusta ser tratados de la mejor manera. Si sembramos infidelidad vamos a tener infidelidad, porque “siembra vientos y cosecharas tempestades”.<br />Muchas de las crisis mundiales, muchas de las injusticias que se las atribuimos solamente al mundo político o se las atribuimos, entre comillas, a los poderosos están cimentadas por esta destrucción sistemática del concepto familiar. Muchísimas propagandas, publicidades, y series de televisión, muchísimas películas hacen liza y llanamente una apología del divorcio y de la separación, del cambio de rol de los valores familiares. Está hecho como un ejercicio de dominación de las naciones, como un ejercicio de alteración del orden natural.<br />
Los Divorcistas: Cultura del Fracaso<br />
Una de las pautas que podemos apreciar en nuestra crisis de identidad es que muchos católicos o quienes se precian de tales, aceptan muy sueltos de cuerpo la acción o el ejercicio divorcista, la acción del divorcio concretamente.<br />Creemos que si a algún católico debió, por cosas del destino, divorciarse o vivir este conflicto, debe hacerlo desde el punto de vista de lo inevitable, que es una situación límite, un problema que hemos tenido que afrontar. Pero de ninguna manera si nos preciamos de católicos podemos aceptar sueltos de cuerpo la acción divorcista o separatista.<br />Esto implica que una de las pruebas de la crisis de identidad que en el mundo, no solamente en Argentina, reina es que los que abrazamos una religión no defendemos correctamente sus dogmas.<br />El catolicismo no acepta el divorcio, no avala las relaciones extramatrimoniales. Si no lo decimos, si no respetamos el bagaje de ideología, de fe, de fidelidad y de cultura que tenemos al respecto ¿qué va a suceder?, va a suceder que cada vez nos estamos alejando más de lo que sentimos y absurdamente “estamos abrazando el marco y destrozando el cuadro”, estamos rotulándonos de algo que en realidad no somos. Nos decimos católicos y actuamos como herejes, nos decimos católicos y actuamos como parias, nos decimos creyentes y actuamos como escépticos, como si esta vida fuera el principio y el fin de todo el esfuerzo.<br />Recapitulemos, volvamos a foja cero. Con lo que no estamos de acuerdo digámoslo, manifestémoslo, no seamos cómplices de la ligereza de estos tiempos. Hoy por hoy en cualquier programa de radio se arma una encuesta sobre cualquier nimiedad. Cualquiera dice cualquier cosa en cualquier medio y el conductor o periodista agrega «es interesante lo que dijo fulanito».<br />Todos tienen derecho a expresarse. Pero no le demos categoría de pensamiento a las ocurrencias. Las ocurrencias son ocurrencias y los pensamientos son pensamientos, y la concentración es el sano ejercicio de la concepción de ideas. Esto está hecho adrede porque hay pensamientos muy profundos que paradójicamente no salen al aire, no se dicen por la mediocridad de muchos conductores y de muchos periodistas. Es más fácil rebatirle a Juan Pérez un pensamiento, entre comillas, una idea que tiene que ver más con la ocurrencia que con el ejercicio del pensamiento, o con algo realmente profundo.<br />Volviendo al tema de la familia tiene que haber una predisposición, una cultura de importancia y de valorización del concepto familiar. En este concepto vamos a insistir para que nuestros jóvenes estén preparados para que vivan el matrimonio como la consagración al servicio de la vida del otro y la descendencia que vayamos a traer al mundo. Implica ocupar una responsabilidad. El padre, con respecto al hijo ocupa una responsabilidad que no se esfuma o agota con la formación escolar. Tampoco cuando esta persona cumple 18 años, ni termina la responsabilidad paterna simplemente con el ejercicio de vestirlo y de alimentarlo. Es un ejercicio cotidiano de amor y un lazo que la vida jamás destruye, que va más allá de las coordenadas del tiempo y del espacio y se convierte en sagrado.<br />Si todos convenimos que la relación entre padres e hijos tiene que ver con lo sagrado, ¿cómo podemos pensar de alguna manera en alterar el orden de esa asociación sagrada que es padre-madre?, alterarla gratuitamente por leyes mundanas o por un ejercicio improvisado e irresponsable de “comienzo otro tipo de vida” porque existe la excitación de por medio, o porque no existe la valorización adecuada de lo que nosotros sentimos o de lo que nosotros pensamos con respecto a la idea fundacional que tiene el matrimonio.<br />En este contexto, insistimos, es positiva la preparación, la conciencia plena de los daños muchísimas veces irreparables que tienen nuestros hijos y que tiene el entorno social y los mismos protagonistas de la separación, del divorcio cuando se produce.<br />El divorcio o la ligereza en su enfoque perjudica a toda una comunidad, altera un orden social y hace marchar hacia un destino muy funesto ciertas ilusiones, ciertos sueños y ciertas fantasías en el sentido más excelso y más profundo del término.<br />Si logramos crear un ambiente verdaderamente íntimo, un momento trascendente, donde tengamos que decir cuáles fueron los mejores momentos seguramente serian estos: momentos de inspiración, de servicio a la comunidad, de fraternidad, de haber abrazado y concretado algunos ideales, aunque mas no sea por un corto lapso de tiempo en nuestra vida, aunque mas no sea por un instante, por un momento.<br />Estamos seguros que en esta selección de mejores experiencias un renglón muy importante tendrá la relación con nuestros padres. Esta es la talla, es la medida, este es el renglón de importancia de esta evocación interior de relación con la familia como parámetro cultural y como lugar donde nosotros abrevamos en la construcción de nuestro ser espiritual y de nuestra identidad completa. ¿Cómo podemos muy sueltos de cuerpo creer que la alteración del vínculo matrimonial es algo que tenga que ver con un ejercicio social, con una moda o con una practica de irresponsabilidad?. Por el contrario. Tendríamos que abrazar el dogma católico de la responsabilidad consagrada en la conformación del vínculo matrimonial.<br />El ataque al vínculo familiar, en muchos casos es deliberado. Si queremos una sociedad fragmentada, una sociedad imbuida de separación o de ideas derrotistas y de fracturas en la construcción íntima de una personalidad, de una identidad, ataquemos la familia, rompamos el vínculo familiar para que muchos cultores del mal o muchos cultores de “lo nuevo” o de “lo actual” como el de una sociedad individualista sin la familia como su base y sustento ganen definitivamente esta batalla de siglos.<br />Atacando la familia se ataca la sociedad, atacando el vínculo familiar se atacan los valores más importantes de la Argentinidad y de la Nación, y por ende, de nuestra nacionalidad, de nuestros valores, aquellos más propios, más caros, y más profundos. Es imperioso defender y construir los valores familiares, los valores sagrados del vínculo familiar tomando plena conciencia que en la valorización de este concepto y en el profundo sentido de identidad podremos construir una Nación más grande y una sociedad más justa.<br />Si nosotros, de alguna manera, queremos hacer un aporte concreto a nuestro futuro espiritual, a la valorización de nuestro tiempo y de nuestra persona apostemos a la realización sana, profunda y verdadera del concepto familiar.<br />Por eso es importante que nuestros niños y nuestros jóvenes vayan bebiendo, vayan absorbiendo este concepto: es fundamental concebir que la entrega a la vida matrimonial es una verdadera consagración y que esto va a redundar en felicidad interior, va a redundar en armonía, va a redundar en un futuro mejor para nosotros y para los que nos circundan. No pensemos pueril e inocentemente que los ataques sistemáticos al concepto familiar son espontáneos, casuales y frutos de alguna improvisación.<br />Es urgente que tengamos plena conciencia que es todo lo contrario: que estos ataques a la familia están hechos por personas que saben lo que buscan, que tienen plena conciencia del daño que hacen y que nosotros, cual soldados, tenemos que defender a ultranza el concepto del valor y del orden familiar.<br />Si se continúa atacando los principios de la familia, las consecuencias serán ni más ni menos que la destrucción de la humanidad. En consecuencia no estamos exagerando un ápice, cuando hablamos del crecimiento en el consumo de drogas, cuando hablamos de índices de miserias que van escalando, cuando hablamos de desavenencias sociales que en general se van profundizando, y en el mismo grado los mayores porcentajes de suicidios, del crecimiento de las depresiones, del estrés, etc..<br />Tienen que ver estas amenazas con la alteración del orden familiar en una sociedad que no se siente contenida en este oasis espiritual que tiene que ser el concepto de familia, en el orden natural y con los valores espirituales que subyacen inalterablemente en ella.<br />
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-81460490502499879282012-09-27T07:18:00.005-07:002012-09-27T07:18:35.639-07:00Capitulo 11 - El Imperativo Justicialista<span style="background-color: #ffff99;">El Imperativo Justicialista</span>
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<span style="background-color: #ffff99;">Queremos hacer referencia a aquellas tres banderas históricas del Peronismo pues consideramos que hoy tienen tanta o más vigencia que cuando el General Perón las lanzó a la luz política y social de nuestra Nación. Nos estamos refiriendo a estas tres banderas históricas del Peronismo: la independencia económica, la soberanía política y la justicia social.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Nuestra primera consideración al respecto es que todos los pueblos, todas las Naciones que fueron y son grandes, de alguna manera, abrazaron estos tres conceptos. Es decir que la primera consideración, es que estos tres conceptos tienen un carácter universal en la historia, en el desenvolvimiento y en el desarrollo de todas las naciones del mundo, máxime aún en nuestra particular historia. Nos referimos a la independencia económica, a la soberanía política y la justicia social.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">La segunda consideración es preguntarnos ¿Puede existir soberanía política sin independencia económica?. La respuesta es clara: ¡No!, porque es el desarrollo económico el que sustenta la actualidad y el porvenir de un pueblo.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Si nosotros tratamos de vislumbrar un horizonte de desarrollo y de evolución de nuestra Nación tenemos que poner, sin duda, el acento en nuestra independencia económica.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">No compremos falsas antinomias como aquella de «campo o industria» o su reverso «industria si, campo no». Realicemos una lectura mucho más simple de la realidad. Es como cuando una familia, o un individuo para solucionar sus problemas económicos hecha mano a aquellos recursos que tiene más al alcance de su realidad.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">En este sentido, si nuestra geografía es generosa y tenemos mares donde la pesca no es explotada por nuestra nación en las dimensiones que debería ser explotada, explotémosla, hagámoslo con decisión y de inmediato. Si tenemos campos donde no necesitamos alimentos balanceados para nuestro ganado debido a las inmensas llanuras y a las pasturas que crecen naturalmente y con generosidad, tendríamos que desarrollarlo muchísimo más aún. Así con otros recursos naturales que nuestra país ostenta, esto no implica darle la espalda al desarrollo industrial. Por el contrario, implica seguir los pasos naturales para que nuestra economía sea cada vez más fuerte y más sólida.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Pudimos apreciar el fenómeno de «la vaca loca» y el mal que acarrea en el ganado vacuno a nivel mundial. La extensión de este mal de «la vaca loca» que se produce esencialmente por ingerir alimentos balanceados que tienen distintos componentes hormonales, distintos componentes artificiales que ataca al cerebro del animal y produce este mal. Los seres humanos que consumen esta carne se verán severamente afectados peligrando directamente sus vidas. De manera que el consumir este alimento implicaría en el ser humano la muerte segura. En nuestro país la denominada vaca loca no es una amenaza porque nuestros animales no necesitan alimentos balanceados y artificiales por la fertilidad de la pastura de nuestros campos, es un momento favorable para desarrollar este sistema.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">También observamos en la actualidad una explosión, un importante desarrollo del turismo. Bien, hagamos del turismo una industria, no solamente para los países limítrofes, sino también para Europa y los países del norte. Tenemos parques nacionales que fueron declarados reservas mundiales, patrimonio de la humanidad, como el Perito Moreno y otros. Esto no implica, insistimos, que no desarrollemos nuestra industria, lo que si está claro es que tenemos que abrazar como un desafío concreto y constante la independencia económica, porque careciendo de ella obviamente vamos a depender del extranjero, de otros países, de organismos internacionales, etc.. Será muy difícil que ellos solucionen nuestros propios problemas, pues la vida de un pueblo, de una Nación, lo dijimos constantemente, es igual o similar a la vida de un individuo.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Cada uno de nosotros cargamos con nuestras propias responsabilidades y cargamos con el peso ineludible e intransferible de nuestro propio destino y de nuestras propias decisiones.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Trabajemos sobre la independencia económica para luego y en el transcurso del tiempo, al ir desarrollándola y concretándola podamos al fin, abrazar la soberanía política.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">La soberanía política es, ni más ni menos que la capacidad que tiene una Nación para tomar su propias decisiones políticas con respectos a los pasos a seguir de acuerdo a sus necesidades en el transcurso de la historia al margen de las influencias foráneas, al margen de las exigencias de los grupos internacionales de poder. Pero ¿cómo vamos a ganar esta soberanía política si no resolvemos el tema de la deuda Argentina con los organismos internacionales?, deuda, por otra lado imposible de pagar y que compromete, y además hiere de muerte el gran proyecto Argentino que es el de una Patria grande y un pueblo feliz. Insistimos con este punto, primero es la independencia económica y luego, por peso específico se producirá la soberanía política.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">La tercera de aquellas grandes verdades, de aquellas grandes banderas históricas del Peronismo que esbozó el General Juan Domingo Perón se basó en una realidad que trasciende la coyuntura histórica y se convierte en un perfil intransferible de cualquier pueblo o Nación. Casi por añadidura estas tres banderas están unas sujetas a las otras de manera indivisible y esta es la justicia social.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Volvemos a la metodología que empleamos anteriormente, ¿cómo habrá justicia social si no tenemos independencia económica, si estamos endeudados y nuestros escasos recursos tienen que pagar intereses a niveles de usura a la banca internacional?. Por ende, las medidas políticas que se toman son para cumplir estos compromisos internacionales. Es lógico, se desprende con el ejercicio del sentido común, de que la justicia social no puede ser efectiva, no puede practicarse en toda la Nación comprometida en el sentido económico.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">La justicia social no es el ejercicio del voluntarismo. Implica fondos, recursos, implica una acción política que se concreta con inversiones y con acciones decididas. La justicia social bien entendida no implica solamente asistir con alimentos, ropa y calzado al necesitado, aunque esta es una etapa necesaria. La justicia social, es la igualdad de posibilidades que tienen los hijos de la Nación al margen del nivel social, del nivel económico de los cuales provengan.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">La justicia social no es asistencialismo ni es alcanzar alimentos o medicación. Por supuesto que asistir a los que necesitan es una obligación del Estado, y de la sociedad toda que, además de asistir y colaborar, realiza de esta manera un ejercicio concreto de solidaridad y fraternidad.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Pero la justicia social, decíamos, abarca la formación de los individuos y exige o conlleva el derecho inalienable de un futuro con igualdad de posibilidades entre todos aquellos que conforman nuestra comunidad, y que la diferencia de posición económica y de status social, de profesión, desenvolvimiento y desarrollo de los padres no afecte, o afecte lo menos posible las perspectivas que nuestros hijos puedan tener.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Tal vez sea este el máximo y el más profundo sentido de justicia social: que nuestros hijos estén contenidos en las mismas posibilidades para concretar su destino a través de las escuelas, de la formación que esencialmente debe inculcarles los ideales apropiados para que se desarrollen y se desenvuelvan.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">En este caso podemos recordar la acción históricamente llevada adelante por Evita cuando se construía un hospital para franjas necesitadas del pueblo, este debía tener la característica de un sanatorio de primera línea. No era un paliativo, no era un centro periférico. No lo decimos peyorativamente sino que lo decimos en el sentido del equipamiento y de la relevancia clínica. Cuando se construía un hospital para el pueblo, para los hijos de esta tierra, debía tener, según las directivas concretas de Evita, el mejor desarrollo tecnológico vigente en el país y las mejores de las atenciones, es decir excelencia y dignidad en su infraestructura, para que así la justicia social sea un hecho concreto y no una acción meramente enunciativa.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Volvemos a insistir en la realidad. Hoy vemos que la independencia económica, la soberanía política y la justicia social son tres banderas que tenemos que abrazar con tanta intensidad como en aquellos años, con el agravante que el tiempo pasa, y el mundo ha creado mecanismos de interrelación mucho más agudos, mucho más crueles en todos los sentidos.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">El control del norte al sur, de los países desarrollados a los países no desarrollados es una relación que está ya esquematizada, que está digitada, manipulada. La patraña del F.M.I. de otorgarnos créditos para pagar los intereses de la deuda anterior pasará a engrosar el capital que adeudamos. Estos intereses seguirán acumulándose y acrecentándose. Volverán a darnos otro crédito para que saldemos nuevos intereses retrasados. En síntesis pagamos, pagamos y siempre debemos y deberemos porque así lo dispuso el poder mundial. Nuestro bosquejo de deuda, siempre es mayor y nuestra capacidad de pagar los intereses cada vez esta más mellada.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">No habrá jamás soberanía política y mucho menos habrá independencia económica y la justicia social brillará por su ausencia debido a que se impone desde afuera esta austeridad indebida, austeridad entre comillas, ajustes que significan menor trabajo y remuneración magra.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Miremos la realidad económica de estos tiempos donde las empresas de automóviles por ejemplo se radican en países donde los derechos sindicales son más primarios, donde los salarios son más elementales. Donde no existen los más básicos derechos para los trabajadores, produciendo además índices inusitados de desocupación. Los países poderosos siguen acrecentando su capital que transformados en créditos para los países subdesarrollados y que sumados a los intereses hunden a estos a una pobreza fatídica de imprevisible envergadura.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">La realidad es que nosotros vamos a producir capital para que después nos lo presten a cifras de usura. En síntesis tenemos que trabajar en nuestro propio proyecto económico. Serán nuestras propias fábricas, nuestro propio desarrollo a través del agro, a través de la pesca, a través del turismo, etc., porque sólo con el crecimiento interno y su más estricta defensa es posible aventurar para nuestra república un futuro mejor.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">La vigencia de las tres banderas históricas del Peronismo están hoy más presentes que nunca: la independencia económica, la soberanía política y la justicia social. Decimos todo esto y tal vez se nos ocurra decir que pasa con aquello que decía el Gral. Perón que «el año 2000 nos va a encontrar unidos o dominados». Creemos que esencialmente son frases que esbozó Perón, a nuestra modesta interpretación, como un cachetazo a cierta indiferencia, como un estímulo a cierta apatía en la que a veces ciertos pueblos suelen caer a lo largo de su historia. Fue aquello de «levántate y anda», aquello de «nosotros podemos ser Nación», es aquello de decir «¿qué destino como argentinos vamos a elegir»?.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Creemos que estamos más cerca teniendo en cuenta ciertas coordenadas internacionales, que la dominación está más al alcance de la mano que la unidad. Pero esto es simplemente una sensación de ciertos males por los que los países subdesarrollados pasan y viven.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Nosotros no podemos renunciar a los ideales, no podemos renunciar a las utopías, no podemos renunciar a nuestro destino de grandeza. Sería un golpe muy duro para todos los prohombres, para San Martín, para Rosas, para Perón, para Evita, para todos los caudillos, para todos los líderes, para todos los héroes y para todos los mártires, pensar y aceptar la dominación y la condena de la pobreza como un hecho irreversible, sin solución.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Recordemos aquello que decía el poeta «todo lo incurable tiene cura cinco segundos antes de la muerte». Los cambios son posibles y la evolución es una realidad. Las mejoras son posibles en la medida que nosotros las podamos concebir con fe y con disposición para el trabajo y la disciplina. Pensemos en la realidad de una independencia económica. Pensemos que esto acarreará como consecuencia la soberanía política, de cuyo efecto surgirá la justicia social que Argentina merece, que nuestro pueblo merece y así abrazar el destino que nuestros prohombres soñaron para nuestra Nación.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">No pensemos que estaremos eternamente estancados en una situación adversa, en un momento gris de nuestra historia. Los imperios llevan sobre sus hombros, en muchas ocasiones, la gloria de sus batallas, de haber podido manifestarse como imperio, a través de guerras, a través de la disciplina y el trabajo. También los imperios llevan en si mismos el germen de la destrucción, llevan en sí mismos el germen del fin, como todo proceso humano que tiene inexorablemente principio, desarrollo y fin.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Nosotros tenemos que afianzar nuestra propia conducta, tenemos que afianzar nuestros propios proyectos, tenemos que tener una dosis inconmensurable de fe.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">No caigamos en el error de querer hacer un cambio en un año o dos, o en cinco años. Ojalá que el cambio para el mejoramiento de nuestro país, se realice en siete minutos, en siete días o en siete meses o en siete años. No importa el tiempo que este ideal nos demande. El tema es que trabajemos no solamente para nosotros sino para los que nos siguen e igual que en una batalla, llevemos la bandera hasta donde nosotros la podamos llevar, teniendo plena conciencia que detrás viene alguien para levantarla y continuar el camino. Consideramos que la fe tiene que estar pero no tengamos una fe pusilánime. Tengamos una fe arrolladora, una fe concreta.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">No tengamos miedo, como siempre decimos, a ser protagonistas. Pensemos en el desarrollo de la independencia económica hoy más que nunca. Parece mentira que la economía esté tan de la mano de la cultura porque no tenemos independencia económica o no la hemos logrado por un problema de subordinación cultural, de dependencia cultural.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Tenemos que pensar que vamos a poder realizar la independencia económica, la soberanía política, la justicia social si nos atrevemos a ser nosotros mismos. Atrevernos a ser nosotros mismos implica una opción muy grande, disculpando la redundancia, una opción hacia nosotros mismos como seres capaces de protagonizar, de ser, como seres e individuos capaces de montarnos en nuestro propio destino y avanzar.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">Este es el desafío del Peronismo históricamente hablando, un desafío que aún hoy está presente y que nosotros si nos decimos Peronistas tenemos que llevar adelante. Es el desafío que Perón y Evita esbozaron para nuestra república. Tenían una causa anterior que es la de San Martín a la que se suma Juan Manuel de Rosas. Junto a ellos una legión de héroes, de próceres y mártires que dieron su vida para nuestro país sea una realidad.</span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">El desafío como justicialistas fue y es, ser nosotros mismos, fue y es, peronizar al país, peronizar nuestros pensamientos, peronizar nuestra conducta, peronizar nuestras fábricas, peronizar nuestros campos y pensar que una Argentina potencia puede ser una realidad que tenemos que concebirla. Si la concebimos con fe y con trabajo esta realidad se va a concretar. Si buceamos en el espíritu del pensamiento de Perón y de Evita, y también en el de nuestros próceres y héroes vamos a encontrar que la intencionalidad última fue defender la sustancia, el alma de nuestro pueblo, fue construir una Nación y hacerla poderosa. </span><br style="background-color: #ffff99;" /><span style="background-color: #ffff99;">No habrá felicidad para el pueblo si nuestra Nación no está desarrollada, si nuestra Nación no está en capacidad de tener independencia económica, soberanía política y por supuesto justicia social. Éste es el desafío, esto es lo que tenemos que transmitir con impresos, de boca en boca, con libros, con sentimientos. En este sentido destacamos el testimonio fílmico de Leonardo Favio: «Perón, sinfonía de un sentimiento», que expresa el pulso, el sueño y la pasión que el peronismo insufló a la Patria.</span>
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-28826245394920720952012-09-27T07:17:00.002-07:002012-09-27T07:17:36.799-07:00Capitulo 12 - Hacia la Argentina Potencia<br />
Hacia la Argentina Potencia<br />
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En los diez años de gobierno Peronista se había desarrollado el Pulki, el Guaraní, dos modelos de aviones de avanzada. Otros modelos de aviones se construyeron en el mundo robándonos las ideas, tomando como base el diseño de estos dos aviones argentinos: el Pulki y el Guaraní. También se desarrolló la llamada “chatita justicialista”, que fue el auto Peronista por excelencia. Fijémonos que pasaron más de 50 años de esos proyectos y nunca más se diseñó un auto auténticamente nacional. Perón lo plasmó en una realidad; no fue un proyecto que durmió en un cajón.<br />Lo mismo ocurrió con las locomotoras que se fabricaban en nuestra Nación y eran exportadas a países limítrofes. Aquellas locomotoras que en la parte superior tenían una suerte de prolongación en los tapones. Muchos decían que imitaba a la gorra del General. Se fabricaba en nuestro país. El desarrollo científico era una realidad, como las inversiones en la siderurgia, la industria mediana etc..<br />Todo esto no pudo haber caído en saco roto, no pudo haber quedado en el terreno de la nostalgia. Deben ser incentivos poderosos para que retomemos ese camino y también para que razonemos que tenemos enemigos afuera pero que son los menos preocupantes. Somos muy conscientes de lo que decimos. Tenemos si que preocuparnos de los enemigos de adentro. Los enemigos de adentro fueron los que se prestaron a los intereses internacionales, fueron los que pregonaron la revolución libertadora que destrozó todas estas señales de construcción concreta, estas obras que habían sido construidas que estaban en marcha y que nos daban jerarquía de Nación y no de república bananera.<br />
Hay algunos seudos argentinos a los que habría que darles un pasaporte para que se vayan a empobrecer otras latitudes. El que quiera irse del país que lo haga. Porque si permanecen aquí serán siempre lastre y miseria. El país sin ellos va a mejorar más rápido y mas fácilmente porque no estarán los que siempre “se cuelgan de la cruz”.<br />La revolución libertadora fue el ejercicio de dominación más profundo que pudo haber sufrido nuestro país. Se pudo hermanar, se pudo asociar con aquél seudo Ejército Grande que enfrentó a Rosas en 1852 en Caseros. Son de esa misma laya, de esa misma categoría. Regaron de sangre el país y rompieron todas las realidades, no los proyectos, porque el Peronismo no se agotó sólo en el concepto de proyecto. En esos diez años se realizaron obras como el desarrollo del agua pesada para que tengamos desenvolvimiento atómico, para que tengamos nuestro propio desarrollo nuclear. Hace poco nos obligaron a desarticular el proyecto Cóndor 1 y 2. Como país dimos un paso atrás si bien dimos un paso adelante para convertirnos en colonia..<br />En la actualidad Francia sigue haciendo pruebas nucleares en el Atlántico, EE.UU. produce explosiones nucleares fuera de la atmósfera terrestre a la que afecta, Rusia lo sigue haciendo, también Inglaterra. Pero cuando se trata de nosotros ellos dicen: «no, no vengan a formar parte del club de los poderosos, somos nosotros, ustedes van a ser siempre los kelper, van a ser siempre los que estén bajo nuestro poder».<br />La historia de los pueblos están signadas por su cultura, por su voluntad de crecimiento. Pero llegado el momento y cuando hay intereses en juego se llega a la guerra. La guerra las definen aquellos pueblos que están más dotados y más preparados a lo largo del tiempo para enfrentar un conflicto bélico.<br />Cuando una persona demanda en tribunales a otra, es un conflicto que se asemeja a un enfrentamiento. Pero cuando en las naciones, los intereses se cruzan y estos intereses afectan a una o más comunidades lamentablemente el único recurso que se puso en vigencia históricamente fue el de la guerra, y la guerra la ganan los poderosos, los más dotados, los más preparados.<br />Por esto EE.UU. no pudo ganar Vietnam porque en Vietnam hubo un pueblo que vivió peleando y que estaba más dotado psíquica y culturalmente para la guerra. A pesar del desarrollo bélico y armamentista, el país más fuerte del planeta tuvo que sucumbir ante el desarrollo de la voluntad, ante el desarrollo del concepto de guerra y de soberanía política e independencia cultural que campesinos, alimentados con un puñado de arroz llevaban adelante sin muñecas inflables, sin heroína, sin logística, sin helicópteros artillados, sin B 52, sin M 16, sin La Pam, sin el estímulo del “polvo rosa” pero con cañas de bambú convertidas en armas, con resto de municiones que los norteamericanos dejaban en el camino y con las que los Vietnamitas armaban “casabobos”. Con espadas, con armamentos que adquirían en su transcurso hicieron una guerra que ganaron a lo largo del tiempo.<br />Nosotros no podemos pensar en ser menos que otros pueblos. Tenemos que pensar en ser por lo menos iguales y no estaría de más, de vez en cuando, que pensemos en ser más protagonistas, más desarrollados, más capaces.<br />Nadie vendrá a regalarnos nuestro propio destino. Como a ningún individuo le ofrecen la gerencia o la jefatura de una empresa sin que antes haya demostrado su capacidad de trabajo, como a ningún ciudadano se le regala el título de médico, abogado o de ingeniero. Así ocurre con la historia y el destino de los países. Todo se tiene que hacer a través del trabajo, del sacrificio y de la evolución, máxime una Nación.<br />Difundamos sentimientos de potencia, de sabiduría, sentimientos de realización por sobre todas las cosas para que nuestra Nación avance. Estamos muy cerca. Faltó muy poco para que la realidad del Peronismo fuera inquebrantable, para que fuese una realidad invencible, una Argentina poderosa, plena, orgullosa de si misma. Con la revolución libertadora, aparecieron los cipayos, aparecieron los intereses extranjeros. Allí surge la Argentina diezmada en sus ideales que aún hoy padecemos. Pero el desafío aún está presente. Siempre decimos que el Peronismo es una revolución inconclusa porque aún tiene algo que decir, aún tiene que proyectar nuestro país hacia la grandeza que Perón y Evita soñaron. Este es el desafío que tenemos desde el primero hasta el último segundo de nuestras vidas: “ser lo que debemos ser, o traicionar la patria”.<br />De ninguna manera el Movimiento Nacional Justicialista está reñido con lo moderno. Pero bien, no tenemos ningún problema en la adaptación de nuestra verdad y de nuestra doctrina a los tiempos nuevos y a las realidades que nos gobiernan, y que están al alcance de nuestras narices.<br />Pensamos que nuestra doctrina acaricia esencialmente conceptos de verdad y tal cuál lo dijimos en otras ocasiones, si una doctrina abraza conceptos de verdad, esta verdad se adapta a todo tiempo, a todo espacio y a toda circunstancia. No estamos reñidos con la evolución técnica, no estamos reñidos con desarrollo científico. Si tenemos que dejar bien en claro que primero es el espíritu, primero es la voluntad de ser, el desarrollo tecnológico viene por añadidura y el mejor desarrollo tecnológico no nos dará felicidad, no nos dará realización, no nos hará sentir mejores con nosotros mismos.<br />El cumplir con nuestro deber, en cambio, nos hará sentir bien con nosotros mismos. Esperemos con los brazos abiertos todo lo que es desarrollo tecnológico, todo lo que son tiempos, entre comillas, de cambios. Adaptémonos. A veces la historia de la humanidad se parece a un gran salón de baile. Hay un equipo de música donde suenan ritmos distintos, variados. Necesariamente hay que bailar, con un ritmo u otro, hay que bailar y hacerlo lo mejor posible. Bien, de la mano de este símil desarrollemos nuestras conductas y acomodémonos a los tiempos que corren. Reiterando una máxima ya mencionada que dice «el bambú se dobla pero no se rompe». Implica esto que flexibilicemos nuestras conductas a todos los vientos de cambio y de modernidad que puedan exigir adaptarnos, pero siempre coherentes y firmes al tallo y obedientes a nuestras raíces: «el bambú se dobla pero no se rompe».<br />
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-511242677526304492012-09-27T07:16:00.003-07:002012-09-27T07:16:54.133-07:00Capitulo 13 - Los Políticos y la Ética<br />
Los Políticos y la Ética<br />
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Es un error muy común esperar que los dirigentes y los gobiernos solucionen los problemas de la gente y los problemas de la comunidad.<br />Los dirigentes y los gobiernos tienen que facilitar, tienen que tomar las medidas y las resoluciones políticas para que una Nación y un pueblo puedan desarrollarse. Pero la acción que tenemos que plasmar para desenvolvernos y para realizarnos en una comunidad, en un pueblo, o en una Nación no se sustrae sólo a las decisiones de los políticos sino que también depende de la disciplina y de la voluntad de cada uno de nosotros. Los gobiernos, la clase dirigente y esencialmente los políticos tienen que tomar las medidas para favorecer este tipo de acciones. Tienen que tomar las resoluciones políticas y determinar la legislación que preserve la integridad, los intereses y el futuro del país.<br />La conducta de la clase dirigente debe ser transparente, ejemplar y debe ser puesta al servicio de la comunidad. Pero no quita, queremos ser muy claros y muy específicos, que la acción concreta de desarrollarnos y desenvolvernos recaiga inexorable e ineludiblemente en cada uno de nosotros. La revolución, la transformación, la vamos a realizar a partir del trabajo de cada uno.<br />No va a existir jamás una legislación o una medida gubernamental que por si misma nos realice. Empero debemos exigirles a los políticos, a la clase dirigente, a los gobiernos de turno, exigirles con mucha severidad, el cumplimiento de sus responsabilidades. Debemos recordarles que están al servicio del pueblo, que están al servicio de la comunidad que los distinguió con una responsabilidad para que manejen los destinos del país. Esta exigencia es también un deber.<br />Aquellos políticos, aquellos dirigentes, aquellos gobiernos que no estén consustanciados con esta suerte de conducta, con esta suerte de acción tienen que ser prontamente removidos, tienen que ser fuertemente criticados, tienen que marchar al destierro porque la Nación no permite ni puede darse el lujo de alimentar parásitos, máxime aún si ostentan cargos públicos con los que fueron distinguidos para estar al servicio de la comunidad. Los gobiernos tienen que estar al servicio de la gente, y desde cada ámbito deben mejorar las condiciones de vida y defender los intereses de todos. Pero esencialmente el trabajo, la disciplina, el ejercicio y el hecho de realización de un individuo y de una comunidad va a recaer sobre la disciplina y el trabajo de cada uno de nosotros. Cada uno es artífice de su propio destino y en el desarrollo individual, en el desenvolvimiento individual es como se enriquece nuestra comunidad.<br />Los gobiernos por sí mismos o por sí solos no pueden, ni jamás podrán solucionar la totalidad de los problemas que la vida actual plantea, en tanto y en cuanto la comunidad no realice también acciones y esfuerzos concretos para superar cualquier crisis. El ejercicio democrático no implica, como se ha dicho muchas veces, entrar al cuarto oscuro, realizar una elección en cuanto a qué partido o quién queremos que nos represente en las acciones de gobierno. Todo lo contrario. Debemos seguir de cerca los actos de gobierno. Debemos estar bien informados de cuáles son las medidas que los gobierno toman y hacia qué destino nos conducen. Esencialmente la participación implica un compromiso con respecto al otro, implica una responsabilidad con respecto a nuestros semejantes y a nosotros mismos.<br />Es común decir o escuchar «la caridad bien entendida empieza por casa», implica esto una disciplina en mi propia conducta, implica saber y ser consciente de cuáles son mis horizontes, cuál es mi destino y trabajar para su prosecución. De ninguna manera los gobiernos podrán tomar las medidas y tomar las responsabilidades que nosotros debemos tomar por y para nosotros mismos. Estas responsabilidades tienen que ver con nuestras vidas privadas, con nuestro pensamiento, con nuestra vida pública, con nuestras decisiones, formando también parte activa en las asociaciones intermedias, en la responsabilidad de educar a nuestros hijos, en la responsabilidad de ser nosotros cada vez más actores de la realidad, en la responsabilidad de tener y promover más desarrollo cultural, intelectual y espiritual.<br />Es muy frecuente criticar, y a veces bastardear al dirigente político. Parte de estas críticas están bien fundadas. Está bien que se exija con severidad a nuestros dirigentes y a nuestros gobiernos que estén a tono con las circunstancias. Pero esto no implica que nuestro deber finaliza con la crítica hacia un gobierno o hacia la clase dirigente. Implica que nosotros tenemos que estar también a tono con nuestra circunstancia, implica tomar conciencia que los dirigentes surgen del pueblo.<br />Cuando se critica a determinados políticos o a determinados dirigentes, parecería ser que los políticos pertenecen a una excluyente clase social, y que nada tienen que ver con la cotidianeidad. Esta afirmación para nada es así. Estamos hablando no solamente de los dirigentes políticos, estamos hablando de los dirigentes de un amplio espectro de la comunidad, médicos, abogados, autoridades policiales, judiciales, directores escolares, presidentes de clubes, asociaciones directivas de instituciones, etc., en síntesis, todos de una u otra manera tienen responsabilidad con los otros y con sus conductas, con sus motivaciones, con sus éticas, conforman la moral social media y forman parte de la crisis moral de la que a veces deliberadamente se los excluye.<br />Haciendo un análisis, realizando un ejercicio de reflexión en una mayor o menor medida, vamos a llegar a la inexorable conclusión de que todos tenemos responsabilidades con el otro. Cabe preguntarnos cómo nos desenvolvemos en esta responsabilidad. Si esta reflexión la hacemos con la suficiente crudeza podemos llegar a la triste conclusión que muchos de los errores de nuestra clase dirigente tal vez sean errores que en alguna medida nosotros mismos los cometemos y los llevamos adelante en nuestro trabajo, en nuestro divertimento, en nuestra vida cotidiana con los demás. Porque insistimos, los políticos no vienen de otro planeta, ni forman una raza distinta o especial. Vienen de abogados, de médicos, de sindicalistas, de obreros, de docentes, de empleados, de trabajadores.<br />De todos los segmentos sociales se nutre la clase política, la clase dirigente. Debemos hacer entonces una crítica muy profunda a nuestra propia conducta. Un ejemplo que a nadie escapa es que Argentina es uno de los países de mayor índice de mortalidad por causa de accidentes automovilísticos. Si hacemos una reflexión sobre este tópico vamos a ver que en la mayoría de los casos esto es negligencia, ¿qué tipo de negligencia?. El exceso de velocidad, el conducir en condiciones no recomendables, sin utilizar el cinturón de seguridad, los picos de velocidad, la ingesta de alcohol o de alimentos “pesados” en forma desmedida que fomentan la modorra, la quietud y la falta de reflejos, la forma intespectiva, nerviosa o ansiosa con que nos manejamos en las rutas y en las calles, comprueban inequívocamente que muchos accidentes, o la gran mayoría son por negligencia de nuestra conducta.<br />Esta indolencia en el manejo del automóvil, aumenta el índice de mortalidad mucho más que el producido por enfermedades crónicas que padece la sociedad, lo que ofrece una importante lectura. Este índice, es todo una muestra de cierta conducta social que a los argentinos nos cuesta trasparentar, nos cuesta desarrollar y que se extiende luego cuando cumplimos funciones sociales, públicas, o políticas. Para llevar a cabo estas funciones debe instaurarse un amplio desarrollo y una cultura de servicio, de solidaridad, y una cultura de fraternidad.<br />Tendríamos que ejecutar un serio ejercicio de autocontrol, un fuerte ejercicio de introspección para saber cuáles son nuestras fallas y así poder subsanarlas. Pero no podemos establecer un divorcio entre la clase dirigente y la gente porque es un divorcio artificial, promovido, estimulado, por qué no decirlo, por muchos comunicadores sociales que caen en decir «los políticos se divorcian de la gente, los políticos se divorcian del pueblo, los políticos están en una burbuja, o no escuchan los intereses o el clamor de la gente». La primer lectura pareciera coincidir con estas afirmaciones.<br />Pero ¿por qué sucede esto?, ¿en qué medida cuando el cargo público me toca a mi o le toca a mi vecino o le toca al de al lado, se vuelve a caer en errores comunes, se vuelve a caer irremediablemente en fallas que ya hemos detectado y que hemos apreciado en múltiples funcionarios y en múltiples gobiernos?.<br />Sucede que no hay una cultura de servicio, de solidaridad, de fraternidad y no existe una vigencia concreta de ideales que apunten a la grandeza del bien común y a la grandeza de la Patria. Esto sucede porque la clase dirigente se nutre y surge del común de la gente, y se nutre de la totalidad de nuestra sociedad. Tendríamos que hacer una análisis y extender esta crítica a prácticamente toda nuestra sociedad como tal. Aquí no cabe la excusa «yo cumplí con mi deber». Siempre el de al lado, el de enfrente o el vecino, es el que no cumple.<br />Tenemos que comenzar por tener una actitud mucho más sana, más constructiva, más austera. Si hay quienes consideran que han cumplido con su deber cívico, con su deber social, seguramente debe ser así, pero lo habrán hecho en una medida, en otra medida seguramente faltará algo más por cumplir. En este renglón tenemos que decir que la vocación de servicio nunca termina de asociarse en su plenitud, que la vocación de dar, que el camino del in-egoísmo, que el camino de la fraternidad, que el amor a la Patria no tiene un límite tangible que podamos apreciar. Ninguno de nosotros llena con prontitud el jarro del deber. Más bien es algo que se tiene que ir acrecentando.<br />La vocación de servicio, la vocación del dar no tiene límite. El velar por la Patria y por los intereses de la comunidad siempre nos puede reclamar un paso más, siempre nos puede reclamar un esfuerzo más, una acción más de servicio. Esta es la tesitura que tenemos que afrontar cotidianamente cada uno de nosotros. Lo contrario, lo que se antepone a este pensamiento, es decir: «Yo cumplí, ¿cumplió el vecino?”, genera un pensamiento perdedor, individualista, un sálvese quién puede, en una falsa atmósfera de «yo cumplí con mi deber y los que no cumplieron fueron los demás». Esto no le hace nada bien ni a nuestro espíritu, ni a el espíritu de la comunidad, ni es ejemplo que podemos dar a nuestra descendencia, a nuestros hijos y a los que nos rodean.<br />Siempre podemos dar un poco más y si consideramos que alguien no lo dio, que alguien se equivocó, que alguien está holgazaneando, que alguien está en el camino equivocado, no imitemos esta acción. Hagamos lo contrario, insistamos en la acción del sano ejercicio de transitar por el camino recto, por el camino del orden natural, con sentido común y por el camino que nos lleve a cumplir con los compromisos y con los deberes que nuestros ideales nos reclaman.<br />No miremos a nuestro alrededor pensando, buscando quién “no cumple” para justificar nuestro incumplimiento, para decir «y si no lo robás vos, lo roba el otro», «si esto no lo hacés vos, lo hace otro». Son hechos fallidos, son ejercicios que tienen que ver con lugares grises, oscuros de la mente, con actitudes que no hacen ningún bien y que tenemos que desterrar por completo. Insistamos en cumplir con nuestro deber lo mejor posible. Si hemos cumplido en grado tres ¿por qué no cumplir en grado cuatro y luego en grado cinco?. Perfeccionemos nuestra conducta.<br />Busquemos el mejor horizonte y partamos de la base de que tenemos que dar. Si apreciamos que alguien o los demás tienen una actitud mezquina hagamos caso omiso a esto y continuemos en la tesitura de perfeccionar nuestra conducta. Lo demás se va a ir dando por añadidura. En el ejercicio de la cotidianeidad y en la constancia es como las realizaciones se concretan.<br />
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-66478967874203104432012-09-27T07:16:00.000-07:002012-09-27T07:16:14.956-07:00Capitulo 14 - Mistica<br />
Mística:.............................................167<br />
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Pensamos que una acción puede definirse como mística cuando está relacionada con algo más que las causales de la conveniencia, que los motivos de la especulación o del bien, del provecho inmediato. Cuando una acción trasciende los cánones vulgares de la conveniencia personal podríamos definir a esta acción como una acción que tiene que ver con el misticismo.<br />Una acción para que sea mística tiene que estar relacionada y obediente a un pensamiento de trascendencia, trascendencia en cuanto a su bien, en cuanto a que su provecho será gozado, recibido por otros seres humanos, por otros compañeros, por otros hermanos. Es mística porque este pensamiento o esta acción tiene que ver con la obediencia de propósitos altruistas, solidarios, de propósitos que trascienden la conveniencia personal de cada uno de nosotros.<br />Las acciones comunes, vulgares, son aquellas que tienen que ver prácticamente con la acción y la reacción en cuanto a la conveniencia, en cuanto a actitudes que nos ayudan o nos protegen de coyunturas que son in-mediatistas, que tienen que ver con el aquí y ahora.<br />Lo místico es aquella acción romántica que está cargada de ideales, que pretende perdurar en el tiempo, que es acción donde no importa el costo personal para que una idea o un ideal pueda plasmarse en la realidad.<br />Cuando no interesa el precio, el costo “personal” que tengamos que pagar para que una obra o un ideal se concrete, esto está cargado de mística, está cargado de sentimiento que tienen más que ver con lo divino, con los ideales, que con el hecho inmediato, terrenal y egoísta que podamos pensar o apreciar en nuestro aquí y ahora.<br />Estamos convencidos que la liberación espiritual de un hombre y de un pueblo están sujetos a la capacidad de generar acciones místicas. Decimos esto desde la convicción de una fe religiosa y desde la convicción de que los ideales existen, que si existe la trascendencia, es porque existe en el hombre la capacidad de abrazar ideales, de abrazar sentimientos y acciones que lo lleven a la perfección. El único camino es trabajar generando acciones como el desinterés, acciones que estimulen la evolución, el servicio o entrega a una causa.<br />También para que una acción sea considerada mística tiene que existir el concepto del bien. Podríamos decir que una acción carece de misticismo si el sentido de la motivación de esta acción no tiene que ver con el propósito de mejorar y de conducir a la evolución a un hombre, a nosotros mismos o a los demás.<br />Para que una acción, insistimos, sea mística tiene que estar presente el concepto del bien. Para aquellos que profesan un credo, o cualquiera de las grandes religiones del mundo, y sobre todo para aquellos que como nuestro pueblo abrazan la fe católica diríamos que deberíamos tener una verdadera devoción y un verdadero estado de concentración para poder generar acciones místicas que tiendan a la trascendencia del alma. Esto significa optar por aquellas decisiones y por aquellos bienes, que son los bienes de la mente, del espíritu, del alma y dejar de lado todas aquellas circunstancias meramente individualistas y personales.<br />Acciones místicas son por ejemplo el espíritu de la batalla de la Vuelta de Obligado cuando las fuerzas patrióticas en conocimiento de su inferioridad, del potencial bélico en cuanto al desarrollo armamentístico y a la logística y a la exhibición de armas de última generación que poseían los ejércitos ingleses y franceses, no obstante esto, cumpliendo con su deber ofrecieron sus vidas en una gran batalla. Esto es una acción cargada de mística.<br />La Argentina, en su nacimiento , tuvo héroes y mártires que justamente permitieron el nacimiento y el crecimiento de nuestra Nación por brindar sus ideales, por brindar su propia vida en aras de razones e ideales que perduran más allá de su propia existencia física, más allá de su vida terrenal.<br />Esta es la vida de los caudillos, de los grandes mártires, esta es la vida de muchos hombres que supieron brindarse para abrazar un ideal. Cuando San Martín libera Chile y Perú no queda al frente de los gobiernos ostentando cargos que le habían sido ofrecidos, sino que fue coherente con los más altos ideales de liberación e independencia de los pueblos.<br />Asimismo y más recientemente en la historia Argentina, fue ese el significado del fenómeno del 17 de octubre del ’45. Hubo una sublevación de pensamiento, una sublevación de espíritus y una comunicación de un líder con su pueblo donde el misticismo se hizo presente. Nace el Movimiento Nacional Justicialista y en esta ocasión no hubo una, dos o tres personas que encarnaron sentimientos de pasión y de misticismo, sino que fue prácticamente todo un pueblo, el pueblo argentino que comienza una vía de comunicación profunda, inalterable con quien fuera su más alto conductor: el General Juan Domingo Perón.<br />Luego, esto se continúa con mayor vigor en la relación de Eva Perón con el pueblo cuando manifiesta «volveré y seré millones», cuando anhela que su nombre sea llevado como bandera a la victoria. Sin duda estaba hablando de un misticismo y de una capacidad de ver el destino más allá de su presencia física. Estaba abrazando sentimientos de trascendencia ya que todo esto se hace realidad mucho más allá y después de la existencia terrenal y física de Eva Perón.<br />Todas estas reflexiones nos llevan a tratar de generar una cultura del sacrificio real. Pero no del sacrificio “aparente” visto desde la óptica si se quiere, de la comodidad, de la vagancia o del libertinaje en el que estamos sumergidos. Esto parece una paradoja pero es una realidad, ¿cuál es la acción correcta a seguir?, las acciones correctas son todas aquellas acciones que trascienden nuestro bien inmediato y buscan nuestro bien permanente, ¿cuál es nuestro bien permanente sino el bien que nos va a abrazar y nos va a conducir hacia la sabiduría y hacia la liberación de nuestras limitaciones y miserias?.<br />Pero para que nuestra liberación pueda concretarse como un hecho real tenemos sin duda que vencer al egoísmo, que es el que nos sujeta a la tierra y que nos sujeta a acciones denigrantes y actitudes miserables y vulgares. Para poder trascender la estrecha frontera del egoísmo, la vulgaridad y la falta de inteligencia espiritual tenemos, que abrazar sentimientos místicos, que serán, esfuerzo mediante, cada vez más cotidianos. De esta manera el fenómeno que a veces llamamos milagro se convertirá en un hecho cotidiano, en un hecho que podamos cada uno de nosotros constantemente tener al alcance de la mano.<br />El Peronismo estuvo cargado de acciones místicas, aquello de la tiza y del carbón, aquél del «luche y vuelve», aquella «PV», aquel «Perón vive», ese sentimiento en aquellos cánticos de «se siente, se siente Evita está presente». Muchos años después de su muerte física perduraron no obstante como sentimiento profundo de lealtad, de convicción y de comunicación de un pueblo con sus legítimos líderes hacían sentir todas estas emociones que hoy queremos, de alguna manera, a través de estas líneas evocar.<br />Cuando la disyuntiva fue «Braden o Perón», el pueblo optó por Perón a pesar que muchísimos pensaban lo contrario. Este es otro ejemplo de que con «tiza y con carbón» se enfrentó, ni más ni menos, al país que ya era potencia, EE.UU. y su representante Braden. Perón con sus tres presidencias logró un impacto en la conciencia del pueblo argentino, señaló un camino, auguró un destino.<br />El problema Argentino dentro de sus muchas aristas tiene en este punto la herida que infecciona y nos urge desterrar. Nos referimos al cipayismo. A esta actitud mercenaria tenemos que enfrentarla de una sola manera, con acciones místicas, con acciones de bonanza, de buenaventura sabiendo que el bien existe, y que con sacrificio y disciplina lo podemos cultivar.<br />Pero nadie vaya a pensar que la acción mística es una acción graciosa, cómoda y facilista. Por el contrario, para que algo valga, de pronto, cuesta y paradójicamente y sin pretender un tonto juego de palabras aquello que nos cuesta lo valoramos. Aquellas cosas que nos ha costado mucho conseguir tienen un valor especial, tienen un valor sustantivo, tienen un algo de atracción irresistible.<br />Sabemos muy bien que cuando algo nos ha costado hemos obtenido algo mucho más importante que ese objeto de deseo. Sabemos así que hemos logrado la convicción que podemos concretar en la realidad cosas que tienen un gran valor en el mundo de la autoestima, un sentido de realización más allá de ciertas circunstancias.<br />Las acciones místicas están cargadas de un profundo poder liberador, de un profundo poder de convicción y nos señala un bosquejo de un mundo mejor que inexorablemente vendrá. Cada vez que realizamos una acción que está cargada de fe, de trascendencia y de misticismo es un paso adelante que estamos dando hacia un mundo más perfecto, más completo, hacia el mundo de nuestra realización interior.<br />La mística no tiene nada que ver con realizaciones pomposas o con reconocimientos públicos. A veces, un pensamiento en la intimidad de nuestra soledad está cargado de tanto misticismo como ciertos hechos detonantes que fueron señalados por la historia. Cuando realizamos algo para que los demás nos valoren, para que los demás nos aprecien o reconozcan, estamos traicionando el sentido de la mística, estamos haciendo un ejercicio que tiene más que ver con el mercantilismo emocional, buscando ser reconocidos.<br />Estamos, actuando de este modo, más cerca de una acción egocéntrica que altruista. Las acciones altruistas, místicas, tienen que ver con el silencio. A veces tienen que darse a conocer como ejemplo para inspirar a otros a seguir estas conductas. Estos hechos altruistas y místicos, estos hechos particulares trascienden y son reconocidos, vistos, apreciados y relatados por otros, insistimos, para que puedan servir de estímulo a más acciones de esta característica como si fuera una reacción en cadena.<br />Pero si intentamos ser reconocidos por nuestras acciones, por nuestros pensamientos y de ese modo erigirnos como único ejemplo para otros, convertirnos en falsos profetas o parecer maestros en la vida de los demás, podemos decir ya que hemos fracasado en la empresa y que estamos transitando el camino del egoísmo y no el camino del bien, que estamos transitando el camino de la miseria y no de la gloria.<br />La mística tiene mucho que ver con el silencio en la acción positiva. Generalmente la acción mística es hecha desde el silencio, desde la trinchera, desde la soledad, desde el espíritu de sacrificio, desde la abnegación de la cual nace y desde donde se proyecta para el bien de todos. Así, una persona sumamente humilde y sumergida en una aparente vulgaridad puede ser en realidad un santo, puede ser un gran maestro, ser realmente un generador de acciones místicas, y desde los infinitos hilos invisibles de la vida puede estar sosteniendo, desde la bondad y la mística, a muchas otras personas que aparentemente tienen un destino material inmejorable.<br />La mística esencialmente esta impregnada de religiosidad, de ideales. Está presente en aquellos que no son en apariencia religiosos. Un verdadero artista, un pensador, todo individuo que de una u otra manera busca la trascendencia a través de una obra, de un gesto, a través de una pintura, de una composición musical, de una escultura, a través de un pensamiento etc., lo que está buscando no es más que la comunicación con el Creador, la comunicación con el Espíritu, con el mundo interior, con el verdadero “YO SOY”, o como cada uno quiera llamarlo. No importa como se llame, es la búsqueda de la trascendencia, es la búsqueda de los valores sublimes de la humanidad, de ese mundo espiritual que tarde o temprano va a ser una realidad para todos.<br />
<br class="Apple-interchange-newline" />Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-86617796174286357072012-09-27T07:14:00.001-07:002012-09-27T07:14:24.632-07:00Capitula 15 - Mistica Peronista<br />
Mistica Peronista<br />
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Queremos decir que el Peronismo estuvo cargado de acciones místicas, que el Peronismo aún hoy desafía los aparatos publicitarios, desafía ciertos cercos que algunos jefes políticos han querido instaurar. Pero el pulsar místico, el ánimo militante, el pensamiento profundo, íntimo, de Eva y del General Perón están presente siempre en los más humildes, están presentes siempre en la búsqueda incesante de una Argentina libre, justa y soberana, abrigada en el corazón de miles de Argentinos.<br />Ese sueño de patria grande y pueblo feliz que través de nuestros escudos y de nuestros estandartes, que a través del simple y religioso pero profundo «viva Perón» que hemos esbozado muchas veces en un grito o en un susurro es un pensamiento cargado de nuestra más genuina argentinidad.<br />A través de toda evocación y acción estamos generando una mística que mantiene vivo al Movimiento Nacional Justicialista, a esta acción Peronista integral y completa que va a ser la herramienta que construya la Argentina que merecemos. Creemos que las acciones místicas trascienden por supuesto a las acciones políticas y que también trascienden toda suerte de partidismo. Es así que no creemos que la mística esté presente solamente en los que tenemos devoción por el Movimiento Nacional Justicialista sino que somos conscientes que también está en toda persona que tiene en su interior la buena voluntad para realizar acciones en favor de los demás.<br />Tengamos siempre presente que para que una acción sea mística contendrá es sí misma un compromiso muy grande con el otro y un compromiso esencialmente muy poderoso con el bien. Si así no fuera esta acción no es mística, es una acción vulgar, es una acción que está destinada a ser aplastada en el sucio barro de la mediocridad, en el sucio lodo de los intereses personales.<br />Nosotros vamos a intentar y hemos intentado a través de la educación generar hábitos para que estos, luego de mucho tiempo de educación y de ejercicios, pasen a formar parte de una cultura más integral, de una cultura completa que nuestros jóvenes tienen que atesorar para poder llegar a ser gladiadores de la verdad, gladiadores de la bondad, gladiadores de la mística.<br />
El mensaje, la clave, está en conectarse con el misticismo de los GRANDES SANTOS DE LA HUMANIDAD, de nuestros grandes patriotas para que Argentina pueda, al fin, ser el gran país que todos anhelamos.<br />También en otras oportunidades vemos o intuimos la presencia de la mística en la relación de amistad que ha perdurado y que perdura durante años entre un grupo de amigos. En muchísimos casos trasciende y supera pruebas a la cual la vida los somete, perdurando por sobre los inconvenientes, por sobre las incomprensiones, por sobre nuestros propios egoísmos.<br />Perdura el concepto, ese aire fresco de sentimientos sublimes, ese aire fresco de la amistad que nos hace soñar con un mundo mejor. Atahualpa Yupanqui decía que «un amigo es uno mismo pero con otro cuero». Con palabras tan sencillas dice cosas tan importantes y trascendentes: «un amigo es uno mismo pero con otro cuero». Si comprendemos esto, jamás podremos tener actitudes egoístas o individualistas con las personas que queremos.<br />Desde un momento de paz, de profunda concentración, de profunda meditación nos es fácil concebir estas ideas. Pero en la lucha cotidiana y aquí viene el desafío, se nos hace muy difícil mantener las mejores coordenadas de los pensamientos que hemos abrazado.<br />Estamos convencidos que allí es dónde está el desafío, que allí es dónde está la lucha, que allí es dónde nosotros tenemos que mostrar de qué estamos hechos y probar nuestra madera en los momentos malos, en los momentos de dificultad, en los momentos de angustia, en los momentos donde aparentemente estamos desorientados, en esos momentos tenemos que recurrir a ese bagaje interior, tenemos que recurrir a los grandes ideales, a la fe, al profundo hecho de concentración para sacar fuerzas y dar otro paso adelante sabiendo que la vida continua y que “todo mejorará en el futuro si hacemos un esfuerzo espiritual en el presente”.<br />Volvamos al concepto de que la mística tiene que ver con el dar y el ofrecer, con el darnos, con manifestar nuestros mejores pensamientos y nuestras mejores acciones. Si podemos hacer esto desde el silencio, desde la cotidianeidad, desde hechos aparentemente intrascendentes pero que estén cargados en realidad de fe y de deseos de plasmar en la realidad un mundo mejor, podemos decir que otro futuro nos aguarda, que un futuro mejor nos espera. Creemos que esto puede ser posible desde la disciplina, desde el trabajo, desde la constancia.<br />Siempre insistiremos con esta frase: la disciplina, el trabajo y la constancia. Nunca serán pocas las veces que lo repetiremos porque se tiene que hacer carne, se tiene que sentir, tienen que ser las premisas de nuestras vidas. La vida, sujeta a la ley de causa y efecto, tiene que ver con la disciplina, con la organización de nuestros días y con nuestras acciones desinteresadas.<br />Todo va a mejorar si trabajamos para que una realidad interior y una realidad más perfecta sea posible. Pero si no trabajamos, no ponemos voluntad, no ponemos disciplina, si no nos organizamos será muy difícil que esto se pueda concretar en la realidad. Recordemos a Perón cuando decía: «la organización vence al tiempo». Para que algo sea organización tiene que haber disciplina, tiene que haber sentido del orden, del progreso, tiene que haber objetivos y métodos para abrazar nuestras mejores ideas y plasmarlas a través de la disciplina en realidad. Es así «la organización vence al tiempo» y el hombre, como también decía Juan Domingo Perón «es artífice de su propio destino». Vamos a volver sobre esta frase: «que el hombre es artífice de su propio destino». No creemos en el fatalismo irrestricto. Si creemos en la capacidad del hombre de modificar y mejorar su destino, insistimos una vez más, de modificar a través de la disciplina, a través del trabajo y a través del orden. Decimos «orden» no como una acción castradora sino que decimos orden como una acción que nos permite diferenciar la pureza de la escoria, que nos permite diferenciar lo mediocre de lo sublime, lo miserable de lo trascendente.<br />
Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7301177510185709811.post-16890201323688734692012-09-27T07:12:00.000-07:002012-09-27T07:13:28.420-07:00Capitulo 16 - Destino y Trascendencia<br />
Destino y Trascendencia:..................................181<br />
Destino y Trascendencia<br />
Cuando hacíamos notar que el Gral. Perón afirmaba que cada hombre es artífice de su propio destino, estábamos esbozando la firme creencia que nosotros con nuestras actitudes, con nuestras acciones podemos modelar nuestro destino, nuestro porvenir. El destino de una Nación, no es otra cosa que la sumatoria de los destinos particulares, del esfuerzo colectivo a partir de cada individualidad, a partir de nuestro propio esfuerzo.<br />
El destino no es un lugar frío, intrascendente al que llegamos con el mero transcurrir del tiempo. El destino, podríamos decir, son aquellos eventos, aquellas situaciones que vamos a vivir en el futuro como resultante del esfuerzo que realicemos en el presente. El destino se construye con nuestros pensamientos, con nuestras acciones. De la mano del discernimiento podemos optar por un destino de grandeza, de gloria o simplemente abrazar un estado de mediocridad.<br />
El destino son todos aquellos eventos, todos aquellos estados interiores y materiales, es la resultante histórica de las acciones que vayamos a realizar. Argentina tuvo en muchas ocasiones destinos gloriosos porque hubo próceres, mártires y prohombres que trabajaron denodadamente para que la Nación se abra camino y construya su propia historia.<br />
Las nuevas generaciones tienen que estar a la altura de estas circunstancias, deben generar acciones de profundo altruismo, de profunda honestidad y misticismo. Debemos realizar eventos, acciones que nos permitan abrazar un horizonte de grandeza para que nuestra Nación tenga el destino que merece. Al decir el destino que merece nos estamos refiriendo a la proyección de nuestra Nación como una de las más importantes de la humanidad. Como Nación debemos generar y aportar conocimientos que eleven la condición humana. No vayamos a la cola del tren sino a la cabeza y por encima de los movimientos que hagan progresar a la humanidad. Entendemos por progreso no solamente a los adelantos técnicos y científicos sino a las realizaciones interiores, a la capacidad de brindarse a todos los sentimientos que vayan más allá de las coyunturas circunstanciales y terrenas. En síntesis, nuestra Nación tiene un destino y ese destino lo vamos a construir diariamente con esfuerzo, con disciplina y con sacrificio.<br />
Creemos en el futuro y creemos que podemos dejar una herencia para nuestros hijos, y para las generaciones futuras. En el caso de nuestra Argentina el mejor destino de grandeza que nos aguarda es plasmar en el mundo de los estados y en el mundo político los preceptos de la doctrina de nuestro Movimiento Nacional Justicialista porque sabemos que son las premisas doctrinarias las que encierran la llave de la liberación nacional, del progreso hacia una sociedad más justa y solidaria.<br />
Tenemos que trabajar en la conciencia de que nada nos será prestado. La gloria no va a ser prestada ni regalada. Vamos a tener que construirla de cara a nuestro propio esfuerzo, de cara a nuestra propia renunciación, de cara a nuestra propia capacidad de trabajo, sin miedo al porvenir ni a los desafíos. Así podremos generar condiciones mucho más favorables para el desarrollo de nuestras vida y de las generaciones venideras.<br />
Si no abrazamos ideales de sacrificio, de entrega y de altruismo se nos va a complicar el panorama de nuestro futuro. Si por el contrario, decidimos optar por la gloria, por la grandeza, por volar más allá de las miserias humanas, nuestra Nación va a tener el destino que merece. No seremos los primeros que realicemos el esfuerzo. Nuestros próceres, nuestros mártires ya lo hicieron. Nosotros, de alguna manera, hemos gozado los beneficios y la gloria de la Nación. Por lo que debemos estar a la altura que las circunstancias nos exigen. Nuestra generación tiene un desafío por delante, tenemos que cumplirlo con las mejores actitudes.<br />
El tema del destino no es una caja cerrada donde todo está designado, donde el fatalismo histórico impera. El destino es una puerta abierta a las realizaciones y a los esfuerzos que cada uno de nosotros como pueblo tenemos que realizar para que nuestra Nación brille en un porvenir mejor. Podemos decir que van a ser muchas las dificultades que tenemos que vencer, esencialmente el incorrecto sentido de la modestia y el incorrecto sentido de la ambición. Están mal las ambiciones desmedidas, las ambiciones que se forjan utilizando la buena voluntad de los demás. Pero las ambiciones que nos conducen hacia la realización, a la superación, a protagonizar los cambios históricos son ambiciones a las que debemos darles la bienvenida y a las que debemos abrigarlas, albergarlas firmemente en nuestro interior para que así, de cara a los tiempos, podamos trabajar por un porvenir mejor. No temamos, ya que el temor es un mal consejero. El temor nos conduce a acciones mediocres, a acciones de tristeza, de depresión, de conformismo. Cuando es capaz de concebir objetivos de gloria, trascendentales es cuando el hombre se agiganta.<br />
El hombre no puede vivir lo que no concibe. Ciertos pensamientos y ciertas imágenes que comienzan como un juego se convierten, con el pasar del tiempo, en una abrumadora realidad. Por esto cuidémonos muy bien de las imágenes que forjemos en nuestra mente, cuidémonos muy bien de lo que pensamos, de lo que queremos como Nación. Estos pensamientos tienen una suerte de vida propia. Si nos equivocamos y forjamos pensamientos endebles, egoístas podemos tener un destino muy pobre, muy miserable. No temamos, avancemos decididamente hacia nuestros mejores pensamientos, hacia nuestras imágenes más nítidas, hacia nuestras mejores y más profundas ambiciones. De esta manera vamos a actuar en consecuencia.<br />
Para que un pensamiento y una acción puedan ser consideradas buenas no solamente deben tener la lógica carga de bondad y de propósito correcto, sino que también y esencialmente deben contener un sentido claramente abarcativo. Es decir, que para que podamos definir a una acción o pensamiento como bueno, no pueden estar destinados a una sola persona o a un solo grupo sino que deben tener un profundo sentimiento comunitario.<br />
El pensamiento es el principio de la acción. En la medida que pensemos con claridad, con concentración y contundencia, el destino material y espiritual tendrá mayores posibilidades de plasmarse como realidad. En la medida que seamos capaces de concebir realizaciones positivas, acciones gloriosas, éstas se van a aproximar a nosotros y nosotros a ellas.<br />
No creemos en el fatalismo político, no creemos en que el destino del hombre esté prefijado al margen del poder de la voluntad y del libre albedrío que cada uno posee. Creemos sí, que nosotros, con nuestras acciones, con nuestros pensamientos, con nuestra intencionalidad, con nuestras determinaciones trazamos el horizonte de nuestro futuro. Así también lo hacen los pueblos y lo hacen las naciones.<br />
Si abrevamos en los sentimientos de nuestros próceres, de nuestros héroes, de nuestros mártires, podemos apreciar que existe la posibilidad concreta y latente de un futuro y de un destino mejor.<br />
Con esfuerzo y esperanza vayamos a él.<br />
Nos sentimos agradecidos por poder redactar estas líneas, pero no deseamos finalizar sin intentar compartir nuestros sentimientos y pensamientos más caros. Estos íntimos pensamientos tienen que ver con la total certeza que nuestro SER tiene sobre la existencia de DIOS; DIOS al que, bajo nuestra limitación, lo percibimos como ILIMITADO AMOR.<br />
Podemos llamarlo DIOS, JEHOVÁ, EL UNO, EL ABSOLUTO, BRAHMA, etc.<br />
Más allá de la forma está la VERDAD con su ropaje de luz y sabiduría, EL BIEN EXISTE Y A ÉL LE DEBEMOS FIDELIDAD.Periodico Martin Fierrohttp://www.blogger.com/profile/15376582301058606644noreply@blogger.com0